Reconocimiento internacional en prevención

Con credenciales que sitúan a Uruguay en la vanguardia de la lucha contra el tabaco, Montevideo es desde el miércoles sede de la conferencia internacional de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que nuclea a jerarcas de organismos internacionales vinculados a la problemática y a presidentes de la región.
Pero no solo la lucha contra el tabaquismo ha sido un punto por el que el país fue elegido como sede de este evento, sino que se ha tenido en cuenta que Uruguay impulsa una política de salud, con acciones y campañas por las que apunta a disminuir los factores de riesgo que causan las Enfermedades No Transmisibles (ENT) como las cardiovasculares, cáncer, diabetes y respiratorias, entre otras. En este sentido, no solo aprobó varias medidas de lucha antitabaco sino que se distinguió por otras sobre alimentación saludable, como las que buscan la reducción del uso de sal en bares y restaurantes o aquellas que promueven la práctica de alguna actividad física, más allá de controversias que pueden haber suscitado.
El presidente Tabaré Vázquez dijo, en el marco de la presentación de la conferencia, que la instancia “será un hito de la Asamblea General de la ONU de setiembre de 2018, en la que se analizará la Hoja de Ruta de Montevideo”.
Destacó el respaldo de la ONU, al que calificó de “tremendamente importante para este país, ya que reconoce la tarea de los uruguayos en el tema salud”. En este sentido, el presidente aclaró que “la lucha contra el tabaquismo no comenzó con nuestro gobierno (en 2005) sino décadas antes y fue una semilla que germinó en el seno de la sociedad”.
Consideró además que Uruguay tiene mucho para aportar en este sentido: “Si trabajamos todos juntos, los gobiernos, organismos, la sociedad civil en su conjunto y los medios de comunicación” se recorrerá el camino adecuado para afrontar las enfermedades.
Al poner el acento en las enfermedades crónicas no transmisibles, como las cardiovasculares, cerebrovasculares, cáncer, diabetes, las degenerativas crónicas, pulmonares crónicas, obesidad e hipertensión arterial, entre otras, trajo a colación el mandatario –por su profesión de médico oncólogo– el hecho de que “son producidas por agentes muy claramente definidos, a saber el consumo de tabaco, de sal, la mala alimentación y el sedentarismo”, lo que no solo se refleja en la afectación de la salud de un significativo porcentaje de la población, sino que además conlleva un impacto económico muy fuerte.
Estamos ante enfermedades que no son transmisibles, pero que tienen factores detonantes y agravantes a través de hábitos, sobre todo alimenticios, además de adicciones como el tabaco, por lo que la prevención a través de la educación y toma de conciencia es fundamental para reducir la incidencia en la población, a partir de prácticas saludables desde el propio ámbito familiar y social.
Un dato concluyente dado a conocer en el congreso es que en el caso de América Latina y el Caribe se destinan 70.000 millones de dólares por año para tratar las enfermedades y sus consecuencias, dinero que, si se trabaja en prevención, puede volcarse naturalmente a otras políticas públicas, como vivienda, educación y otras áreas de salud.
Un párrafo aparte en este contexto merece el hecho de que en cuanto a enfermedades no transmisibles Uruguay ha sido el primer país del continente americano y el séptimo en el mundo en promover espacios libres de humo de tabaco, para reducir factores de riesgo en enfermedades como el cáncer y las de origen cardiovascular.
El 1° de marzo de 2006, precisamente, se implementó el decreto que prohíbe fumar en todo ambiente cerrado compartido de uso público y en todo ambiente laboral, aunque en realidad lo que más acaparó la atención en la escena internacional fue la demanda impuesta por la tabacalera Philip Morris al Estado uruguayo por su política antitabaco, instancia que finalmente resultó favorable al país.
Más recientemente, el Poder Ejecutivo anunció un proyecto que incluye el empaquetado plano de las cajillas de cigarrillos y la prohibición de fumar a menos de 200 metros de centros escolares y hospitales. Por otro lado, el Ministerio de Salud Pública (MSP) ya tiene preparado el decreto de ley que prohíbe el uso del cigarrillo electrónico en espacios cerrados.
En otro orden, a Uruguay se le reconocen logros en materia de la lucha contra el cáncer: por ejemplo en la exoneración del pago de determinados medicamentos y exámenes clínicos.
La mamografía anual a partir de los 50 años y hasta los 69 así como el examen de colpocitología oncológica (PAP), para la detección precoz de lesiones neoplásicas de cuello uterino son gratuitas para las mujeres, lo que también debe tenerse presente a la hora de registrar avances en protocolos de carácter preventivo en el área de la salud en Uruguay, donde se diagnostican 1.850 mujeres con cáncer de mama por año, lo que equivale a unas cinco por día.
En la misma presentación, el ministro de Salud Pública, Jorge Basso, informó que “tenemos prácticamente pronto el decreto que tiene que ver con aprovechar las experiencias a nivel internacional y sobre todo vinculadas al cumplimiento del convenio marco de la OMS”, iniciativa que anima al “empaquetado genérico para desestimular el consumo de tabaco”.
El paquete normativo que el presidente Tabaré Vázquez planteó al tabaco desde su primera administración –con medidas que llevaron al juicio de la tabacalera Philip Morris– posicionó al país como un ejemplo mundial en la lucha contra las enfermedades no transmisibles.
Más allá de las luces y sombras del Sistema Integrado de Salud (SNIS) –que consume gran cantidad de recursos– e ineficiencias crónicas en el gasto en esta área, el reconocimiento internacional a las acciones preventivas –aún falta mucho en concientización y en el aceitado de los protocolos para las enfermedades no transmisibles– es demostrativo de que por encima de avatares se ha trazado un rumbo, una hoja de ruta, y que es preciso perseverar para asegurar políticas de Estado que permitan la optimización de recursos y así mejorar resultados en todos los estratos sociales.