Acuerdo en la nebulosa

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tiene la particularidad –entre muchas– de desandar todo lo andado por su predecesor, Barack Obama. Por convicción, por ideología o por el simple hecho de cambiar las cosas a su gusto. Una mezcla de todo eso ha sido la decisión de darle la espalda al acuerdo nuclear con Irán, un avance de la administración anterior.
Con la determinación, Trump intenta hacerlo caer, mientras otros poderosos tratan de sostenerlo: China y las potencias europeas están en diálogo para salvar el acuerdo sobre el plan nuclear iraní. El presidente de Estados Unidos desató una ola de críticas al anunciar el martes pasado que su país se retiraba del pacto, una medida que amenaza con deshacer años de esfuerzos diplomáticos y agudizar la inestabilidad en Medio Oriente.
Como bien dice un análisis de la BBC, Trump intenta acabar con el legado de Obama. En ocasiones, el mandatario ha enmarcado su aversión al acuerdo con Irán en términos muy personales, y gran parte de sus iniciativas han estado encaminadas a deshacer medidas tomadas por el gobierno de Obama.
En su primera semana en la Casa Blanca, retiró a Estados Unidos del Acuerdo de Comercio Transpacífico; en junio, anunció su intención de que Estados Unidos abandone el Acuerdo Climático de París; también revirtió varias medidas de Obama que protegían a inmigrantes indocumentados; junto a los republicanos en el Congreso realizó numerosos intentos de derogar la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible, más conocida como Obamacare; además reimpuso las sanciones y las restricciones a los viajes a Cuba, apoyó la abolición de controles sobre las instituciones financieras y eliminó unas normas propuestas sobre control de las emisiones de plantas de energía y otras regulaciones ambientales aprobadas en la era Obama.
Los expertos también aseguran que la actual postura del presidente estadounidense es un giro hacia el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, y a la línea dura israelí en las negociaciones de paz en Medio Oriente, después de haber sugerido inicialmente que sería un negociador “imparcial” en la región. Para el gobierno de Israel, Irán es el enemigo número uno.
Cuando el actual mandatario estadounidense iniciaba su carrera hacia la Casa Blanca, no era ni remotamente tan crítico con el acuerdo sobre el programa nuclear de Irán como lo es ahora. Aunque decía que pensaba que había sido un error y que había estado mal negociado, también sugería que él podría estar abierto a mantener los compromisos adquiridos por Estados Unidos a través de este pacto.
Otro aspecto que incidió fue el cambio de nombres cercanos a Trump. BBC señala que según informaciones de la prensa estadounidense varios altos miembros de su gobierno le habían aconsejado permanecer dentro del acuerdo, incluyendo al ahora exsecretario de Estado, Rex Tillerson, al exasesor de Seguridad Nacional, HR McMaster, y al secretario de Defensa, James Mattis. De ellos, Mattis es el único que aún conserva su cargo y su influencia parece estar diluyéndose. Los otros dos fueron reemplazados por Mike Pompeo y John Bolton, respectivamente, quienes son considerados como halcones en lo relativo al tema de Irán.
Mientras tanto, el resto de los poderosos se mueven en sentido contrario, o sea, a favor del acuerdo. Tras el anuncio del presidente de Estados Unidos, la Unión Europea (UE) busca en estos momentos persuadir a Teherán para que siga a bordo del pacto.
Alemania, Francia y Reino Unido, los tres países europeos firmantes del acuerdo, lanzaron una iniciativa diplomática para tranquilizar a Irán sobre su compromiso. En una conversación telefónica, el presidente francés Emmanuel Macron y su homólogo iraní Hasan Rohani acordaron el miércoles trabajar para “seguir implementando el acuerdo nuclear”.
Los cancilleres de los tres países europeos tienen previsto reunirse con representantes iraníes el próximo lunes. La cuestión llegará incluso a una cumbre europea la próxima semana en Sofía. Los europeos también hablarán con China y Rusia, los otros firmantes del acuerdo, para coordinar su respuesta, aunque un diplomático de la UE ya advirtió que esto no debe percibirse como un intento de “aislar” a Washington. A pesar de la importancia de estos gestos políticos, Irán exige garantías concretas de que se protegerán los intercambios comerciales reanudados con el acuerdo, aunque Washington imponga de nuevo sanciones.
Con la decisión de retirarse del acuerdo con Irán, Trump cumplió con una promesa de campaña, después de todo. Lo que no deja de ser peligroso, de cualquier manera. No es solo Irán la cuestión. Algunos analistas advierten que la medida complicará los esfuerzos de Estados Unidos para llegar a un acuerdo con el líder norcoreano Kim Jong Un, sobre su programa de armas aún más avanzado que el de Irán.
El exdirector de la CIA, John Brennan, dijo que la medida de Trump “le da a Corea del Norte más razones para quedarse con sus armas nucleares”. Es el problema de tratar con alguien –Trump– que no entiende de diplomacias, que deja al resto con el corazón en la boca ante los pasos que va dando el inefable presidente estadounidense.