Los que piensan distinto no tienen derechos

Debido al enfático cuestionamiento y rechazo de grupos de colectivos minoritarios, sobre todo grupos feministas y LGTB, el Ministerio de Turismo que encabeza Liliam Kechichián revisó la declaratoria de interés turístico que había otorgado al denominado Congreso Regional Sudamericano por la Vida y la Familia. Por otra parte, anunció que iba a establecer otro protocolo para determinar estas declaratorias, y a la vez reconoció que el congreso reunía las condiciones en vigencia actualmente para ser objeto de este beneficio.
Desde el punto de vista práctico, esta declaratoria exonera del pago del impuestos y constituye una forma de facilitar actividades que mueven la hotelería y otros servicios conexos, pero en este caso este aspecto no ha estado en cuestión en la decisión ministerial, sino que se trata de las opiniones que iban a ser vertidas en ese encuentro, que chocarían contra las reivindicaciones de estos colectivos, y que ha hecho suyos el Poder Ejecutivo.
Es decir que el Ministerio de Turismo dio marcha atrás: había declarado de interés turístico al “Congreso Regional Sudamericano por la Vida y la Familia”, evento que se llevará a cabo del 22 al 24 de noviembre en Punta del Este y que organizado por el pastor Jorge Márquez, líder de la Iglesia Misión Vida, pero hace pocas horas informó que el congreso no contará con el reconocimiento de la cartera.
El ministerio presidido por Liliam Kechichián comunicó que se tomó la decisión luego de que “a estas horas, innumerables organizaciones de la sociedad civil manifestaron que esta actividad hiere profundamente su sensibilidad y podría entrar en contradicción con la política que desarrolla el ministerio (¿?)”.
“Hubo una opinión de más de 40 organizaciones de la sociedad civil que manifestaron que el evento hería su sensibilidad, y yo creo, y lo creo como un valor de la política, que cuando la sociedad civil se expresa hay que escucharla”, opinó la ministra, quien también dijo que al ministerio este tema le generó “mucha reflexión” en torno al protocolo por el cual se habilitan esas declaraciones de interés.
El médico Jorge Patpatian, vocero del evento, habló con Informativo Carve y dijo que desde la organización están “consternados”: “Esto del Ministerio de Turismo nos llama poderosamente la atención”, dijo. “Nos parece que esta marcha atrás” es algo “extremadamente peligroso” porque “este congreso no tiene el objetivo de estar en contra de personas que eligen determinada conducta sexual”.
El vocero del evento dijo que se hicieron “todos los trámites necesarios” ante el Ministerio de Turismo “para que esto sea considerado de interés turístico porque van a venir más de 500 personas del exterior, en un momento de crisis regional”.
“Hoy no hay homofobia en la sociedad, hoy hay una heterofobia” porque “todo lo que fundamente un matrimonio heterosexual se tilda de fundamentalista”, opinó.
Y agregó que “hay un prejuicio al decir que esto produce una discriminación, los discriminados somos nosotros”.
Por su lado el diputado Alvaro Dastuge dijo a Montevideo Portal que convocará a la ministra Kechichián para que dé explicaciones sobre la marcha atrás del ministerio, y según Dastuge, a los colectivos que promueven la igualdad de género “se les está cayendo la careta y están demostrando lo intolerantes que son”.
Entre los expositores del congreso se encuentran activistas contrarios a lo que definen como “ideología de género”, un término que abarca desde las reivindicaciones del feminismo a los reclamos de los colectivos LGTB (lesbianas, gays, trans y bisexuales).
Uno de los oradores del Congreso es Alvaro Dastuge, diputado nacionalista que integra la denominada “bancada evangélica”, presidente del sector Esperanza Nacional que promueve la precandidatura presidencial de Verónica Alonso, y yerno de Márquez. Otro evangelista, el expresidente de la Cámara de Diputados Gerardo Amarilla, figura entre los oradores.
También participará el argentino Agustín Laje, un licenciado en ciencias políticas y conferencista que se autodefine como “de derecha”, autor junto a Nicolás Márquez del “Libro negro de la nueva izquierda”, en el que vinculan al feminismo y la lucha por los derechos de la comunidad LGTB con el “neomarxismo”.
Ello “explica” que según el ministerio, esta decisión se fundamenta en que varias organizaciones sociales le hicieron saber a los jerarcas de Turismo que “esta actividad hiere profundamente su sensibilidad y podría entrar en contradicción con la política” de esa cartera (parece que las organizaciones son las que le dictan la política al Poder Ejecutivo), lo que ya en principio viola el artículo 8° de la Constitución, que establece que “todas las personas son iguales ante la ley, no reconociéndose otra distinción entre ellas sino la de los talentos o las virtudes”. Ergo, la secretaría de Estado juzga a estas personas que hablarán en el congreso por sus opiniones contrarias a la “verdad absoluta” que promueven en su intolerancia organizaciones feministas y LGTB, con las que discrepar coloca a los que no comulgan con esta idea del lado contrario a los “comisarios” de lo que es políticamente correcto.
Se trata además de una mordaza disfrazada al restringir los beneficios a los que tienen derecho los organizadores del encuentro, que se acogen a las normas vigentes. Es a la vez de recibo la argumentación del periodista Gerardo Sotelo de que la decisión del Ministerio de Turismo también está en contradicción con la garantía establecida en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, por la cual todo individuo tiene derecho a “no ser molestado a causa de sus opiniones”. El hecho es aún más grave porque el congreso será en noviembre próximo, lo que significa que los cuestionados ni siquiera han opinado aún, y se tiene en cuenta lo que han expresado en otras oportunidades para obstaculizar su derecho a decir lo que piensan.
Lo que habla de que el Ministerio de Turismo, el Poder Ejecutivo, es cómplice en esta oportunidad, como en otras, de grupos intolerantes y fundamentalistas que nucleados en colectivos minoritarios, pero con fuertes posturas activistas e ideologizadas, no admiten más verdad que la suya y se encolumnan en la tesitura de los “iluminados” defensores de que el fin justifica los medios, y no dudan en promover que se avasallen los derechos de los ciudadanos con tal de arrimar agua para su molino, con el viejo recurso de demonizar las opiniones contrarias a las que promueven.