Lo creyeron desaparecido pero terminó confesando una simulación de delito

Una curiosa denuncia dio origen a la formalización de un repartidor por simulación de delito. Su madre había denunciado en la comisaría la desaparición de su hijo, ya que no había regresado a su domicilio como habitualmente lo hacía. La Policía comenzó a buscarlo pero –paralelamente– tenían una denuncia de rapiña radicada por el supuesto desaparecido.
La denuncia original había sido realizada ante la Comisaría Segunda. Allí el hombre indicó que cuando realizaba su tarea de reparto para una empresa local fue abordado por desconocidos que le despojaron de su motocicleta y le sustrajeron unos 8.000 pesos que llevaba. El hecho (según su versión) había ocurrido en las inmediaciones de Tacuarembó y Baltasar Brum. Asimismo, aportó la descripción de sus atacantes.
Sorpresivamente, el hombre, de unos 30 años, se hizo presente en la Unidad de Investigaciones y confesó que la rapiña denunciada durante el reparto no había sido tal. Relató entonces que esa noche se había dirigido a la casa de un amigo, con quien consumió drogas y bebidas. Dijo además que pasó el resto de la noche allí y que luego se dirigió ante su empleador y le dijo que había sido rapiñado. En tanto, reconoció haber gastado el dinero en la compra de estupefacientes, alcohol y alimentos. Al darse intervención al fiscal de turno, hizo comparecer al hombre y acordó llevarlo a una suspensión condicional del proceso.
En presencia de la Justicia, el hombre ratificó los hechos, por lo que el juez de Feria homologó el acuerdo y le impuso las siguientes condiciones: residir en un lugar específico –que será el domicilio de su comparecencia– por el plazo de 90 días, presentarse ante la seccional policial de su domicilio dos veces por semana, debiendo permanecer una hora cada vez por el término de 90 días; y concurrir al programa Ciudadela por el plazo de 90 días en la forma y condiciones que el instituto determine.