Más disponibilidad, pero siempre cara

Un escenario positivo para el suministro eléctrico a través de UTE señala el presidente del Directorio del organismo, Ing. Gonzalo Casaravilla, quien entre otros aspectos destaca que el panorama actual de generación eléctrica en Uruguay muestra una demanda que es más que abastecida, e incluso se exporta energía hacia Argentina y Brasil.
Indica a El País que a medida que crezca la demanda y haya un mayor mercado comprador en los vecinos “uno se puede animar a seguir instalando” fuentes de generación, en tanto los modelos de proyección “muestran que el año que viene o el siguiente ya será tiempo de instalar más generación, y también nos indican que lo más conveniente desde el punto de vista de la demanda uruguaya es apostar por la solar fotovoltaica”.
Así, destaca que se prevé un incremento del nivel de generación en base a la energía solar, que superará el 10% del total producido aproximadamente de 2022 en adelante, cuando en 2018 fue 4,8%, en tanto el jerarca considera que hacia 2025 “empezarán a instalarse de vuelta parques eólicos”, que fueron un boom de inversión entre 2014 y 2017.
“La receta de UTE será la misma: más fotovoltaica, la hidráulica de siempre, la eólica que tenemos y la térmica se mantiene como respaldo ante situaciones de sequía, de poco viento o sol, o cualquiera de esas combinaciones que se den”, señaló el jerarca.
Sostiene asimismo que “la vocación es hacer las inversiones con recursos propios, pero si no podríamos participar del diseño de algún mecanismo como lo hicimos con Pampa, Arias y Valentines (parques eólicos financiados con ahorro privado a través de emisiones), donde UTE hizo el desarrollo; o si no siempre hay una tercera vía que es comprarle a los privados”.
El panorama optimista del jerarca de UTE tiene su respaldo desde el punto de vista técnico y de los datos abstractos, seguramente, pero hay una realidad que de todas formas queda soslayada y es el que tiene que ver con que por más inversiones que haya, mejoras en el servicio, en la distribución, en el parque de generación, las facturas de UTE mes a mes siembran el terror en hogares y empresas, porque sigue raudamente encabezando el ranking como el más caro de la región, e incluso muy despegados en el caso de los hogares de los que le siguen, con un 50 por ciento más del inmediato siguiente en precios, que es Chile, y por lo tanto encareciendo el presupuesto familiar y los costos empresariales.
El año anterior el empresario sanducero Ing. Luis Fraschini sostenía como ejemplo de las consecuencias del alto precio de la electricidad y los insumos en general que “los aserraderos están complicados para competir por las facturas importantes de electricidad. Y se está yendo una cantidad de troncos de madera de pino para China, para que ellos hagan trabajar sus aserraderos, y nosotros no podemos hacer trabajar los nuestros y le mandamos la materia prima a los chinos. Los palos dan la vuelta al mundo para darle trabajo a los aserraderos chinos, no es lógico.
Tendría que haber muchos más uruguayos trabajando en los aserraderos haciendo muebles, tablas o tableros, agregando valor a la madera uruguaya, si le diéramos un gasoil un poco más barato para que se transporte la madera localmente de un punto a otro, y la energía eléctrica. Estos dos componentes serían fundamentales para reflotar la industria del aserrío de madera”.
A su vez, esto tendría otros beneficios, ya que “por ejemplo para la generación con biomasa, que tendríamos más barata si hubiera más aserraderos trabajando que me la venderían como residuo, y no tendría que ir al campo a buscar madera para chipearla acá. Es toda una cadena”.
Estos son solo algunos eslabones de una cadena mucho más larga, porque incluso cuando se mencionan índices de crecimiento del país nos encontramos con que los sectores de actividad que más han crecido no demandan mano de obra de manera intensa.
Y la industria manufacturera es precisamente una de las mayores consumidoras de energía eléctrica, la que tiene una preponderancia notoria en su ecuación de costos, y sería, como señala Fraschini, potencial beneficiaria si se rebajara la energía eléctrica entre un 30 y un 40 por ciento.
Ello indica que en estos emprendimientos de alto consumo, el costo de la energía y el de la electricidad en particular es un insumo clave, tiene una incidencia mayor a lo que debería debido a que las tarifas suben por la demanda de recursos del gobierno nacional, porque por más inversión que se vuelque al sector, que se encare a través del organismo, a la hora de la ecuación económica, se aplican sobrecostos a las tarifas para tapar los enormes agujeros de Rentas Generales por el déficit fiscal.
Es así claramente un problema autogenerado por el gobierno, porque se han trastrocado y soslayado prioridades. Y la preservación de las fuentes de empleo en la industria, por la vía de los hechos, no ha estado entre ellas.
Y en este contexto vienen a cuento conceptos como el de que “las empresas públicas no pueden ser players del mercado y pretender ser el regulador al mismo tiempo. No pueden afectar la competencia en uso de poderes monopólicos. En esto hay enormes desafíos”, a cargo del Dr. Juan Manuel Mercant, miembro del Observatorio de la Universidad Católica del Uruguay y socio de la consultora Guyer y Regules, a propósito del escenario energético del Uruguay y la gradual incorporación de energías renovables a la matriz.
El profesional alude así a las contradicciones del sistema regulador vigente, en el que el Estado es juez y parte, lo que desvirtúa la esencia de la regulación, precisamente, que debe ser exigente y ajena a los intereses en el juego, cuando además por tratarse de empresas estatales tienen una dependencia del gobierno central, del Poder Ejecutivo, pese a su supuesta autonomía.
Solo así se explica, por ejemplo, que pese a la evaluación de técnicos y autoridades de UTE de que se estaba en condiciones de rebajar el precio de la electricidad –lo que sería un muy buen aporte para aliviar costos a los hogares y a las empresas, en aras de su competitividad– el Poder Ejecutivo dispuso que por el contrario se aumentaran las tarifas para poder así volcar más de cien millones de dólares anuales adicionales a Rentas Generales, ante las urgencias fiscales.
Por lo tanto, la visión optimista del Ing. Casaravilla debe tomarse como lo que es: la percepción que se tiene desde este organismo del Estado, en cuanto a su fortalecimiento como empresa proveedora del servicio en régimen monopólico en los hechos, pero distante al fin de cuentas de los intereses de los ciudadanos, del país.