Opinión

La habilidad de la política

Primero, el ministro del Interior Eduardo Bonomi, atacó a la prensa porque la consideraba “el principal partido de oposición” y a la oposición, “porque dicen disparates que crean impacto, y critican al gobierno pero nunca plantean medidas propias”, al difundir los datos de criminalidad y violencia en Uruguay.Después, relativizó las cifras. Argumentó que “la violencia es regional”, pero aunque “yo sé que no lo creen, en Uruguay es donde menos avanza el delito”. O la frase que quedó para una antología, y la dijo en Solís, en oportunidad de la colocación de la piedra fundamental para instalar un destacamento de la Guardia Republicana: en Uruguay aumentó “un tipo de delitos porque hay un crecimiento de la cantidad de gente que se ha volcado a la delincuencia”. Tamaña genialidad nos lleva a suponer, entonces, que el crecimiento sería exponencial y en todo tipo de delitos. Casi en forma paralela, el ministro y otros integrantes de los tres poderes, aseguraban que el origen de este crecimiento se remontaba a la creación del nuevo Código de Proceso Penal –vigente desde noviembre de 2017– porque no lo instrumentaron bien de entrada y además hubo desfasajes entre jueces y fiscales que no entendían bien su aplicación. O su influencia en la policía, que pasaba desconcertada con el nuevo código.Cuando se le preguntaba sobre el perfil de la delincuencia en Uruguay, explicaba que existe “una subcultura marginado-delincuente que es una opción, una elección”, en tanto “nos han metido una cultura de consumo muy fuerte. Si no se tiene determinadas cosas, como determinada ropa, autos o celulares, no se es persona, y con determinados empleos a esos objetos no se llega, entonces eligen una alternativa al empleo”.Es así que, como quien no quiere la cosa, todos pasábamos a ser responsables por el cambio de comportamiento de estas personas, víctimas del infortunio de no llegar a las marcas de ropa o teléfonos deseados, como si las desigualdades sociales fuesen un fenómeno novedoso. O como si todos, en algún momento de nuestras vidas, optáramos por pasar a esa “alternativa” para alcanzar a un consumo que no nos permiten nuestros salarios.En fin, ha dicho de todo y se esmeró en su tiempo récord al frente de una cartera de Estado –cumplirá una década el año próximo– en brindar explicaciones fuera de lo común. Y no lo hizo solo, sino acompañado por su subsecretario Jorge Vázquez, quien precisó, tras la muerte del padre del cantante de música tropical “El Reja” que “la mayoría de los ciudadanos de este país, si no están vinculados con la delincuencia, si no están vinculados al narcotráfico, y si no tienen problemas familiares importantes, tengan la seguridad que nadie los va a matar”. Cuando por muchos años el gobierno actual (en sus tres períodos) aseguró que el problema no se solucionaba arrojando más policías a las calles, tuvieron que hacerlo e incluso complementarlo con la creación de nuevos dispositivos regionales, como la Guardia Republicana en Salto.Y mientras tanto, el delito avanzaba a lo largo y ancho del país, de acuerdo a las cifras que año tras año –y antes del nuevo código– manejaba el Observatorio de la Fundación Propuestas, un órgano del Partido Colorado que reconocía un margen de error, en tanto basaban sus informes en la información publicada en los medios de comunicación.Pero el ministro no aflojó nunca. Ni siquiera cuando tuvo que enfrentar las cifras, el lunes, en una conferencia de prensa. A pesar de los 414 homicidios –más del 45 por ciento– y casi 30.000 rapiñas, o un incremento del 53,8 por ciento. En este último caso, el 49,6 por ciento del total ocurridas a transeúntes.“La oposición evalúa el trabajo sólo por los resultados, nosotros también vemos lo que se ha logrado evitar con lo que hemos hecho. Nos preguntamos, con la evolución del comportamiento de los delincuentes, si no se le daba mejores vehículos, armamento y tecnología a la Policía, qué hubiera pasado”, declaró. Y pasó el tiempo, fundamentalmente. Además de tratarse de uno de los ministerios con mayores dotaciones presupuestales en cada Rendición de Cuentas, lo que pasó fue el tiempo, que vale mucho más que los recursos en sí mismos. Perdieron tiempo en contestarle a la oposición y en dedicarle sendos minutos a los medios de comunicación, ubicando a todo el mundo en la vereda de enfrente. Cuestionaron, discutieron, buscaron excusas, perfilaron a las opiniones diferentes como opiniones en contra, mientras el tiempo pasaba y las estadísticas aumentaban. Porque casi una década no es poco para una gestión. Ni de una empresa, ni de un país, ni de un individuo.En la conferencia de prensa también dijo que “era muy difícil alcanzar la rebaja del 30% con los números de comienzos de 2018, y ahora es más difícil”. Y sí. No hacía falta una explicación.Sin embargo, es un ministro que va por más. Ahí mismo le preguntaron si tenía pensado abandonar el cargo para dedicarse a la campaña electoral, respondió que seguirá porque “amerita seguir trabajando para bajar estas cifras”.Pero las cifras subieron en solo un año. El país pasó de registrar 8,1 homicidios por cada 100.000 habitantes, en 2017, a 11,8 el año pasado. O si lo quiere por departamentos: 16,1 en Montevideo, 13,8 en Rivera o 12,3 en Cerro Largo. Y se aclara un poco más de la mitad de los casos (51,4 por ciento). Un verdadera “epidemia”, como lo define la Organización Mundial de la Salud.Y si aumentaron las rapiñas, es porque la gente anda con menos plata en la calle –gracias a la inclusión financiera–, por eso el delincuente se ve obligado a cometer una mayor cantidad de delitos, dijo en esa misma conferencia el director nacional de la Policía, Mario Layera. Sin embargo, cuando el subsecretario Jorge Vázquez concurrió al Parlamento para argumentar a favor de la ley de bancarización, dijo exactamente lo contrario. Claro, era por eso que explotaban los cajeros automáticos, pero la medida fue entintar los billetes –ya era tarde– y reducir su horario de expendio.Como sea, lo presentado por las autoridades ministeriales simplemente confirmó que no había sensación térmica. Y que las frases utilizadas el lunes, son tan viejas como las palabras dichas por el exprimer ministro inglés, Winston Churchill: “La política es la habilidad de predecir lo que pasará mañana, la próxima semana, el próximo mes y el próximo año. Y después tener la habilidad de explicar por qué no pasó”. → Leer más