Chau mufa: ¡Paysandú campeón nacional de OFI!

Tuvieron que pasar 30 años para que Paysandú volviera a salir campeón del Interior y lo hizo ante una multitud que se volcó por entero hacia el equipo de todos los sanduceros llenando las tres tribunas habilitadas del Estadio Artigas. La Blanca, que venía jugando a lo campeón como clama la canción, ayer hizo valer la localía y venció otra vez a Colonia, esta vez por 2-1, en la segunda final de la Copa Nacional de Selecciones de OFI. Al final resultó ser una tarde/noche mágica, con el conjunto sanducero sacando pecho en los últimos minutos, envalentonado con el “dale campeón” que bajaba de las gradas. Al final se daba la comunión hinchas-jugadores, como pocas veces había pasado en los últimos años. Pero antes debió sufrir pese a jugar casi todo el partido con un hombre de más. Los colonienses supieron complicarle la vida al rival y hasta llegó a empatar parcialmente el duelo para nerviosismo general. Al final, Paysandú se aplicó a lo que sabía –controlar y tener la pelota– para sellar este muy festejado título nacional y tras realizar una gran campaña.
Esta segunda final comenzaba a virar hacia el lado sanducero desde muy temprano, cuando a los 6 minutos se marchó expulsado en Colonia el buen delantero Bombi por una agresión a Leites en el área local. Sucedía en un momento en el que los dos equipos se estudiaban y trataban de dilucidar las intenciones del otro, en instantes en que los colonienses dejaban ver una veta más ofensiva que Paysandú.
Esa roja determinó que la visita, pese a necesitar una victoria para forzar el alargue, se recluyera en su cancha con dos líneas de cuatro bien plantadas y con un solo punta, el goleador Rodríguez. Sin nada que perder a esa altura y ante la adversidad, prefirió parapetarse en su campo para salir rápido en la contra.
Le dejó la iniciativa a la Blanca y la obligó a salir. Con el apoyo del público, masivo en la ocasión, los dirigidos por Carlos Cabillón le imprimieron ritmo pero con precaución. Mucha pausa para pensar la ofensiva, lo que restaba sorpresa, pero asegurando la pelota para jugarla con criterio. Así comenzó a activar los circuitos ofensivos, con combinaciones entre Sabaño y Duarte, y éste con Andrioli, y también entre Rossi –que se fue lesionado– y Sabaño.
De cualquier modo, nunca inquietó verdaderamente al arquero Tourn en la primera mitad, más allá de algún remate de Duarte y de un cabezazo de Andrioli que, solo en el área, no pudo conectar bien la pelota. Y la más clara en este período fue de Colonia –un remate de cabeza de Pagua–, que dejaba en evidencia la peligrosidad del visitante a la hora de atacar y que la cosa no iba a resultar tan sencilla.
El arranque del complemento no pudo ser mejor para Paysandú: en una salida rápida, Duarte se internó entre la defensa coloniense e intentó un pase profundo sin éxito, pero el rebote le quedó con la pelota de frente al arco y con un disparo preciso la colocó contra el palo derecho del golero que estaba algo adelantado. Locura total en el estadio a los 51 minutos y la ilusión de alzar la copa que se incrementaba.
Pero el rojo no iba a bajar los brazos. Ya jugado y adelantado en sus líneas, empezó a presionar la salida de la Blanca y así forzó un balón que derivó en Rodríguez, quien con un gran enganche dentro del área, se acomodó y pateó rasante contra el parante derecho de Giossa. Golazo para igualar las cosas a los 61 minutos y volver a poner en partido a Colonia.
Fueron momentos de tensión para Paysandú que debió no solo manejar el envión de un adversario lanzado por la victoria –pese al hombre de menos– y la ansiedad por terminar el encuentro.
Allí la Blanca ganó en fortaleza mental, supo cerrarle los caminos al contrincante e hilvanó notables contragolpes. Primero, Ángelo se perdió un gol increíble en un mano a mano con Tourn y luego Andrioli, a los 76 minutos, la mandó a guardar con un tanto de goleador tras arremetida de Ángelo por derecha.
Ahí ya se escucharon los primeros “dale campeón” de la parcialidad sanducera pero aún faltaba un trecho por resolver. Sabaño se encargó de aguantar la pelota varias veces sobre la izquierda; Cuelho redondeó una estupenda labor de marca en la mitad de la cancha. La defensa se mantuvo bien parada. Hasta el pitazo final que unió en un solo abrazo a la selección de Paysandú. ¡Campeones! P.D.