El hincha dio la nota en una tarde única

Y ahí estaba. Rezaba “Dueño del Interior”. Era un trapo considerable, blanco y con letras azules, que fue ubicado en la Tribuna Norte.
Fue algo así como el presagio de lo que sucedería. Y en medio de la locura del festejo, 90 minutos más tarde, los jugadores se envolvieron en ese trapo y se lo ofrendaron a la tribuna. Porque esos que se bancaron el calor y el resplandor de un sol insoportable, también son los dueños del Interior y así lo sienten.
Ayer, el hincha acompañó como nunca. Llegó temprano al Estadio Artigas, que como se esperaba fue colmando su capacidad poco a poco. Es más: iban 30 minutos del primer tiempo y la gente continuaba ingresando a la Tribuna Sur, el único lugar en el que todavía cabía algún alfiler.
Las colas para el ingreso simulaban caminos de hormigas, retorciéndose por todo Bulevar Artigas. Los simpatizantes de todas las edades buscaban sin suerte un poco de sombra, pero poco importó. Se la bancaron a muerte, y de paso agotaron el agua mineral del carrito de comidas rápidas ubicado frente al Estadio Cerrado como para poder sobrellevar la situación.
La locura era generalizada. Y las ansias por ingresar al escenario debieron calmarse cuando el ingreso a la Tribuna Este fue cerrado para los hinchas locales que en ese sector, más tarde, intercambiarían festejos con los colonienses.
Nadie quería quedarse afuera. Y menos tener el testimonio de lo que sería el festejo. En estos tiempos en los que manda tecnología todos se llevaron su recuerdo gracias a los celulares, que de paso le dieron al final un marco espectacular en las tribunas.
Pero nada como el haberlo vivido. Como el haber podido sacarse la desazón acumulada de tantos años. Por eso, ayer hubo campeones por todos lados. Adentro y afuera de la cancha, en una comunión única. El de adentro corrió por el de afuera, y el de la tribuna alentó y se brindó como si estuviera adentro.