Un hombre de 26 años fue encarcelado –preventivamente– por la justicia, al reunirse prueba suficiente de que participó en reiterados delitos de atentado violento al pudor en contra de un niña de 10 años. Si bien aún falta diligenciar más pruebas, se espera que en un plazo de 90 días se pueda condenarlo a través de un juicio abreviado o bien llevar el caso a un juicio oral.
El 8 de marzo pasado, una mujer se presentó en la Comisaría Segunda y denunció que su hija había sido víctima de abuso sexual por un amigo suyo. El hecho salió a la luz cuando la pequeña le contó a una amiguita de su edad lo que le estaba pasando. La madre de la niña que recibió a la víctima en su casa, notó que la pequeña se puso nerviosa, comenzó a temblar y llorar. Tras consolarla, la menor dijo lo que durante 2017 había sido abusado por el amigo de su madre.
Según pudo saber EL TELEGRAFO, el abusador montó una pantalla para poder tener cerca a la pequeña. Con intenciones de llevarla a su casa, la inscribió en clases de gimnasia. La retiraba de la escuela, con permiso de la madre, y mientras esperaba para asistir a la clase deportiva, la sometía a manoseos.
En el marco de las averiguaciones, la niña fue revisada por un médico, descartándose signos de haber sido violada. En tanto, la pericia sicológica fue contundente para constatar que su relato era coherente y lineal; así como la declaración que brindó a través de cámara Gesell.
Una vez reunidos los elementos probatorios, la Justicia citó al depravado, que cuenta con una denuncia similar de 2016 (caso archivado) y trabaja en animación con menores, quien negó las acusaciones. Por su parte, se dispuso dictar prisión preventiva de D.F.E.V por “reiterados delitos de atentado violento al pudor agravado”, imponiéndole como medida cautelar la prisión efectiva por 90 días.