No repetir errores en controles sanitarios

La reunión que protagonizaron este jueves las asociaciones rurales del Mercosur en el marco de la Exposición Rural de Paraguay que se desarrolla en el predio “Mariano Roque Alonso” de Asunción, tiene el ingrediente impactante del recientemente alcanzado acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea (UE), que incluye cuotas para el ingreso de carnes del Cono Sur al citado mercado, precisamente en un rubro tradicional en que la región tiene ventajas comparativas históricas.
Y en este sentido el temario de la FARM (Federación de Asociaciones Rurales del Mercosur) es precisamente el acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur, pero también la decisión de dejar de vacunar contra la aftosa en una parte del Brasil y la situación respecto a la mosca de la bichera, aspectos de índole sanitaria pero que a la vez son elementos decisivos a la hora de negociar, conquistar y preservar mercados tan difíciles como los de los países desarrollados.
Por lo pronto, tenemos que Brasil y Paraguay anunciaron en Asunción que reforzarán la vigilancia sanitaria en la frontera común para proteger la ganadería y los cultivos de soja, que generan las mayores fuentes de divisas de ambos países.
Las medidas fueron anunciadas al cabo de una reunión del ministro paraguayo de Agricultura, Denis Lichi, con su par brasileña, Tereza Cristina Correa, quien visitó oficialmente Asunción junto al gobernador de Matto Grosso do Sul, Reinaldo Azambuja, y otras autoridades de ese estado fronterizo.
El acuerdo, pendiente de revisión jurídica y que se firmaría este mismo mes, contempla, dentro del Plan Hemisférico de Erradicación de la Fiebre Aftosa, la creación de “unidades zonales de vigilancia de cada lado de la frontera”, además de una interconexión de los responsables de estas áreas de control.
Asimismo se plantea un registro de productores y de la población bovina en un radio de 15 kilómetros a ambos lados de la frontera, así como de un control integrado del movimiento de ganado que deberá ser actualizado cada cuatro meses.
Se trata de acciones y coordinaciones que tienen carácter fundamental en cuanto a la preservación de la riqueza de la región, sobre todo si tenemos en cuenta que la triple frontera tiene una historia compleja y ha generado serios problemas sanitarios en más de una oportunidad. Incluso esta zona fue por donde se reintrodujo la fiebre aftosa que provocó serios perjuicios a los países productores del Mercosur a principios del milenio, que arrastró a una grave crisis en nuestro país, y demandó varias misiones de cooperación técnica para controlar la enfermedad. Esas misiones fueron coordinadas e impulsadas por el Centro Panamericano de Fiebre Aftosa (Panaftosa), lo que permitió un férreo avance sanitario.
Durante esta reciente visita a Paraguay, la ministra brasileña explicó que su país también promueve un banco de vacunas contra la fiebre aftosa pero con cepas exóticas para la región, que está en proceso de creación y de ámbito de aplicación aún en estudio, “en el que todos los países puedan participar”. La secretaria de Estado dijo que el mecanismo puede funcionar en conjunto con el Centro Panamericano de Fiebre Aftosa (Panaftosa) o dentro de este organismo, para responder a la demanda de los países “en forma rápida y precisa”, en caso que esos virus exóticos para la región hayan ingresado y se precise combatirlos.
Las autoridades de ambos países también se han puesto de acuerdo para celebrar encuentros bilaterales cada cuatro meses para repasar las medidas de vigilancia, que en el caso de los vegetales prevé la firma de un acuerdo en agosto próximo sobre “intercambio de acciones sobre registros de plaguicidas”.
La preservación sanitaria de la región, que no tiene buenos antecedentes en el pasado en cuanto al celo que se pone de manifiesto en los organismos y productores de determinadas áreas en Bolivia, Venezuela, Paraguay, Brasil y hasta Argentina, adquiere incluso mayor importancia cuando se está asomando la instancia del acuerdo con la Unión Europea, donde además hay dificultades ante la resistencia desde los sectores del agro ante los perjuicios que entienden les acarrearía la competencia de la producción del Mercosur.
Sin ir más lejos, en estos días los ganaderos irlandeses salieron a la calle para protestar contra el acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur, y se congregaron en Dublín para denunciar lo que consideran doble postura de las autoridades comunitarias, que imponen normas medioambientales muy severas a los productores europeos mientras abren la puerta a carne de países con normativas menos restrictivas.
La perspectiva de que el vacuno sudamericano inunde el mercado europeo preocupa también a los ganaderos españoles, italianos, polacos y franceses, en tanto el gobierno francés ha impuesto como condición sine qua non para dar su visto bueno que los países del Mercosur respeten el Acuerdo de París sobre el cambio climático. También ha fijado condiciones sanitarias y de salvaguarda para proteger el campo francés.
“Nos preocupan las normas sanitarias –explicó la portavoz del gobierno de París, Sibeth Ndiaye–. Queremos garantizar que, con este acuerdo, se cumplen las normas sanitarias en los productos y también en sus procesos de fabricación”.
El acuerdo, alcanzado tras dos décadas de negociaciones, permitirá a los cuatro países del Mercosur – Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay– exportar cada año a la Unión Europea 99.000 toneladas de carne bovina libre de aranceles. Pero antes de entrar en vigor, este pacto deberá ser ratificado a nivel europeo y por cada uno de los países miembros, un camino que ya se anuncia largo y complicado.
Es decir que el Cono Sur, los países del Mercosur, deben consolidar a través de sus organismos de control sanitario, coordinación y efectivos controles de frontera, la mejor situación sanitaria de sus rodeos y los procesos industriales, con el mayor énfasis posible, porque así debe ser, pero además porque desde los mercados de destino como la UE la lupa estará puesta sobre como se actúe en esta problemática y cualquier traspié o duda será magnificado por quienes se sientan perjudicados, para llevar agua hacia su molino.
Y las asociaciones rurales involucradas deben asumir que más que nunca se requiere una estrecha, firme y transparente participación de los sistemas sanitarios de cada país, así como una responsable contribución de los organismos regionales e internacionales en la articulación de dichas acciones.
Desde el punto de vista político y económico es menester garantizar los recursos y fidelidad de la información, indispensable para la toma de decisiones, que es donde entra a tallar en forma contundente la asunción de responsabilidades y cumplir los compromisos.
Ocurre que durante años se ha practicado en algunos países un ocultismo cómplice para no compartir información, jugándose a que se podría limitar el daño sin que trascendiera hacia los mercados compradores, y lo único que se logró fue potenciar el daño, precisamente, haciendo que focos que podían haber sido controlables en poco tiempo mediante una acción coordinada y compartida, se proyectaran como un dominó a extensas regiones. Grave error que es de esperar, no se repita.