Municipios, turismo y desarrollo local

Las Naciones Unidas reconocen el turismo como una de las grandes fuerzas socioeconómicas y, en Uruguay, desde los años 90, ha sido una de las principales actividades generadoras de divisas.
El papel de esta actividad en beneficio de la integración y el desarrollo de las regiones, es cada vez más elocuente y ha sido puesto en relieve por la Organización Mundial del Turismo. Esto se suele traducir en un mayor desarrollo económico y de infraestructuras a nivel local y regional así como en la mejora de las conexiones de transporte, una mayor capacidad de asociación entre los sectores público y privado, la coordinación del andamiaje del sector público y el posicionamiento de marca para los productos, destinos y rutas turísticas.
En Uruguay los municipios están comenzando a tener un mayor protagonismo en el desarrollo turístico local, lo cual se relaciona directamente con su importante rol –en tanto gobierno de cercanía– en relación con los múltiples aspectos de la vida del territorio en el cual están insertos.
En este sentido, cabe destacar el desarrollo de un foro internacional para analizar e intercambiar experiencias y buenas prácticas sobre gestión turística en el territorio realizado la semana pasada por la Comisión de Turismo del Plenario de Municipios del Uruguay. Se trató del primer seminario con foco en los municipios organizado en el país con énfasis en el turismo como promotor del desarrollo local, siendo también el corolario de un ciclo de talleres sobre desarrollo en pequeñas localidades que impulsó desde mayo la Comisión de Turismo del Plenario de Municipios de Uruguay junto con el Ministerio de Turismo en cinco regiones del país.
El foro reunió a representantes de entidades públicas y privadas de Uruguay, Argentina, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y España, participando miembros de municipios del país y de la región, de gobiernos departamentales y agencias de desarrollo local de Uruguay, redes de municipios de Turismo, agentes privados de turismo y al público interesado en la temática.
En Uruguay funcionan 112 municipios y las realidades sociales, culturales y de infraestructura de cada uno son diversas, así como su potencial y desarrollo en cuanto a atractivos naturales, culturales, servicios, accesibilidad, ingresos y recursos humanos.
No obstante, la experiencia indica que existen razones fundadas para destacar y fortalecer el rol de la gestión municipal en relación con el turismo como factor de desarrollo económico de los territorios y de ahí la importancia de intercambiar sobre experiencias de gestión del territorio para el turismo local y de redes de municipios turísticos con aportes de actores públicos y privados.
En este sentido, los promotores de la actividad antes mencionada, entienden que el territorio de esos municipios es marco de un espacio de gestión multinivel que hace que la política de turismo presente un desafío mayor ante la descentralización promovida como línea estratégica desde 2010. Es decir, se trata de espacios donde coexisten diferentes competencias y niveles gubernamentales con intereses, proyectos e iniciativas propias que deben necesariamente conciliarse para favorecer el desarrollo de las comunidades. Esto implica, necesariamente, una mayor coordinación que garantice por un lado la comunicación entre los organismos involucrados y por otro, que la información llegue a los actores sociales que se verán comprendidos por las acciones, o que deben tomar las iniciativas.
Se trata de un aspecto importante y fundamental para el aterrizaje de las políticas turísticas en el espacio local. “Procuramos que los gobiernos departamentales y locales tengan un protagonismo muy importante como prestadores de servicio, pero también que representen una oportunidad para las poblaciones que viven en las jurisdicciones de los municipios”, señaló el funcionario, quien citó como ejemplo los casos de la localidad de Belén, en cuya jurisdicción se inauguró el pasado jueves 29 el parque Gabinito sobre el lago de Salto Grande, en Salto, o Minas de Corrales, en Rivera, que en 2018 fue distinguida por la cartera como Pueblo Turístico del año. Podrían señalarse otros ejemplos, como el desarrollo de actividades turísticas vinculadas al turismo de naturaleza y aventura en Guichón, en nuestro Departamento o a menor escala, iniciativas de vecinos que implican apuestas puntuales y pequeñas al turismo a través de la puesta en valor de espacios locales asociados a memorias, tradiciones y la propia historia del lugar a partir de proyectos provenientes de fuentes de financiamiento para pequeñas poblaciones, como el Fondo Cosas de Pueblo de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, desde el cual se han generado significativas acciones e intervenciones territoriales con componentes de turismo comunitario en lugares como Queguay, Esperanza o Piñera.
Las pequeñas localidades del interior del país también tienen oportunidades en el turismo y los estímulos con los que han comenzado a contar en los últimos años, han servido para comenzar a dinamizar un sector de la actividad local que, valiéndose de las potencialidades propias, está demostrando que es posible realizar propuestas y emprendimientos interesantes para quienes los visitan.
En parte, esto ocurre también porque cada vez más, los visitantes buscan experiencias, es decir, un contacto directo con las identidades y las prácticas culturales, sociales y productivas de los destinos a los que llegan. El turismo de masas ha ido perdiendo su atractivo frente a valores como la autenticidad, lo local, el encuentro con los pobladores locales, sus historias, gastronomía y costumbres.
Ahora bien, para que esto pueda continuar y profundizarse se requieren no sólo inversiones de recursos económicos y respaldo técnico para las iniciativas locales, sino también concientización respecto a que es una vía posible para el desarrollo local, así como la puesta en valor y resignificación de lo propio y comunitario como algo interesante y atractivo para otros. También hace falta capacitación para diseñar y ejecutar planes que evadan la improvisación apuntando a estrategias que permitan la interacción, el compromiso y el desarrollo de cadenas de valor entre los sectores público y privado a nivel del espacio local, así como las coordinaciones necesarias con los ámbitos departamentales o nacionales.
Compartir las experiencias en instancias como el foro al que hacíamos referencia también es importante y necesario en el marco de un proceso que está todavía en construcción, que involucra múltiples actores y debe garantizar no sólo la transferencia de recursos, sino su uso con sentido y acciones concretas de democratización local y participación ciudadana que permitan el aterrizaje efectivo de las políticas nacionales y departamentales con un enfoque territorial local y turístico.