Rodríguez declaró que Cristina Jones murió al caer del balcón mientras bailaba y la enterró

El guichonense Alejandro Martín Rodríguez fue formalizado por un delito de homicidio muy especialmente agravado y enviado a prisión preventiva por 180 días.

La Justicia Penal de Rocha dispuso enviar a prisión al guichonense Alejandro Martín Rodríguez, de 40 años, imputado como el responsable de dar muerte a Cristina Jones en la casa que esta tenía en Punta del Diablo. Al declarar, el hombre manifestó que la mujer, de 78 años, murió al haber caído del balcón mientras bailaba bajo los efectos del alcohol y medicamentos que tomaba. Dijo que él solo se encargó de enterrarla porque tenía intenciones de quedarse con la propiedad, y consideró que lo mejor era hacer pasar todo por una desaparición.
Como se informara oportunamente, la detención del hombre se había concretado por parte de efectivos del servicio de Parques del Ejército en playa La Moza, en Santa Teresa. Los mismos vieron caminar a una persona cuyas características físicas coincidían con la del buscado. Le dieron la voz de alto, para intentar hablar con él, pero éste fugó por lo que –notificada la Policía de Rocha– fue detenido a pocos metros del lugar. Respecto a ello, en su declaración ante la fiscal Sandra Fleitas, Rodríguez dijo que no estaba huyendo, sino que estaba tomando un atajo para ir a entregarse a la sede de Fiscalía.

AL MENOS CUATRO INVOLUCRADOS
El casero –que según familiares de Jones, no tenía tal empleo– había sido interrogado varias veces. Fue la persona que al principio relató haber visto a la mujer irse de su casa para abordar un ómnibus hacia Punta del Este. Luego cambió la versión y expresó que él se había encargado de llevarla a la terminal. Y, en otra ocasión, llegó a comentar que en realidad la había traído hasta Paysandú en un automóvil alquilado del que no pudo dar ningún detalle. No recordaba en qué empresa lo había rentado, qué marca o color era el vehículo. La incongruencia en sus declaraciones lo hicieron estar en el ojo de los investigadores durante varios meses pero, al no encontrarse el cuerpo ni otros indicios, no se pudo sustentar una causa en su contra.
El lunes pasado, cuando finalmente encontraron un cuerpo enterrado en la casa de Jones, envuelto en una sábana y que, posteriormente, pudo ser identificado por sus hijos por un tatuaje que llevaba en un hombro, la causa cambió. La fiscal dio la orden de detener a siete personas, entre ellas Rodríguez, que no fue encontrado por ningún lado.
En tanto, en la audiencia de formalización por el homicidio, el Juzgado Letrado de Primera Instancia de 2º Turno de Chuy formalizó a la pareja de Rodríguez, una mujer de iniciales J.R.C.G., en calidad de coautora de un delito de homicidio especialmente agravado; a otra mujer de iniciales L.S.T., en calidad de cómplice de homicidio especialmente agravado y encubrimiento (fue quien dio alojamiento al casero cuando debió irse de la casa Jones), y a Maximiliano Guzmán Duarte, poseedor de antecedentes penales, que como amigo del sanducero fue declarado cómplice de homicidio especialmente agravado. A los tres se les impuso la prisión preventiva por 150 días. La madre de Rodríguez, que fue trasladada desde Guichón a declarar, quedó emplazada.

CAYÓ CUANDO BAILABA EN EL BALCÓN
La detención de Rodríguez estaba pendiente y tuvo lugar al mediodía del miércoles. Al momento de declarar, relató que –en la noche del 15 de junio– Jones había tomado alcohol y pastillas, en su compañía. Se puso a bailar en el balcón de la casa y en determinado momento (a raíz de la pérdida de equilibrio) dio media vuelta, golpeó con su cuerpo la baranda que cedió y cayó al vacío, pegándose en la cabeza contra una maceta.
Ante la inconsistencia de sus dichos, ya que el cuerpo hallado e identificado como de Jones muestra señales de que fue estrangulada con un cable, el guichonense dijo que la envolvió en una sábana y sujetó el cuerpo con cables antes de enterrarla.
La fiscal le preguntó por qué, si se había tratado de un accidente, no tuvo presente la opción de llamar al 911. Rodríguez –hábil declarante– contó que en realidad luego de la caída, Cristina Jones aún estaba con vida. De hecho (siempre según su versión) se encargó de llevarla a la cama. Le preguntó a Cristina si pedía una ambulancia, pero ella no respondió. Vio, en tanto, que la mujer estaba convulsionando y luego hizo una larga exhalación antes de morir.
En ese momento la envolvió con la sábana que estaba en la cama. Como estaba medio arrollada le ató las manos y los pies con un cable. Después la envolvió y la siguió atando con otro pedazo de cable, piola y un pedazo de cinta. Bajó y vio como un hueco –que se hace cuando llueve– abajo de la escalera. Agarró la pala y ahuecó un poco más. Luego colocó el cuerpo Jones. Le puso un poco de la tierra que había sacado y una tapa de una caseta de una garrafa, que se encontraba próximo al lugar. Después tapó todo con más tierra.
Sobre las razones para enterrarla y montar un circo con que había desparecido, Rodríguez explicó que su intención era apoderarse de las pertenencias de Jones. Incluso, luego de oficializada la falta de la mujer, éste se quedó en la casa hasta que fue denunciado por un vecino por andar vendiendo pertenencias de Jones.
De más está agregar que las autoridades a cargo del caso no creen la versión dada por el sujeto que, tal como informara EL TELEGRAFO había estado detenido por la muerte de la adolescente argentina Lola Chomnalez en 2015 y por otro homicidio en 2016. Además cuenta en su haber con averiguaciones por desacato, un problema vecinal, receptación y hurto; aunque no cuenta con antecedentes penales. De todas maneras, al haberse solicitado la colaboración de la prensa para difundir sus datos y foto en el proceso de búsqueda, su identidad ha sido de estado público.
Según trascendió, los investigadores encuentran que Rodríguez mostró cierto grado de premeditación y alevosía al cumplirse un año de la supuesta desaparición, cuando dio una nota a un medio capitalino en que –además de contar que Jones se había ido a Punta del Este– le envió un mensaje a su víctima pidiéndole que por favor volviera, porque sus perritos la esperaban.
Pericias financieras y el hallazgo del cuerpo precipitaron el desenlace. A la 1:30 de la madrugada del jueves, la jueza María José Camacho hizo lugar al pedido de la fiscal e imputó a Alejandro Martín Rodríguez por un delito de homicidio muy especialmente agravado, por ser autor material del crimen, y dictó prisión preventiva por 180 días.