A la espera del milagro

Al mismo tiempo que en Uruguay, en Argentina habrá mañana elecciones presidenciales, con todos los componentes que el vecino país sabe agregarle a este tipo de eventos. Por un lado, se encuentra el vapuleado y muchas veces errático presidente Mauricio Macri buscando la reelección, y por otro, aparece el abanderado kirchnerista, Alberto Fernández, con su compañera de fórmula, Cristina Fernández, favoritos pese a la estela de corrupción que los K han dejado tras de sí en sus gobiernos pasados.
Pese a los grandes esfuerzos que ha hecho Macri para remontar el duro palo que recibió en las internas de agosto, sacar un buen resultado mañana se aproxima a un milagro. Que, viniendo de Argentina, por ahí es posible.
Pero si se toman los números fríos y el descrédito que tiene el mandatario argentino en la actualidad, todo indicaría que la dupla Fernández-Fernández se llevaría la victoria. En una de esas, en primera vuelta.
Macri ha apelado a los baños de masas para sacarse la careta de derrotado. En Buenos Aires congregó una multitud que le brindó el aliento y le dio esperanzas; y el jueves, en el cierre de campaña en Córdoba –lugar clave para su victoria en 2015–, volvió a reunir miles de seguidores que, vitoreándolo sin cesar, le habrá dejado muy buenas sensaciones.
El mandatario argentino llega al final del tramo electoral en la cúspide de su campaña. Los 16 puntos que lo separaron en las primarias de Alberto Fernández, parecieron acortarse en estos últimos días. “Más por los ánimos del presidente que por los resultados que anticipan las encuestas, que lo sitúan 20 puntos por debajo del Frente de Todos”, indica un buen análisis del corresponsal en Buenos Aires de El País de Madrid. “Después de asimilar la dura derrota, Macri cambió bruscamente la forma en la que hacía campaña. Se lanzó a las calles y se mostró más cercano a la gente. Tan cercano que recibió críticas por peronizar su campaña”, añade.
Desde las elecciones primarias, Macri se largó a una carrera electoral que lo llevó durante 30 días a 30 lugares diferentes de Argentina, bajo la consigna de “Sí, se puede”. Sí se puede llegar al balotaje, que es lo que por ahora no está nada claro al vislumbrarse una victoria kirchnerista en primera vuelta, mañana.
En líneas generales, la campaña ha sido agotadora, larga, intensa, con mucho fuego cruzado. Todo muy fiel a la idiosincrasia de una nación maravillosa que en la actualidad padece una crisis económica producto de malas decisiones del actual gobierno y, también, de la corruptela de los K y de sus medidas contrarias a la buena economía.
El último acto kirchnerista antes de la elección de mañana se realizó el jueves en Mar del Plata y allí Cristina Fernández apeló a la emotividad, e hizo emocionar a Alberto, cuando habló para halagar la campaña electoral que han realizado, después de no haber tenido una buena relación en el pasado. Basta recordar las duras críticas del hoy candidato presidencial a los K.
El asunto es que allí están los favoritos a ganar y la gran desconfianza que generan en el resto del mundo, en los mercados, en el vecindario. El analistas internacional Ignacio Bartesaghi habló en Teledoce y, como suele suceder, brindó un claro panorama de lo que puede surgir de un nuevo gobierno peronista-kirchnerista, y de lo que puede hacer Uruguay frente a esta posibilidad.
“Las políticas de Macri con las de Cristina son distintas. La discusión está en si Alberto Fernández va a seguir mucho lo de Cristina o no, si se va a separar de eso. Es evidente que Fernández tiene una visión distinta a la de Macri en relación a la economía, a las transferencias sociales, en relación al resto del continente y a las provincias. Si gana Fernández, tiene que enfrentarse a Bolsonaro (presidente de Brasil). Y eso es preocupante para Uruguay. Fernández tiene una visión diferente del Mercosur comparada con la de Bolsonaro.
Alberto Fernández ya dijo que no ve bien el acuerdo con la Unión Europea”, detalló el experto.
“Argentina podría cerrarse al mundo si gana Fernández, y eso tiene consecuencias negativas para Uruguay. Pero creo que Fernández va a aprobar el acuerdo con la Unión Europea. Y espero que pueda tener buen vínculo con Bolsonaro. Uruguay tiene que tratar esto con inteligencia. Las afinidades políticas de los candidatos no resuelven las situaciones bilaterales”, dejó en claro Bartesaghi.
Lo cierto es que, si se confirma lo que aseguran las encuestas y se mantiene la diferencia que estableció el kirchnerismo en las internas de agosto, los argentinos estarán eligiendo nuevamente el populismo de izquierda.
Además, ya está más que probado acerca de lo que son capaces, siempre en detrimento del pueblo que tanto afirman defender. Las políticas K arruinaron a Argentina, más allá de las malas decisiones que luego tomó Macri cuando debió tomar el timón.
Hay que decirlo. Los K han actuado con inteligencia. Mandaron al frente a Alberto Fernández, que no genera tanto rechazo, y colocaron a Cristina en supuesta segunda línea. La expresidenta, en caso de conseguir el cargo, levantará un muro a su favor para no ser juzgada por la decena de casos en los que está involucrada. Macri ni siquiera ha podido sacar partido de esto. Pero en Argentina nunca se sabe, de repente logra ese milagro de, al menos, lograr pasar a una segunda vuelta electoral.