Solicitada

Para quienes se preguntan por los dos perritos hermanos, igualitos, que vivían en el camino a la aviación, los Titos, lamentablemente la respuesta no es para nada grata. Tuvieron la mala suerte de cruzarse con alguien que se creyó con el derecho de quitarles la vida y así lo hizo. Ambos, la hembrita y el machito, fueron envenenados. Los encontró el señor de la casa donde les habían dado techo para que se resguarden de la lluvia, del frío y del calor.
Eran realmente hermosos, dulces, cariñosos, amables con todo el que se acercara a ellos. Eramos varios los que los queríamos y les llevábamos alimento, agua, nos ocupábamos de que estuvieran vacunados y desparasitados. Pero esto, como siempre pasa, no fue suficiente, porque guste o no la mano que quiere hacer daño lo hace y generalmente las consecuencias como en este caso son irreversibles.
Todavía me pregunto en qué podría haberle molestado la presencia de ellos en un campo abierto, porque segura estoy de que no molestaban a nadie ni hacían daño alguno.
La realidad dice que una vez más, quienes se creen con el derecho de disponer de la vida de otro como pasó en esta oportunidad, se adueña de la vida ajena y la destruye a su placer. No hay muchas palabras más que tristeza e indignación para agregar.  Juan, Lucía y Andrea