Una forma de entrometerse

En medio de las turbulencias en países como Ecuador y Bolivia, saltó la noticia de que los profesionales cubanos –la mayoría médicos– que prestaban servicios en esas naciones debieron retornar a su patria de forma acelerada. La solapada intromisión del régimen de Cuba en los lugares con gobiernos amigos es algo que también se vive en nuestro pago y perder esa posibilidad de colocar doctores supone además un golpe a las finanzas de la isla caribeña.
La prestación remunerada de servicios profesionales a terceros países, especialmente en medicina y educación, es una de las principales fuentes de divisas del gobierno cubano, que denomina esta actividad “colaboración internacional”. Lo que los nostálgicos y románticos no quieren ver: para Cuba esto es un gran negocio y al final termina en otro tipo de explotación, además del que hacen gala en su propia tierra. Los médicos cubanos que viajan a otros países a trabajar deben volcar casi todo el salario que ganan en las arcas del régimen comunista.
Además, al ritmo de esa guerra fría que gustan los cubanos estar eternamente, victimizándose claro está, supone una estrategia de intromisión en los asuntos de las naciones a las que arriban. En las dos últimas décadas, con el ascenso de gobiernos de izquierda en buena parte de Latinoamérica, Cuba firmó con sus nuevos aliados bolivarianos importantes convenios de este tipo que supusieron la llegada de miles sus médicos, maestros y otros profesionales a países como Uruguay, Brasil, Ecuador, Argentina y Bolivia.
Los últimos datos oficiales disponibles (2017) cifraban los ingresos de Cuba por servicios profesionales en 9.628 millones de dólares, según un informe de la agencia Efe. Partiendo de lo que era un salario de 15 dólares al mes para los médicos en la isla, pueden pasar a cobrar 125 mensuales durante los primeros seis meses en otra nación. Según un informe de la organización Cuban Prisoners Defenders (CDP), una oenegé con sede en España que hace campaña por los derechos humanos en Cuba y está vinculada al grupo opositor Unión Patriótica de Cuba (Unpacu), los médicos reciben en promedio entre el 10% y el 25% del salario pagado por los países de acogida, y el resto se lo quedan las autoridades de Cuba.
Se trata de unos de los pilares de la política exterior de Cuba, que el año pasado desplegaba más de 50.000 médicos en 67 países. El régimen cubano gusta sacar pecho de la calidad de su salud y de sus médicos, aunque la población en la isla –como denuncian los opositores– no siempre tiene acceso a ella y sobre todo es para los que vienen de afuera y para los turistas.
“La nueva oleada de victorias conservadoras o los conflictos políticos y sociales surgidos en los últimos meses han hecho tambalearse esos acuerdos, también en la mira de Estados Unidos dentro de su estrategia de asfixiar económicamente a La Habana por su apoyo a Nicolás Maduro en Venezuela”, asevera un informe de Efe acerca de los nuevos aires regionales que ponen en riesgo esa política y la economía de Cuba, siempre en búsqueda de recursos tras la caída, hace tiempo ya, de la Unión Soviética y de los vaivenes de Venezuela, el nuevo gran aliado que vive una crisis profunda.
Más de 700 especialistas del país caribeño dejaron Bolivia en la última semana para garantizar su seguridad en medio de los graves disturbios que vive el país tras la renuncia al poder de Evo Morales, ahora asilado en México. Lo ocurrido en suelo boliviano coincidió con la salida de Ecuador de otros 400 doctores cubanos que prestaban servicios allí en programas que se remontan a 2013, cuando gobernaba Rafael Correa.
En el trasfondo de la ruptura del acuerdo hay también acusaciones de medios ecuatorianos que involucran a profesionales cubanos en las fuertes protestas que sacudieron el país este año por la decisión gubernamental –después revertida– de retirar los subsidios al combustible. A su vez, la salida de los profesionales cubanos de los dos países andinos se suma a lo sucedido el año pasado en Brasil, hasta entonces uno de los principales clientes de la colaboración médica de la isla.
Cuba retiró a sus más de 8.000 médicos en Brasil a finales de 2018 ante las amenazas del entonces presidente electo Jair Bolsonaro de cancelar el programa “Más Médicos” si La Habana no aceptaba unas nuevas condiciones, entre ellas que los doctores cobraran su salario íntegro. Uruguay cuenta actualmente con dos convenios vigentes para la atención oftalmológica y ortopédica por parte de profesionales cubanos y uruguayos, uno firmado en 2007 y otro en 2008.
Las naciones que contratan estos servicios pagan directamente al Estado cubano, que se embolsa en torno al 70% de los salarios y abona el porcentaje restante a sus trabajadores, quienes además viajan al exterior sin su familia, aunque el Gobierno de La Habana subraya que todo el personal que sale de misión lo hace voluntariamente.
Lo cierto es que estos programas proponen que un alto porcentaje del salario se vaya a las arcas estatales y el hecho de mantener a los familiares en la isla es una manera de evitar que el personal expatriado deserte. Además de sumar gente, de infiltrar personal no médico, en territorio ajeno.