Ganado soportó durante 6 días consecutivos sensaciones térmicas superiores a 40 grados

Ante la falta de sombra natural, bueno es encontrar alternativas.
Doctora Valentina Herrera.

Seis días consecutivos en esta zona del litoral con temperaturas por encima de los 35 grados, y sensaciones térmicas superiores a 40 grados, fueron determinantes para que los productores tomaran los recaudos pertinentes para que el ganado lograra superarlos sin inconvenientes. De todas maneras, los técnicos continuaron emitiendo recomendaciones para prevenir problemas mayores.
El estrés calórico –término tan utilizados en estos meses de verano–, “es cuando el animal por si solo no puede regular su temperatura y excede lo que sería tu temperatura normal que ronda entre 38 y 39 grados”, señaló a EL TELEGRAFO la doctora Valentina Herrera.
“Hablamos de animales homeotermos, capaces de regular su temperatura”, aclara la responsable en el departamento de Rio Negro en el Instituto Plan Agropecuario. “Si la temperatura ambiental fuese muy baja, tienen la capacidad de aumentar su temperatura corporal; si la temperatura ambiental es muy alta como en toda la semana, tienen la capacidad de bajar su temperatura corporal”, dijo.
Pero señala que cuando ese mecanismo falla y no la pueden regular, “y la temperatura corporal más la ambiental exceden la cantidad de calor que pueden liberar, ahí es cuando el animal ingresa en lo que se conoce como estrés térmico”. Y enfatizó que el ganado cuando ingresa en el citado estrés, “deja de comer, porque el animal al hacer la digestión produce el calor propio del metabolismo. Aumenta su frecuencia respiratoria por minuto, y se genera otro mecanismo como es el jadeo, sacando la lengua y comenzando a respirar por la boca. Ese mecanismo le requiere al animal mucha energía”.
Herrera establece que “es un momento en donde el animal aumenta sus requerimientos energéticos y baja el consumo, generándose un momento crítico, con un balance energético negativo”. Y acota: “disminuye el consumo de agua y puede llegar a bajar hasta un 20% de lo que normalmente consume”, especificando que “en el peor de los casos, como ha sucedido, los animales pueden llegar a morir”.

PUEDE PREVENIRSE Y EVITARSE

El estrés térmico, también conocido como estrés calórico, puede prevenirse y evitarse. El Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), en su página web (www.inia.uy) tiene a disposición de los productores una sencilla herramienta que permite calcular, con hasta 7 días de anticipación, el nivel de estrés térmico en cada zona.
La herramienta permite hacer el cálculo del nivel tanto para ganado de carne como para ganado de leche y evitar dolores de cabeza y gastos. Al consultar cada mapa, el productor tendrá las medidas recomendadas por los técnicos del INIA para mitigar este problema productivo.
El impacto del calor se mide a través de un índice que incluye temperatura y humedad para vacas lecheras y para ganado de carne se suma a estos dos parámetros velocidad del viento y radiación solar.
Según INIA, en el ganado de carne, animales en la fase de terminación a corral, el acceso a la sombra versus el estar al sol, mejoró la ganancia media diaria en un 15% y la eficiencia de conversión en un 7%.
A su vez, para animales en pastoreo se vieron, por tener acceso a la sombra, mejoras en el entorno al 14% en la ganancia diaria. En lechería la sombra mejora la producción de leche: en vacas de alta producción recién paridas (más de 30 kilos por día) el acceso a sombra provoca aumentos de alrededor de 5 kilos por día. En vacas de lactancia avanzada (más de 200 días posparto y 30 kilos por día) las mejoras en producción son de alrededor de 2 kilos por día. En vacas secas que tuvieron acceso a sombra durante el período seco, la mejora fue de 3,3 kilos por día de leche corregida por sólidos para los primeros 60 días posparto, y 0,5 kilos por día para toda la lactancia. En todos los casos son datos de investigaciones realizadas en Uruguay y bajo las condiciones productivas locales.

SÍNTOMAS

“Cuando aparece el caso clínico –se ve el jadeo, se tambalea o no coordina–, hay que mojar al animal lo más rápido posible. Hay que meterlo adentro del agua”, explicó el técnico del Instituto Plan Agropecuario Rafael Carriquiry a El País semanas atrás. El profesional indicó que “hay que bajarles la temperatura rápidamente. El año pasado me pasó con terneros que estaban amamantando. Cuando se les baja rápido la temperatura enseguida se recuperan”. Puede pasar que el animal esté tan descompensado que “le cueste bajar la temperatura corporal y eso pasa mucho en los animales adultos”, reconoció el técnico del IPA.
Puede darse que si el bovino está bastante descompesando, por más que se le moje, no muestre mucha respuesta. “Cuando está tirado jadeando sin parar, difícilmente se recupere si no se le baja la temperatura corporal”, advirtió Carriquiry. “La forma que tiene ese animal de achicar la temperatura es bajar vapor de agua por los pulmones y por eso jadea, no es que esté agitado o mucho menos, respira rápido para eliminar calor”, contó Carriquiry.