Un paro “preventivo”, para que vayan sabiendo…

Como señal inequívoca de cuál será el modo de actuar ante el gobierno que asumirá funciones este 1º de marzo, la gremial de profesores de enseñanza secundaria de Montevideo, ADES, anunció que realizará un paro el 12 de marzo, con pretensiones además de recoger adhesiones en todo el país, porque no comparte el contenido del proyecto de Ley de Urgente Consideración, porque a su juicio la norma va contra su postura en materia educacional.
Al respecto, el futuro secretario de la Presidencia, Alvaro Delgado, manifestó estar sorprendido porque el motivo de paro es un contenido que está en un borrador: “Es un paro por algo que está en un borrador, no está presentado en el Parlamento”, dijo. El tema educación “es donde más falta de resultados hay, se propuso durante toda la campaña electoral”, sostuvo.
Sin embargo el gremio explica mediante un comunicado que en materia educativa “determina una serie de cambios que atentan contra los/as trabajadores de la educación, los/as estudiantes y la Educación Pública en su conjunto”.
Por su parte, el futuro ministro de Trabajo y Seguridad Social, Pablo Mieres, calificó de “apresurado” el paro resuelto por el sindicato de profesores de Secundaria de Montevideo y consideró que “hay un anticipo que no es razonable. Estamos hablando de un borrador”.
Mieres aclaró que los docentes tienen derecho a hacer paro, pero “lo que sí hay que tener en cuenta es que un paro al comienzo del año lectivo, preventivo, por las dudas, afecta la vida familiar, afecta el derecho de los chiquilines a ir a clases”.
Mientras tanto, el 12 de marzo se realizará una nueva asamblea en la que evaluarán posibles medidas adicionales a tomar, dijo sobre el punto Javier Iglesias, dirigente de la Asociación de Docentes de Educación Secundaria.
Y si hay un calificativo que en realidad no podría darse a esta medida es el de “sorpresivo”, porque indudablemente responde a una postura filosófica ya histórica de muchos sindicatos que abogan por la vigencia de la lucha de clases y la lucha permanente contra el supuesto “neoliberalismo”, contra la “obligarquía”. Ergo, ni por broma respaldarán ninguna medida que provenga de un gobierno de este origen, pese a que esta es precisamente la voluntad popular, que por supuesto importa poco y nada a la conducción de estos gremios.
Y decimos que no es sorpresivo, porque ya pocos días después del resultado de las elecciones celebradas el 27 de octubre, que perfilaban a la fórmula del Partido Nacional como posible ganadora del balotaje para gobernar en coalición con otros partidos de la oposición –como efectivamente se diera– desde la izquierda surgió como eje de la campaña un cúmulo de críticas, rumores, verdades a medias y falsedades para tratar de desacreditar a los “fachos” que se perfilaban para acceder al poder por la vía del voto popular. Para ello, además, se contaba con el apoyo de gremios que les son afines.
Precisamente uno de los tantos gremios que ha formado parte de esta acumulación de poder político-gremial es el de los profesores de Enseñanza Secundaria, que sistemáticamente se ha opuesto a toda reforma educativa y apunta a sostener un statu quo en el que más allá de los eslóganes poco importa el alumnado y la calidad de la educación, sino que mucho se arma en torno a reivindicaciones gremiales.
Sobre este punto, el integrante del consejo educativo de la Fenapes, y directivo de ADES, Javier Iglesias, aseguró en plena campaña electoral que “son sumamente preocupantes las propuestas que hay en educación”, y que a su juicio la oposición “desconoce los problemas reales que hay en la educación pública hoy. No hay ni una palabra sobre la necesidad de incrementar el presupuesto, no hay hay una sola palabra sobre necesidades de cubrir la cantidad de cargos que hacen falta hoy en liceos y escuelas”, a la vez que considera hay desconocimiento “de sus propios expertos que elaboran esas propuestas, porque no va a los problemas reales concretos que tenemos hoy en los liceos y las escuelas”.
Por supuesto, la ciudadanía tuvo otra opinión y la expresó en las urnas, pero parece que ese es un asunto menor para los dirigentes mesiánicos que pretenden imponer su pensamiento único como verdad inapelable.
A la vez, apuntando a generar confusión, aseguró Iglesias que estas propuestas están en sintonía con supuestos intentos del presidente brasileño Jair Bolsonaro, “de ir a un mecanismo de incrementar el nivel represivo en cuanto a la tarea docente. Hay que ver que aparece la necesidad de rediscutir la necesidad de redescubrir la libertad de cátedra, que es un principio esencial, no solamente en la educación pública de nuestro país sino a nivel mundial”.
Por supuesto, para quienes así piensan, cualquier norma que se promueva por los abanderados del neoliberalismo y la derecha, aunque estos gobiernos surjan de la voluntad popular, amerita convocar a la “resistencia” a los cambios. Provienen de dirigentes sindicales de una izquierda que es protagonista excluyente del pensamiento único en la enseñanza como en tantas áreas, donde no admiten otra opinión.
Están contra el principio de autoridad en los organismos de la enseñanza, pero disciplinan a quienes piensan distinto o se atreven a discrepar, no aceptan que se les evalúe en el desempeño de sus cargos, cuestionan comparaciones en pruebas internacionales como las PISA y atribuyen todos los problemas a la falta de recursos cuando en los hechos se ha incrementado sustancialmente el presupuesto pero sin que se haga un uso eficiente del dinero.
Y en el rechazo a todo lo que venga del futuro gobierno, no solo no generan propuestas reales de solución, sino que omiten que son parte sustancial del problema, porque sus iniciativas de mejoras en la enseñanza, más allá del aspecto ideológico, por supuesto, apuntan solo a mejorar su posición, defendiendo el interés particular y no el general, como debería ser el fin de la conducción de la enseñanza.