Desde Tanzania, Mariana Sanberro cuenta sus planes de retorno y la experiencia que vive ante el coronavirus

Mariana Sanberro junto a Michael, líder del proyecto Mama Elo's en Mlangarini, Tanzania. Habla suagili e inglés. Visitan familias a las que les llevan elementos de higiene y les hablan de las medidas de prevención.

Mariana Sanberro, una licenciada en Enfermería de 41 años nacida en Guichón, que está realizando un viaje solidario en la aldea de Mlangarini, a unos 30 kilómetros de Arusha en Tanzania, es una de las uruguayas que está siendo apoyada por el Ministerio de Relaciones Exteriores para retornar a Uruguay.
Se encuentra en esa zona colaborando con la oenegé Mama Elo’s y esperaba “a mitad de abril volver a trabajar en el Hospital Pereira Rossell”, de Montevideo, contó a EL TELEGRAFO desde Mlangarini, donde se encuentra desde unos 10 días trabajando en el proyecto. “Pero dada la situación del país, me comuniqué rápidamente para saber si era posible retornar ahora, sabiendo que cuando llegue deberé cumplir mi cuarentena y volver a trabajar en tiempo y forma, dado que en nuestro país vendrán momentos difíciles dado que llega el invierno y ahora se nos agrega una enfermedad nueva”.
Sanberro estableció contacto en primer lugar con David Helguera, dirigente político que es amigo de su familia y quien se conectó con el Ministerio de Relaciones Exteriores a través de la subsecretaria Carolina Ache Batlle. Fue así que comenzó a establecerse un plan para iniciar el retorno en pocos días. “Rápidamente la vicecanciller me llamó directamente para saber la situación de salud, seguridad y asegurar mi regreso. La verdad en este momento es muy reconfortante sentir la seguridad desde mi país”, dijo Sanberro y agregó que “por más que se esté haciendo una labor, aquí los tanzanos también a nosotros nos ven como una amenaza por ser blancos (muzungas) y traer la enfermedad”.
Por el momento cree que “la mejor conexión sería por San Pablo. Es decir desde Tanzania a Sudáfrica y allí a San Pablo. Pero desde hoy los uruguayos podemos volver desde Europa, así que estoy esperando para ver si la conexión puede ser por Amsterdam, que es por donde vine”.
Espera que “el fin de semana que viene pueda iniciar el regreso. Para mayor seguridad también se conectaron conmigo desde la embajada de Uruguay en Sudáfrica”.
No tiene síntomas y ha tomado todas las precauciones necesarias, desde que llegó el 10 de marzo, un día antes que se declarara en ese país africano el primer caso de coronavirus. “Igualmente aquí hay otras enfermedades y tengo que tomar precauciones también. Traje todas las vacunas necesarias. Antes de viajar vi a un médico infectólogo de orientación en viajes, así que recibí las vacunas extras y medicación para la malaria también”. “Estoy sola aquí en una experiencia personal que se convirtió en todo un reto y formidable de verdad. Trabajo en prevención desde la aldea que es lo que podemos hacer. Aquí no hay recursos materiales, tampoco un sistema de salud que sustente esta crisis. Pero creo que tienen más experiencia en grandes epidemias y cómo sobrevivir a ellas con una conciencia colectiva de sobrevivencia”, asegura.

EL CONTINENTE DE LA SUPERVIVENCIA

“A través de amistades llegué al proyecto Mama Elo’s que lleva adelante Israel González desde España. Me encuentro haciendo un trabajo voluntario, tratando de aportar desde la enfermería y tomar de esta cultura sus experiencias, cómo viven, qué es lo que necesitan”.
“En realidad venía con esa idea, pero cambió la perspectiva con el coronavirus. Con la oenegé estamos trabajando en las necesidades de la comunidad porque al otro día que yo llegara a Tanzania se declaró el primer caso de coronavirus”. Se trató de una mujer de 46 años que dio positivo después de retornar desde Bélgica, adonde había estado con un pariente enfermo. Sostiene que “en la aldea todo es bastante difícil porque obviamente hay muchos niños que viven en sus casas hacinados, sin agua potable y sin jabón. A través de la oenegé Mama Elo’s estamos educando en la necesidad de un buen lavado de manos, en repartir jabones, porque el agua la van a buscar al río, no es potable. Las distancias son largas, hay que caminar bastante, pero es un trabajo satisfactorio”.
“La verdad que los tanzanos han demostrado ser muy obedientes, como lo demuestra el bajo número de casos. Se trabaja muy bien, hay mucho por hacer y es una gran oportunidad; enseña que tenemos que bajar un poco la ansiedad y trabajar en aumentar la solidaridad, hacer lo que nuestro gobierno dice, de quedarnos en nuestras casas. He aprendido la importancia de volver a esos valores que hemos perdido como sociedad”, subraya.
Empero no deja de reconocer que “si el coronavirus realmente entrara con fuerza en África, al no tener sistemas de salud desarrollados, sería muy grave, pero por los números que estoy viendo lo están manejando muy bien. Si se mira el mapa de África es llamativo comparado con el Primer Mundo, porque aquí el gobierno rápidamente tomó medidas tales como aislamiento, cierre de escuelas, menos flujo de personas en las calles, iglesias y cultos, que aquí son muchos”.
“África ha tenido tantas epidemias y al no tener un sistema de salud tan desarrollado como el nuestro, de todas maneras está más preparada porque ha aprendido a sobrevivir, no tiene otra manera de salir adelante que la supervivencia. Aquí se sobrevive o se muere. Los niños mueren de sarampión, tuberculosis, meningitis, neumonía a diario, lo mismo que los adultos”, dice, dejando al descubierto una sociedad que convive con la muerte y para la cual el coronavirus será en definitiva una epidemia más.
“A veces ante la crisis es cuando se ve un poco la labor que desarrollamos los trabajadores de la salud. Pero es lo que hacemos a diario, en África como en Uruguay; en donde sea estamos preparados y creo que también hay que darle valor a la solidaridad, a la empatía con el otro. Ante una crisis vuelven estos valores que como sociedad hemos perdido. Creo que es cuando más lo valoramos y en África es donde más se siente”, reflexiona la guichonense. Finalmente reitera su agradecimiento por “el trabajo de la vicecanciller Carolina Ache así como de David Helguera desde Guichón, tanto como el trabajo de todos en Cancillería que me imagino en estos momentos tiene un enorme desafío como es el hacer que retornemos los uruguayos que estamos en otras partes del mundo, cumpliendo la normativa vigente. En mi caso haré cuarentena en mi casa, en Montevideo”.