Restaurantes bajaron sensiblemente sus ventas

Mesas vacías, el común denominador de los restaurantes céntricos.

El coronavirus puso todo “patas para arriba”. De un momento a otro la calle parece un desierto, y el combo lleva a que aparezcan los carteles en los negocios anunciando el cierre hasta nuevo aviso. Sin ventas, está complicado poder mantener las actividades. Y las casas de comidas intentan hacerle frente a la situación. Las mesas están separadas en los salones a la espera de comensales que no aparecen. Ayer, sin ir más lejos, dos de las pizzerías céntricas estaban desoladas. Eso sí, cuentan con un arma que podría permitirles salir del paso, como lo es el reparto, aunque la respuesta no ha sido la esperada.

CUARTA PARTE DE LAS VENTAS

Eran las 13.30 de ayer y a esa altura en Pizzería Trouville tres mesas habían sido ocupadas. “En esta situación es para tirar cohetes”, fue la reflexión lógicamente envuelta en un dejo de tristeza, pero también preocupación.
“La venta en general es la cuarta parte de lo que vendíamos normalmente, y estamos trabajando con el stock de mercadería que tenemos, porque es una locura hacer pedidos”, se remarcó, asegurando que ante la situación se está trabajando solo con el 20 por ciento del personal habitual. El resto: seguro de paro.
“No se sabe qué va a pasar. Pero esto recién empieza”, fue la reflexión. El reparto, comúnmente conocido como delivery, en el caso de Trouville, comenzó a tomar fuerza. Y es un arma con la que se cuenta al menos por el momento, dentro de esta situación complicadísima e impensada.
“El delivery pasó a tener una representatividad de un 60 por ciento en promedio de esas ventas totales” que se tienen actualmente. “Antes era un 15 0 un 20 por ciento, a lo sumo un 25 en caso de un día muy movido o de lluvia”, se remarcó ante la consulta. Ayer se cubrieron tres mesas en el salón y cinco fueron los pedidos enviados por delivery.
¿Cuántas personas se dedican a este servicio? “Tenemos tres delivery, uno solo trabajaba entre semana y del jueves al sábado son dos”, para cumplir con los pedidos. “Los dos trabajan con tapaboca, e incluso una clienta recomendó usar guantes pero de acuerdo a Salud Pública y a los cursos de manipulación de alimentos es contraproducente porque te lavás las manos, pero en la goma quedan bacterias y demás durante todo el día, y pongo en duda que se usen 45 pares de guantes en una jornada laborar”, se comentó.
Afuera, uno de los chicos se puso el tapaboca para realizar un envío. Bajó la vereda y el semáforo en rojo lo hizo frenar. “Y… está complicada la cosa. Se vende poco. ¿Cómo trabajamos nosotros? Intentamos protegernos con tapabocas, tomando algunas medidas”, dijo antes de acelerar.

MESAS VACÍAS

Apenas unas cuadras más abajo de 18 de Julio, PanZ era una soledad. Algunos empleados, que minutos antes habían separado las mesas para mantener la distancia recomendada en los dos salones del frente, esperaban por el ingreso de algún comensal. Hasta las 13.30, al menos, eso no sucedió.
Como es de suponer, de los 35 a 38 empleados que habitualmente desempeñan tareas, “estamos el 50 por ciento” y el resto fue enviado a seguro de paro.
“Está muy difícil. Hasta esta hora no entró nadie. Y está difícil también con el delivery. Ayer (sábado), bajó el 50 por ciento del pedido. La gente se está cuidando. Nosotros estamos viendo cómo se trabaja los fines de semana para ver si vale la pena trabajar solo con delivery”, se indicó desde PanZ.
Dos son los chicos que están al frente de la batalla realizando delivery, que “utilizan tapaboca y guantes en caso de que sea necesario”. Pero los pedidos son escasos. “Hay gente que ha llamado y preguntado qué precauciones toma el delivery, y qué hacer después de que se recibe el pedido. Y la gente grande que venía a buscar al mostrador o pedía un envío, ya no lo hace”, se afirmó.

“BAJANDO AL 30 POR CIENTO”

Si hay una casa de comidas que tiene al reparto como caballito de batalla es Pío Pío. Pero increíblemente, también el reparto bajó sensiblemente. “La gente no está pidiendo comida afuera”, dijo su responsable.
“Estamos trabajando al 30 por ciento. Casi la mitad del personal (13 personas) fue enviado a seguro de paro porque si tengo en cuenta las mesas, con eso no alcanzamos a pagar el sueldo de un mozo. Y la única manera de sobrevivir es con los repartidores”, expresó.
Los chicos que trabajan en el reparto intentan, lógicamente, tomar sus precauciones. “Esto llevó a que se agudizaran aun más todos los cuidados y todas las precauciones que ya de por sí teníamos en cuanto a higiene. Siempre prestamos atención a todos los detalles, todos tienen el curso de manipulación de alimentos y tenemos en cuenta todo. Los repartidores también tienen sus cuidados, y por lo pronto cada vez que vuelven se lavan las manos y el alcohol en gel es moneda corriente”.