Solidaridad sanducera en tiempos difíciles

El comienzo de la tarea, a la tarde, buscando ayudar a los sanduceros más necesitados.

Los números asustan. El coronavirus ha llevado a que el seguro de paro sea moneda corriente y suba día a día de manera sorprendente la cantidad de trabajadores en esta situación, y que no solo los sectores más humildes comiencen a sentir el golpe económico; también aquellos a los que la falta de trabajo, formal o informal, les empieza a jugar una mala pasada.
Entonces varios sanduceros decidieron realizar una movida solidaria, que se repicó en varios puntos de la ciudad: en base a colaboraciones, se cocina y distribuye la comida entre aquellos que lo necesitan.
El sábado y también el domingo anterior, 150 personas por noche tuvieron su plato de comida, pan y fruta en la plazoleta ubicada en avenida Salto y Vizconde Mauá.
La convocatoria se realizó a través de las redes sociales, mediante las que se pidió colaboración con comestibles, y se anunció esta movida solidaria para la que hay que participar, dijeron sus organizadores, “sin vergüenza”.
La idea era volver a cocinar el lunes, pero las donaciones no alcanzaron. Ayer, a las 17.30 horas, comenzó la tarea de cocinar. “Vamos a hacer salpicón de pollo, así que nos está faltando arvejas y granos de choclo”, dijo María Almirón, mientras ponía manos a la obra a pocas cuadras del lugar donde a la noche más de un centenar de personas levantarían su vianda.
“La idea fue de mi hermano. Ante todo esto que está pasando se le ocurrió una olla popular, y pedimos colaboración a través del Facebook. Tres familias donaron y el sábado pudimos hacer un guiso. El domingo hicimos fideos con tuco y pizzas que nos acercaron. La gente levanta la vianda, pan y una fruta. Pero nos quedamos cortos”, remarcó María mientras preparaba la cena.
“A nosotros no nos sobra nada, pero hay mucha pobreza en Paysandú, y los chicos no tienen dónde comer. Arrancamos a cocinar a la tarde y a las 20.30 comenzamos a servir. La gente nos dice que no sabe qué va a hacer, hay mucha preocupación porque está parando mucha cosa. Nos ha llamado gente del puerto para venir a comer y el lunes, si bien no cocinamos, le llevamos a San Félix la comida a una señora que nos pidió para sus cinco hijos”, dijo María, satisfecha pero con un dejo de amargura ante la situación.
“Para ayudar, uno hace lo imposible. Esperamos poder hacer esto todos los días, pero dependemos mucho de la colaboración de la gente. Y por ahora, eso sí, no se arrimó ningún político. Está muy complicado Paysandú”, sentenció.
Anoche, en cuestión de minutos se fue la comida. Hubo que avisarle a quienes todavía estaban haciendo cola que no alcanzaba para todos. “Se fueron 30 kilos de arroz, pollo, papas, zanahoria, arvejas, choclo… Nos quedamos con mucha pena”, dijo María.
Esta tarde se volverá a la cocina, para hacer un guiso de lentejas. Y seguramente, en estos tiempos complicados que corren y en los que se ha pedido que quienes se acerquen lo hagan con tapabocas, la respuesta será grande. Tanto como la solidaridad que están mostrando diferentes grupos de sanduceros.