General

Construyen monoambientes como solución para el mercado de alquileres económicos

Paysandú ingresará en una nueva modalidad constructiva, destinada a pequeños comercios, escritorios profesionales o hasta vivienda. Se trata de la propuesta del estudio Paggi-Zinno, asociados a José Manuel Galván, de construir el “Complejo Ajedrez”, con ocho monoambientes en propiedad horizontal, de aproximadamente 20 metros cuadrados el más chico hasta 30 metros el de mayor superficie, con una pequeña cocina, baño y patio, en la esquina de Baltasar Brum e Ituzaingó.
Según explicaron a EL TELEGRAFO Alberto Zinno, Jorge Paggi y José Galván, se trata de una inversión general estimada entre los 260.000 y 300.000 dólares –dependiendo de si hay variación en los valores de los materiales– en una obra que comenzó con la demolición de la vieja estructura existente en una superficie de más de 170 metros cuadrados, que comenzaría efectivamente a construirse a principios de mayo con previsión de culminar en noviembre. Tendrán un valor con una base de 35.000 dólares. (Nota completa para abonados y en edición impresa)

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Opinión

Los “otros” virus que permanecen

El Sistema Integral de Protección a la Infancia y a la Adolescencia contra la Violencia (Sipiav) presentó recientemente los datos actualizados sobre atención a la violencia registrada sobre esa población durante el año pasado. Las cifras eran las esperadas. Y no porque aumenten los casos, sino porque una mayor visibilización y atención de las situaciones demuestran que la realidad está allí, detrás de cada puerta.
El incremento del 16% de las denuncias también resalta una mayor capacidad en la comunidad para ver el problema, y de las instituciones a un compromiso y seguimiento. También confirma que el agresor es cercano a la víctima, porque en el 91% de los casos son familiares directos y que las niñas son más de la mitad de las situaciones atendidas, con respecto a los varones.
La crueldad se ejerce cada vez a menor edad y la mayor cantidad de situaciones se registran entre los 6 y 12 años de la víctima. En este segmento específico, los centros educativos cumplen un rol fundamental en la denuncia de casos de violencia. La violencia en la primera infancia, es decir hasta los cinco años, crece y en la franja de tres años la estadística cuantificó 400 situaciones en total.
Allí la preocupación está latente ante la peligrosidad y el riesgo de vida. Sin embargo, el rediseño de programas de atención procura mejor contacto con los hechos de violencia. Encabeza la lista el maltrato emocional, seguido del abuso sexual, maltrato físico y un rasgo que genera preocupación por su incremento: los casos de negligencia. Eso, que también es violencia, explica la falta de atención a la salud y a la educación que es responsabilidad de las familias.
Y, como son niños, tampoco “ven” la violencia. Porque no es posible que la ejerzan quienes aseguran amarlos y dedicarles tiempo. El 60% de los casos no visualizan las situaciones en que se encuentran, por eso se vuelven crónicas y “despiertan” cuando se agravan.
La violencia, instalada en la sociedad de las más variadas formas y desde los confines de la historia, se extiende en la vida de las personas y cuando la institucionalidad empieza a actuar, lo hace sobre hechos que se repiten desde hace tiempo. Porque en ocasiones llega tarde, ante la muerte de la víctima. En cualquier caso, la reparación de las heridas que no son visibles llevarán más tiempo en los niños que en los adultos. Y el trabajo se vuelve aún más complejo cuando se trata de todo un entorno familiar.
Este combo no es más que la descripción de la sociedad y las respuestas que empezó a dar el Estado, desde no hace mucho tiempo. Porque antes, cuando la violencia existía igual, era un asunto privado que se resolvía detrás de cada zaguán.
Por eso, no tenemos manera de escandalizarnos. Todos sabemos que somos una sociedad violenta y que los medios usados para una denuncia no son siempre los adecuados. Porque cada día abundan las “denuncias” en Facebook o a través de otros medios de comunicación. Y eso no es compromiso, es más bien una charla de feria que utiliza un canal inadecuado para mostrar un grave problema.
Hay más de dos casos por día de abuso sexual y se reciben 13 denuncias diarias de violencia hacia menores. Si la respuesta de la comunidad es que “hay muchos más de los que dicen las estadísticas”, entonces todos ocultamos a alguien. Por lo tanto, seríamos cómplices de hechos incalificables que no denunciamos y preservamos en el anonimato.
Y a esto también lo confirman las estadísticas, porque la mayoría de los casos son crónicos y recurrentes. En nueve de cada diez casos, el agresor convive con la víctima. Por eso, los casos que se conozcan sobre este año serán reveladores. Las situaciones de confinamiento, el aislamiento social de las personas y las nuevas formas de relacionamiento virtual tendrán un resultado negativo.
Será un desafío para las autoridades enfilar un mensaje hacia ese lado del problema. A ese y a la depresión, con los intentos de autoeliminación y suicidios, cuyas cifras nos revelarán una realidad aún más profunda y no atendida del todo.
Porque en Uruguay estas cifras tampoco son nuevas. Sin embargo, las policlínicas de salud mental fueron las primeras en suspender su trabajo, ante la emergencia sanitaria. Cuando el año pasado cerró con más de 700 suicidios, todos nos escandalizábamos. Ahora solo alcanza con suponer lo que puede ocurrir con una persona que pierde su única fuente laboral o su familia por la agudización de sus problemas económicos, o ya no puede pagar su casa. Y porque el hogar es el lugar donde descansan los sueños de un individuo y se tejen otros.
Allí está la verdadera “pandemia” global y una situación sanitaria que no tuvo un enfoque adecuado en los últimos años. De lo contrario, las estadísticas hablarían de otra realidad mejorada. Y hace años que solo hablamos de un problema que se incrementa.
La Organización Mundial de la Salud calcula que todos los años mueren unas 800.000 personas por causa del suicidio y es bastante más del doble que por coronavirus. Ahora las estimaciones ubican a los suicidios con un incremento del 50%, es decir, aproximadamente 1.200.000 personas. Y hasta ayer, las cifras oficiales aseguraban que van más de 200.000 muertos en el planeta por causa de este nuevo virus.
Los “otros” virus que no se ven siguen latentes y existen, aunque toda nuestra atención permanezca enfocada en un mismo tema. Nos infectamos aún peor, porque para esos otros parece que ya no existieran anticuerpos. → Leer más