Sanducero le obsequió su bicicleta a Gabriel Peralta para que pueda volver a Buenos Aires

Gabriel posa feliz con su
nueva bicicleta junto a
Orlando, que además le
obsequió la edición de EL
TELEGRAFO donde está la
nota que lo movió a
colaborar.

“Lo que se brinda de corazón, se multiplica”, dice una conocida frase. Y eso será –sin dudas– lo que pasará con don Orlando Castellano, el sanducero que sin peros le obsequió su bicicleta al argentino Gabriel Peralta, el aventurero al que —luego de recorrer varios países de Latinoamérica– le robaron su bici Oxford Merak 1 en nuestra ciudad.
“Me levanto muy temprano cada día a hacer mis ejercicios, porque soy operado dos veces del corazón, y tomar mis medicamentos, y enseguida de eso me siento a leer EL TELEGRAFO por Internet. Lo primero que vi fue la nota de lo que le había pasado a este hermano argentino y me sentí tan mal, como sanducero y como integrante de esta sociedad, que no lo dudé un segundo. Sentí que debía regalarle mi bicicleta y era noble hacerlo en nombre de todo el departamento”, contó Castellano a este medio.
Decidido a cumplir con su deseo, Orlando se dirigió al Estadio Cerrado donde Gabriel está quedándose a dormir. “Pero como era el día del municipal, no había nadie para atenderme. Intenté llamar, pero la central telefónica de la intendencia tampoco tenía gente porque era feriado”, dijo quien fue municipal durante años e incluso fue director general de Servicios durante una de las administraciones del arquitecto Walter Belvisi como intendente.
Como un aliado para la causa, Orlando entró a Facebook y buscó a “Gabriel Fer” (como figura el argentino en la red social). “Como ustedes en el diario pusieron que esa la forma para comunicarnos con él, le mandé solicitud y le escribí, diciéndole que viniera por mi casa. Se vino al mediodía, conversamos y le mostré la bicicleta porque si bien es de montaña, con cambios, con tres platos y piñón que está para andar, hay que hacerle algunos ajustes. No es como la bici que le robaron, pero al menos es un rodado para que no quede de a pie. Es una bici a la que quiero mucho, pero de nada sirve quererla y tenerla archivada en el galpón, entonces por lo menos va a prestar un servicio para que Gabriel pueda volver a su casa”, comentó.

Mientras conversaban, Orlando le dio aire a las ruedas para que Gabriel pudiera irse pedaleando. “Tal vez el Consulado que sé que lo han ayudado, le puede dar una mano en poner a punto la bicicleta en lo que le falte. Incluso le dije que publicara en Facebook que si alguien tiene la bicicleta de él para devolverle, que le dé esta que le regalé en compensación. Yo se la regalé con mucho cariño y con el corazón, no con la mano, porque entiendo que en la vida hay que ser útil cuando se necesita”, dijo.
La vocación está presente en la vida de Orlando desde siempre. “Yo fui el primer director general de Servicios de la intendencia con el arquitecto Belvisi. Entré en 1971 de portero en la dirección de Limpieza y llegué a director gracias a mis compañeros que eran gente muy buena. Trabajamos mucho por la gente de nuestro departamento y sus necesidades. Si hay una cosa que agradezco es los funcionarios que tuve, porque llegué a ese puesto gracias a ellos. Era un plantel extraordinario”, recordó. “Por algo Dios me dio la oportunidad, después de dos operaciones complicadas, de volver. Entonces uno tiene que ser agradecido”, dijo Castellano.