Uruguay está en una situación envidiable

La pandemia del coronavirus COVID-19 representa un desafío tanto sanitario como económico para todos los países afectados en mayor o menor medida por esta enfermedad. A modo de ejemplo, el presidente del Banco Mundial, David Malpass, ha vaticinado que nos encontramos ante una “gran recesión global” durante la cual Latinoamérica tendrá “enormes necesidades financieras” para tratar la crisis económica que si bien ya se encuentra instalada, resulta difícil prever tanto su duración como su gravedad final. En el mismo sentido, el director del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), Alejandro Werner, advirtió que “la economía de América Latina y el Caribe se reducirá un 5,2% este año por el impacto de la actual crisis sanitaria, un descenso más profundo que el de la economía mundial, que caerá un 3%”.

A pesar de ese sombrío panorama, el FMI destacó el 20 de febrero del presente año, que “Uruguay se encuentra en una situación envidiable en muchos aspectos. El país goza de estabilidad política, una gestión de gobierno e instituciones sólidas y un alto grado de cohesión social. Tras una década y media de un crecimiento vigoroso, el país también registra un alto ingreso per cápita y bajos niveles de pobreza, desigualdad e informalidad. Gracias a una prudente gestión de supervisión y regulación, el sector financiero sigue siendo resiliente pese a la volatilidad en el mercado financiero regional. Si bien a inicios de marzo (momento en el cual apareció el primer caso de coronavirus en nuestro país) Uruguay mostraba dos aspectos negativos especialmente sensibles en estas difíciles circunstancias (un déficit fiscal del 5% del PBI y una tasa de desempleo del 10,5% en febrero de 2020), existen muchos otros logros que han sido generados durante los quince años de gobierno frenteamplistas y merecen ser destacados.

Uno de esos logros es el desarrollo digital alcanzado por Uruguay en los últimos años y que fue reconocido especialmente en el año 2018 por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), organismo especializado de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) según el cual nuestro país “tiene los servicios de banda ancha fija más asequibles a nivel mundial”. La UIT (que otorgó a Uruguay el Premio Mundial al Desarrollo Digital Sostenible) destacó, entre otros, el Plan Ceibal y su impacto en el acceso a computadoras e Internet en los hogares, particularmente entre los segmentos de la población de bajos ingresos; el Plan Universal Hogares, como parte del objetivo de promover “Internet para todos” y el despliegue de fibra óptica a los hogares y las escuelas; la creación del Plan Ibirapitá como respuesta a la Brecha Digital que se presentaba entre los adultos mayores, proporcionando tabletas conectadas a Internet, capacitación a las personas jubiladas de bajos ingresos y la reducción significativa de la brecha de acceso a Internet entre los hogares de más bajos y altos ingresos. Como lo destacara en su momento el entonces presidente Tabaré Vázquez, “el Plan Ceibal es igualdad desde la niñez, una revolución irreversible”. En este sentido, la realidad se ha encargado de desmentir las afirmaciones de la hoy senadora Graciela Bianchi cuando señaló en una entrevista que el Plan Ceibal generaba “idiotas informáticos”, afirmación que fue inmediatamente rechazada por el hoy presidente Luis Lacalle Pou a través de un mensaje en la red social Twitter en la cual expresó que “Toda iniciativa para democratizar el acceso a la tecnología e información tiene nuestro apoyo. Entre ellas, el Plan Ceibal”. Los premios obtenidos en todo el mundo por los jóvenes uruguayos (muchos de ellos de zonas rurales) son sólo uno de los logros de esa política.

El fuerte desarrollo del software uruguayo durante los últimos años constituye otro logro que ayuda a enfrentar las necesidades de teletrabajo que se instrumentan en estos días a través de soluciones personalizadas y de alta calidad. Resulta importante recordar que actualmente la industria del software es el tercer sector de Uruguay que más exporta, lo que ha convertido a nuestro país en el principal exportador per cápita de América Latina. Incluso la bancarización obligatoria, una política que en muchos aspectos debe ser mejorada para evitar los claros perjuicios que causa a trabajadores y jubilados, comercios medianos y pequeños, agentes inmobiliarios, empresas unipersonales en general y también a muchos profesionales universitarios (especialmente los escribanos públicos) ha sumado su grano de arena al combate al coronavirus fortaleciendo las operaciones financieras a distancia sin salir de las empresas o de domicilios particulares y evitando de esa forma la dispersión de la enfermedad.

Otro valioso instrumento para afrontar esta crisis ha sido el Ministerio de Desarrollo Social (Mides). Creado en el marco del Plan de Emergencia impulsado por Tabaré Vázquez antes de asumir sus responsabilidades presidenciales en marzo del año 2005, el Mides ha permitido a través de la Tarjeta Uruguay Social (TUS) duplicar por única vez el monto que por la misma reciben 87.000 hogares. Políticas concretas relacionadas con las personas que viven en la calle y en especial con su contención más básica a través de alimentación, abrigo y refugios con cobertura más amplia han permitido avances sustanciales en este sentido. En efecto, como ha señalado, Juan Pablo Labat, exdirector nacional de Evaluación y Monitoreo del Mides, con la creación de ese ministerio se pasó “a una integración de las instituciones para abordar las problemáticas sociales con programas focalizados en la población vulnerable, pero que promueven el acceso universal a las políticas”. La importancia de las medidas anunciadas por el Ministro Pablo Bartol en las últimas semanas dejan en claro el papel fundamental que el Mides posee para instrumentarlas en un momento especialmente desde el punto de vista sanitario, económico y social.

A pesar de todos sus aspectos negativos, el coronavirus COVID-19 ha tenido una virtud para quienes habitamos este hermoso país: hacernos entender que los aciertos de un gobierno, más allá de cuál se trate, pueden y deben ser aprovechados por quienes le sucedan en el ejercicio del poder. Anunciar cinco años con bombos y platillos que el gobierno entrante acaba de inventar la rueda ha sido siempre una gran tentación para quienes asumen la difícil tarea de gobernar, pero sin dudas es un costoso y estéril retroceso para la ciudadanía en general. Es importante tener en cuenta que como menciona el genial cantautor Alfredo Zitarrosa en una de sus canciones, el futuro “crece desde el pie” y no por generación espontánea.