Cortometraje: La inquieta y creativa juventud sanducera

Luis, Vanessa, Christian y Diana, un grupo amigos con ideas propias.

En medio de la desolada Paysandú que comienza a desesperezarse de a poco de la quietud casi total a la que nos llevó la pandemia de coronavirus, aparece la noticia de que un grupo de jóvenes sanduceros está por realizar un video que subirán a YouTube y también emitido en su totalidad por el canal 4 local.
La revolución tecnológica que ha puesto en las manos de casi todos nosotros una cámara para tomar fotos o filmar, no siempre es aprovechada de esta forma. Casi siempre es utilizada para instantáneas de asuntos que interesan a un círculo muy pequeño, atrapar in fraganti a alguien para viralizarlo como blooper o agregar algún efecto supuestamente “cómico”.
Todo esto lo hace más la juventud que la gente mayor, es cierto. Sin embargo, es precisamente esa juventud, tan atacada a veces, la que ahora ha puesto manos a la obra por iniciativa propia para crear una historia que desarrollará un video de al menos 30 minutos.
No tienen estudios realizados en la materia y son todos muy jóvenes, casi todos menores de edad, pero tienen lo primero que hay que tener, el empuje y las ganas de hacer. De poco vale una larga preparación si después no se cuenta con tales características.

TODOS APORTAN

El notero los encuentra en el parque del barrio La Chapita. Es una tarde cualquiera donde sin embargo se nota todavía la marca de la cuarentena a la que los uruguayos decidimos plegarnos voluntariamente. Hay algún grupo por aquí y por allá, pero es obvio que ese movimiento está lejos de ser el normal.
Los que primero aparecen son una pareja de amigos realmente pintoresca. Él es Luis Burgos, que con sus 16 años ya debe rondar el metro ochenta y da toda la impresión de un oso bueno, ella es Diana Suárez de 15 años, que al lado de Luis parece no una adolescente sino una niña pequeña.
Entre los dos se nota la complicidad que tienen los amigos de toda la vida y, detrás de sus caras inocentes, se trasluce también que hay dentro de ellos mucho más de lo que el prejuicio de cualquiera espera de los adolescentes de hoy.
El entrevistador no tiene que ser muy sagaz para darse cuenta que en esa pareja de amigos está el germen de todo el asunto.
Ante la pregunta “en broma” sobre si ellos son “los que piensan” del grupo, Luis sigue la broma respondiendo “yo sí, ella no”. Un chiste que tal vez cualquier joven del sexo femenino hubiese aceptado hace unas décadas pero ante la que ella se defiende diciendo “yo también, por lo menos un poquito”. Después aparecen dos jóvenes más que vendrían a formar el núcleo duro del grupo. Ella da un nombre largo que resumiremos como Vanessa Peralta, tiene 15 años y el cuarto integrante es Christian Martínez, de 18 años que con soltura ofrece un apretón de manos que el periodista acepta, para reflexionar después que es el primero que recibe desde que la pandemia se declaró en Uruguay. No hay caso, la fuerza de la juventud rompe cualquier barrera.
“Lo que pensábamos hacer era simplemente un video para YouTube, pero cuando llegó a oídos del canal 4 nos ofrecieron emitirlo por ahí también”, cuenta Luis. “Todavía estamos en las etapas del ensayo y la historia se inspira en los personajes de `Casi Ángeles´. El título es ‘La muerte de Mara’ y ella –señala a Vanessa– es la que hace de Mara”.
Cuando se distribuyen las tareas en cualquier producción audiovisual, los que se dedican a actuar bien pueden hacer solamente eso y nada más. No tienen porqué dar ideas o meterse con la historia. O bien pueden hacerlo y aportar todo tipo de cosas. Bueno, evidentemente Vanessa entra de lleno en el segundo grupo, darle el pie para que diga algo es descubrir su inquietud por estar en todos los detalles. “Lo primero que hicimos fue fijarnos en los personajes”, cuenta, “nos dimos cuenta que nos parecíamos mucho con algunos de ellos y decidimos hacer nuestra propia versión. Para mí Mara se me parece mucho”, aclara.

IDEAS Y MÁS IDEAS

Luis sigue dirigiendo la conversación ya que, después de todo, será el director del video, “ellos dos son los protagonistas” dice indicando a Mara y a Christian que, a pesar de sus 18 años es el que menos habla. Claro, estar al lado de la verborragia de Vanessa no es para cualquiera.
“Y la ‘mala’ es ella” vuelve a intervenir Luis señalando esta vez a Diana, su amiga de apariencia infantil que sin embargo oculta no solo ideas propias, sino también la ambición de estar trabajando a ambos lados de la cámara, como Vanessa. “Porque Luis es la cabeza de ésto, pero solo una parte de la cabeza” puntualiza Diana enfatizando que ni un ejército talibán la va a hacer dar un paso al costado para defender lo que ella aporta.
A todo esto, se podría pensar que estamos ante un grupo de adolescentes fanáticos de “Casi Ángeles”, el programa argentino de gran éxito que se emitiera hasta el 2010. Pero claro, las cuentas no dan. Todos ellos eran muy chicos para ser fanáticos. Y ni siquiera se convirtieron en eso ni con las repeticiones, ni son la posibilidad de verlo por YouTube.
“Con mis amigas miré algo cuando era chica, en los recreos” cuenta Vanessa, “pero nunca fui fan”.

INSPIRACIÓN Y PUNTO

Porque la realidad es que lo del programa argentino es una excusa para hacer lo que ellos quieren. “Nos basamos en una idea que sacamos de ahí pero la reformamos mucho” explica Luis. “Esta semana vamos a ensayar y la otra ya vamos a grabar”, apunta.
Al tocar el tema de los diálogos y lo difícil que puede ser el memorizarlos vuelve a emerger el ímpetu juvenil para el cual nada es realmente complicado si se quiere hacer. “Es bastante fácil porque hablan como hablamos nosotros”, aclara Vanessa.
“Lo vamos a grabar con celulares y editar con una aplicación”, continúa Luis. “Nuestro primo Dani es el que va a grabar ya que tiene mucha experiencia sacando fotos y es algo que le gusta mucho, por eso lo elegimos a él para hacerlo”, completa Diana.
La pregunta sobre alguna experiencia previa, tratándose de gente tan joven, parece fuera de lugar, pero el notero la hace igual. “Es lo primero que hacemos” responde Luis, “aunque alguna cosa en la escuela o en UTU, por lo menos en actuación, habíamos hecho”.
“Yo también se grabar y editar”, aclara Vanessa, “pero no puedo hacerlo porque soy la protagonista, pero en la parte de la edición me voy a meter porque tengo ideas que me gustaría que se hagan”.
En cuanto a la elección de las actrices y actores Luis confió también en Vanessa que explica que “tengo muchos amigos, pero no todos tienen la capacidad para hacer ésto. Por eso confié más en Christian, que sé que lo puede hacer bien”.
“Y a Diana le dimos el papel de la mala no porque sea mala, sino porque es frontal”, aclara Luis entre las risas de todos.
“Es cierto, soy sincera”, confiesa Diana.
El tema sobre el apoyo familiar al proyecto también aparece en la conversación a lo que Vanessa despeja cualquier duda diciendo que “en la escuela siempre actuábamos, así que todos están más o menos acostumbrados y ahora como en la UTU no lo hacemos más, se nos ocurrió hacer ésto”.
Claramente: si no nos dan lo que queremos hacer, lo hacemos nosotros. Una lección que solo la juventud positivamente inquieta puede ofrecer. Fabio Penas Díaz