La zafra de invierno se inicia en el marco de una coyuntura de elevada incertidumbre, afectada por la COVID-19

La nueva zafra de invierno se inicia en el país, en una coyuntura de alta incertidumbre y afectada a nivel global por la pandemia de COVID-19. La caída de la actividad económica mundial incidió en una menor demanda de productos y desvíos del comercio, sostiene un informe elaborado por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), que destaca que Uruguay continúa trabajando para proveer alimentos en pos de la seguridad alimentaria.
Las tensiones entre Estados Unidos y China continúan. Los precios de los commodities presentan alta variabilidad con tendencia general a la baja. Tanto a nivel global como regional, los balances de oferta y demanda para el ciclo 2020/21 constituyen un escenario de presión negativa sobre los mercados de trigo.
En este marco, se estima que el área de cultivos de invierno 2020/21 alcanzaría en Uruguay a 480.000 hectáreas, similar a la zafra anterior, y asumiendo rendimientos promedio, el volumen de producción descendería 7%.
Las perspectivas para la colza son muy auspiciosas estimándose un incremento de al menos 10.000 hectáreas respecto a la zafra anterior. Por el contrario, las estimaciones de siembra de cebada marcan un importante descenso de 9% y en el caso del trigo, el área se reduciría 5% respecto a 2019/20.
De acuerdo a la información de Aduanas, las exportaciones de granos de invierno y derivados 2019/20, (considerando los meses de noviembre-abril) alcanzaron casi U$S 147 millones, 27% menos respecto al mismo periodo de la zafra anterior (U$S 200 millones).

PRECIOS

En el mercado local, los precios siguen la tendencia internacional. En el primer trimestre del año 2020, la cotización local promedio del trigo se ubica en U$S 28 por tonelada por debajo del promedio del mismo trimestre del año anterior (U$S 170 por tonelada vs U$S 198), desincentivando la siembra del cultivo por parte de los productores. Tanto en el mes de abril como en los primeros diez días de mayo, no se concretaron operaciones de venta.
En el caso de la cebada, los contratos con MOSA establecen una relación 100% con el precio del trigo en Chicago (CBOT), como precio mínimo para contratos de “diciembre/2020”, puesto en planta de recibo.
Por su parte, Ambev ofrece dos propuestas, por un lado, propone la posibilidad de marcar un precio fijo de U$S 200 por tonelada (por el cual se pueden fijar hasta 2.000 kilos) y por otro, una fórmula mixta: para el 70% de la cosecha la referencia es 100% del precio del trigo CBOT en el contrato “diciembre/20” y para el 30% restante se establece un valor “fijo” de U$S 215 por tonelada.
En ambos casos, las condiciones comerciales incluyen descuentos y bonificaciones de acuerdo a determinados parámetros (proteína, grano quebrado, grano dañado, humedad). Para la colza, el plan comercial 2020 de ALUR con destino a biodiesel destaca que el precio copiará 100% el precio de la soja en Chicago para el contrato mayo 2021.
Se realiza un contrato por área donde se compromete todo el volumen producido en esas hectáreas. El precio incluye la bonificación de materia grasa y permite la fijación desde la firma del contrato hasta abril 2021. El recibo es Montevideo a partir de octubre 2020 y el pago se concreta 45 días corridos.
Algunas empresas privadas, con el objetivo de exportación a Europa, proponen planes que toman como referencia el mercado de Matif (Francia). Otras empresas, con el objetivo de exportar a Israel para consumo humano, presentan un plan comercial que tiene como referencia 100% el precio de la soja en Chicago al que se le sumará un plus a definir entre 5 a 10%.
En el caso de la carinata, el plan que ofrece UPM utiliza como referencia de precio el valor de la colza en el mercado Matif (contrato febrero) y ofrece bonificaciones por determinados parámetros (volumen de producción por hectárea contratada, uso de estiércol como fertilizante) junto a la posibilidad de realizar fijaciones anticipadas.

ESTIMACIÓN DE ÁREA Y PRODUCCIÓN

De acuerdo a la información relevada, se estima que el área de cultivos de invierno 2020/21 será similar a la de la zafra anterior, y alcanzaría a 480.000 hectáreas, con comportamientos diferentes en los distintos cultivos que componen el perfil de invierno.
A la fecha, se confirma una reducción en el área de siembra de cebada, la cual se estima podría ser de tan sólo 150.000 hectáreas, habida cuenta del impacto del COVID-19 en el consumo de cervezas en Brasil y, por lo tanto, en las necesidades de malta de la industria en el país vecino.
En cuanto al trigo, la expectativa de siembra es a la baja respecto al año anterior, estimándose 225.000 hectáreas (5% menos que en 2019/20), considerando los escasos márgenes del cultivo y los problemas de calidad e inocuidad que ha presentado el grano en las últimas zafras.
La colza será el cultivo a destacar este invierno. Si las condiciones acompañan y lo permiten, las expectativas para el cultivo son muy buenas y se esperan al menos 10.000 hectáreas adicionales respecto a la zafra anterior (75.000 hectáreas), que totalizarían 85.000 hectáreas junto a la carinata (10.000 hectáreas).
Desde el punto de vista comercial, el cultivo presenta un contrato con reglas claras (mercado local o exportación), con una logística que aprovecha la infraestructura y maquinaria ociosa en esa fecha, y un manejo que viene ajustándose año a año, levantando limitantes e incorporando tecnología.
La incidencia que tiene en la fecha de siembra del cultivo de segunda y la mejora en el control de determinadas malezas también son elementos muy valorados por el productor.
Asumiendo un rendimiento promedio de los últimos 5 años, se estima que la producción de cultivos de invierno alcanzará a 1,42 millones de toneladas, 100.000 menos que el año anterior.

EXPORTACIONES

De acuerdo a la información de Aduanas, las exportaciones de granos de invierno y derivados 2019/20, (considerando los meses de noviembre-abril) alcanzaron casi U$S 147 millones, 27% menos respecto al mismo periodo de la zafra anterior (U$S 200 millones).
Durante noviembre 2019 – abril 2020, las exportaciones de colza totalizan 59.000 toneladas por U$S 24 millones, un 10% menos en volumen y 7% menos en valor que la zafra anterior.
En el caso de las exportaciones de trigo, se observa una disminución mayor a 60% tanto en el volumen como en el valor exportado, concretando negocios por apenas 106.000 toneladas y U$S 21,5 millones.
Para la cebada, se constata que el volumen exportado a la fecha es similar al de la zafra anterior, con una importante caída de 31% en el precio percibido por tonelada. Respecto a la exportación de derivados, las exportaciones de harina de trigo totalizan durante noviembre 19 – abril 2020, 8.500 toneladas por U$S 3 millones, cifras aproximadas a las registradas durante mismo periodo.
Con referencia a la malta, las exportaciones alcanzan a 176.000 toneladas por U$S 93 millones durante noviembre 19 – abril 2020, reflejando una caída de 10% en ambos conceptos respecto a la zafra anterior. La apertura mensual de la información da cuenta de una importante caída (77%) en las exportaciones de malta durante el mes de abril, la cual es probable se reitere en los próximos meses dada la situación generada por la pandemia de

COVID-19.

Respecto al desempeño de las firmas exportadoras, Ambev registra una caída de casi 12% tanto en volumen como en valor respecto a las exportaciones durante mismo periodo de la zafra anterior. En el caso de MOSA, las ventas caen 8% en promedio, tanto en volumen como en el valor total exportado.

CRISIS MUNDIAL

La dinámica de los mercados de granos se ha visto alterada en la coyuntura por los efectos derivados de la crisis sanitaria mundial. El severo detenimiento de la actividad económica conllevó a cambios en las pautas de consumo que incidieron en las cantidades demandadas de los distintos productos y, consecuentemente, sobre el comercio.
Adicionalmente, los flujos comerciales se han visto distorsionados por las diversas restricciones a la operativa logística que han surgido en los distintos países, como respuesta a la pandemia. Naturalmente, el impacto que este escenario ha tenido sobre los diferentes granos no es el mismo en todos los casos.
La afectación de la demanda difiere según sea el uso principal de cada producto, consumo humano, consumo animal, elaboración de biocombustibles, elaboración de bebidas, etc. También se observan impactos diversos en función de la situación de países que resultan productores o consumidores claves de alguno de los granos. De manera que el escenario actual ha visto incrementado el habitual margen de incertidumbre existente en el análisis de mercado de los granos.
En el caso de los principales cultivos de invierno, trigo, cebada cervecera y colza, se identifican varias de las situaciones enunciadas. El trigo, cuyo destino principal es la alimentación humana (y en mucho menor medida alimentación animal); la cebada cervecera, orientada esencialmente a la elaboración de malta para la producción de cervezas (también con una proporción menor vinculada al uso en la alimentación animal); la colza, que tiene vínculos con varios mercados, la harina para la alimentación animal y el aceite, utilizado tanto para alimentación humana y como para elaboración de biocombustible.