Museos confinados

La Organización de las Naciones Unidas para la Cultura y la Educación (Unesco), con motivo del día internacional de los Museos, que se celebró el pasado lunes 18 de mayo, elaboró dos informes relacionados con la situación de los museos del mundo en el contexto de la pandemia.
De acuerdo a Unesco y el Consejo Internacional de Museos (ICOM), casi el 90% de los museos del mundo, esto es equivalente a más de 85.000 instituciones, han debido cerrar sus puertas durante distintos períodos por la crisis sanitaria.
El organismo advierte especialmente sobre la situación de África y de los pequeños estados insulares en desarrollo, donde solo el 5% de los museos pudieron ofrecer contenidos en línea a sus públicos. Los informes también estiman además que casi el 13% de los museos de todo el mundo corren riesgo de no volver a abrir sus puertas.
Al respecto cabe hacer una precisión, y es que no todos los museos funcionan bajo la órbita estatal, de hecho la gran mayoría son museos privados y que dependen en gran medida de los ingresos que generan para funcionar, e incluso muchos de los museos dependientes de organismos estatales dependen de los recursos que generan por sí mismos.
Esta situación de confinamiento, voluntario como en el caso de nuestro país, u obligado, como muchos estados del mundo, ha dejado a los museos sin público y así, además, sin ingresos.
El objetivo de estas encuestas –realizadas entre los estados miembros de Unesco y los profesionales de los museos– tenían por objeto evaluar las repercusiones de la COVID-19 en los museos y las instituciones museísticas, pero igualmente apuntaron a averiguar cómo se había adaptado el sector a la crisis, y de qué apoyo dispondrían las instituciones después de la pandemia.
La encuesta de Unesco reveló que el número de museos “ha aumentado casi un 60% desde 2012, hasta llegar a unas 95.000 instituciones, este aumento demuestra la importancia del sector en las políticas culturales nacionales durante el decenio”. Por otra parte ha puesto en evidencia, una vez más, las grandes disparidades al respecto, ya que solo el 1,5% de los museos se encuentran en África y los pequeños estados insulares en desarrollo.
La presidenta del Icom, Suay Aksoy, dijo confiar “en la tenacidad de los profesionales de los museos para hacer frente a los desafíos que plantea la pandemia de COVID-19”, pero advirtió que “los museos no pueden sobrevivir por sí solos sin el apoyo de los sectores público y privado”. En este sentido planteó como un imperativo “recaudar fondos de ayuda de emergencia y establecer políticas para proteger a los profesionales y a los trabajadores autónomos con contratos precarios”.
Por otra parte, en el marco de su movimiento Resiliart (cuyo objetivo es ayudar a los artistas durante y después de la crisis de la COVID-19 entre profesionales internacionales del mundo de la cultura), Unesco inició una serie de debates dedicados a los museos en colaboración con Ibermuseos, de los cuales los tres primeros tienen por centro la situación en la región iberoamericana.
Entre los participantes estuvo el director del Museo Nacional de nuestro país, el doctor en Historia Andrés Azpiroz, quien aludió a la situación en Uruguay y la región, donde, “las instituciones que han recibido apoyo estatal son las que mejor están paradas para resolver esta situación”, evaluó.
Planteó además un enfoque interpelante acerca del rol de estas instituciones en la comunidad, y en este sentido llamó a pensar en “cómo los museos vamos a contribuir en la generación de trabajo, qué papel tenemos los museos en esa reactivación (económica tras las pandemia), cómo vamos a pensar los museos en clave de sostenibilidad, pensar los museos en el día después en esa clave puede dar algunas respuestas”.
Por otra parte el director afirmó que esta pandemia “ha mostrado las flaquezas de algunas de nuestras instituciones, pero también ha mostrado enormes fortalezas”, como un ejemplo de ello señaló que los equipos técnicos de los museos, “en el trabajo desde sus casas han realmente respondido con mucho profesionalismo, para mantener al día su trabajo y proponer nuevas cosas”. Justamente indicó que la creatividad y la reflexión son instrumentos que los museos deben utilizar en este momento de proyección de su futuro y el rol que deben asumir.
En estos tiempos hemos visto que los museos, los de Paysandú y los de la región, han lanzado una serie de “contenidos” dirigidos a mantener el vínculo con la población apelando a materiales digitalizados o a generar recorridos o guías virtuales. Otros más originales, con valor lúdico, relacionados con la naturaleza y las particularidades de cada entidad. Todo ello está muy bien, por supuesto.
Sin embargo hay un dato que no podemos dejar de considerar, aún en un país con el grado de penetración de las tecnologías digitales en la población, con un tendido de fibra óptica impensado en el contexto regional y la cobertura informática de la mano del plan Ceibal. Así y todo, hay importantes sectores de la población que no accederán a estos contenidos y quedarán en situación de desigualdad.
Audrey Azoulay, directora General de la Unesco, señaló que “esta pandemia también nos recuerda que la mitad de la humanidad no tiene acceso a las tecnologías digitales. Debemos trabajar para promover el acceso a la cultura a todas las poblaciones, especialmente las más vulnerables y aisladas”.
Ahí hay un parámetro que considerar al pensar ese “después de la pandemia” del que habló Azpiroz. Un sector de la población que se ha alejado aún más de los museos y de la cultura y que, pensando en términos de derechos, como planteó el director, habrá que ir en su búsqueda, en lugar de limitarse a considerar que simplemente no se trata del público habitual de los museos.