Rurales

Nueva caída registraron las exportaciones en agosto

En agosto volvió a registrarse una caída de las exportaciones. En el mes la baja fue del 17,2% respecto a agosto de 2019, en lo que va del año cayó 13,9% y en los últimos 12 meses 8,8%. Los principales destinos son China, Brasil, Estados Unidos, Argentina y Argelia. Los principales productos de exportación son carne, semilla y oleaginosas, y madera.
Las solicitudes de exportación de bienes registraron la séptima caída mensual consecutiva del año en el mes de agosto, según los datos relevados por la Unión de Exportadores del Uruguay (UEU), excluyendo exportaciones desde zonas francas.
En lo que va del año, entre enero y agosto, el descenso fue de 13,9% frente al mismo lapso del año pasado con un monto exportado de U$S 4.444 millones.
Y analizado en el último año móvil, la caída es de 8,8% en comparación con igual período cerrado en agosto de 2019 con exportaciones por U$S 6.903 millones.

SOLICITUDES DE EXPORTACIÓN

En agosto las exportaciones medidas en dólares suman U$S 629,2 millones contra U$S 759,5 millones de agosto de 2019.
La caída del octavo mes del años se explicó principalmente por las menores solicitudes de China y las zonas francas de Nueva Palmira y Punta Pereira, aunque China se mantiene como líder pese a un retroceso del 8,82% en sus compras, lo que se explica por las caídas de colocaciones de carne, pescados, lana y cueros, entre otros. Por otra parte China incrementó los pedidos de soja, madera y lácteos.
La UEU destacó en su informe que a diferencia de meses anteriores, Brasil registró un incremento de 4,5% por mayores pedidos de lácteos, cereales y grasas y aceites.
Los destinos que más cayeron fueron Argelia por menores compras de lácteos, y México por menores compras de maderas, lácteos y cueros.
Los que registraron aumentos fueron India por más compras de madera, Israel por la carne, y Sierra Leona por sus compras de arroz.
Los diez principales destinos de agosto, en orden descendente, son China con compras por U$S 153,2 millones (-8,82 menos que en agosto de 2019); la participación de China en las exportaciones es del 24,36 %. Le sigue Brasil, que hizo compras por U$S 90,9 millones (4,50 % más); las zonas francas de Nueva Palmira y Punta Pereira, con exportaciones por U$S 59,9 millones (-22,81 %) y U$S 45,3 millones (-2,86 %).
En quinto lugar se encuentra Estados Unidos con compras por U$S 38,4 millones (30,47 % más), sexto Holanda con U$S 34,1 millones (7,64 % más que en agosto de 2019); séptimo Argentina, U$S 23,9 millones (caída de 8,95 %); octavo Zona Franca de Fray Bentos con U$S 20,9 millones (39,07 % menos); noveno Paraguay, U$S 14,1 millones (15,25 % más); y décimo Rusia que efectuó compras por U$S 10,9 millones (40,69 % menos).

PRINCIPALES PRODUCTOS EXPORTADOS

En agosto de 2020, los principales productos exportados son carne, U$S 139,8 millones (21,90 % menos que en agosto 2019); en segundo lugar están las semillas y oleaginosas exportados, que generaron ingresos por U$S 121,5 millones (con una caída del 13,10 %); y la madera se destaca en el tercer lugar con U$S 91,7 millones (14,66 % menos).
Los lácteos están en cuarto lugar con exportaciones por valor de U$S 55,8 millones (14,64 % menos); quinto, los cereales con U$S 38,4 millones (24,17 % menos que en 2019); sexto plásticos con U$S 18,4 millones (7,45 % menos): séptimo los productos de molinería que generaron ingresos por U$S 18,3 millones (8,86 % más); octavo grasas y aceites, U$S 16,7 millones (94,84 % más); noveno pescados y moluscos con ventas por U$S 14 millones (caída del 7,75 %); y décimo los productos farmacéuticos que se vendieron por U$S 13 millones (5,10 % menos).

EXPORTACIONES DE 2020 RETROCEDIERON

En lo que va del año las exportaciones suman U$S 4.444.230.805, lo que significa una caída del 13,9 % respecto a los U$S 5.161.721.579 de enero/agosto de 2019. Ente los principales destinos, las caídas más relevantes fueron de China, Brasil, Argentina y Holanda. La UEU dice que la caída se explica por la combinación de la “menor demanda debido a la pandemia internacional y las dificultades específicas de las economías de la región”. → Leer más

Opinión

El virus culpable

Ayer fue el Día Internacional de la Alfabetización y en ese contexto se dio a conocer que en todo el mundo 617 millones de jóvenes no dominan los fundamentos de la lectura y la aritmética, pese a que muchos de ellos están escolarizados. A ese número hay que sumarle los 773 millones de adultos, que han quedado abandonados a su suerte en este aspecto, por lo tanto, el problema de la alfabetización básica es en cifras redondas de una magnitud de casi 1.400 millones de personas. Es muchísimo, es casi la quinta parte de la población mundial.
Este no es un problema que se pueda asociar al coronavirus y a la pandemia de COVID-19, porque todas estas personas no cayeron en esta situación en los últimos 9 o 10 meses, sino que evidencian que los problemas ya estaban ahí cuando empezó todo esto. Este concepto es extrapolable a prácticamente todos los ámbitos: el acceso al empleo de calidad, a la salud, a la alimentación, al agua potable, a la cultura, al turismo y al descanso, también consagrado como un derecho humano.
Cada 8 de setiembre, desde 1967, este día se celebra en todo el mundo para recordar al público la importancia de la alfabetización como factor de dignidad y de derechos humanos, así como para lograr avances en la agenda de alfabetización con miras a una sociedad más instruida y sostenible.
En su mensaje emitido en la víspera, la directora general de Unesco, Audrey Azoulay, afirmó que “en un momento en el que necesitamos reinventar un mundo de esperanza, la cuestión de la alfabetización reviste más importancia que nunca. Por ello, en este Día Internacional, invito a todos los agentes que intervienen en la educación a que redoblen sus inversiones y movilicen todos sus recursos para realizar el potencial de todas las personas al servicio de un mundo compartido”.
En particular este año la fecha aludió a la enseñanza de la alfabetización y el aprendizaje durante la crisis de la COVID-19, subrayando el papel desempeñado por los docentes y la evolución de las pedagogías.
“La crisis reciente del COVID-19 constituyó un crudo recordatorio de la brecha existente entre el discurso político y la realidad: esta brecha existía ya antes del período de COVID-19 y tiene una repercusión negativa en el aprendizaje de los jóvenes y adultos que carecen o disponen de pocas competencias en lectoescritura y que, en consecuencia, tienden a verse confrontados a diferentes inconvenientes”, ha afirmado Unesco.
La agencia ha detectado que durante esta crisis, “en numerosos países, los programas de alfabetización de adultos han estado ausentes de los planes de respuesta educativa”, de forma que la mayoría de los programas de alfabetización dirigidos a esta población se mantenían de manera virtual aunque solo algunos cursos, mediante la radio y la televisión o los espacios al aire libre.
Este día se ha encarado como una oportunidad para reflexionar y debatir sobre pedagogías y metodologías de enseñanza innovadoras y eficaces en los programas de alfabetización de los jóvenes y adultos, tanto de cara a la pandemia como después de esta, a la vez que analizar el papel de los docentes, las políticas y los sistemas.
Pero como acontece habitualmente en este tipo de circunstancias adversas, aparecen ejemplos que aportan soluciones creativas a los problemas que se van planteando, como en este caso fue la interrupción del vínculo entre los escolares y sus centros educativos y en particular con sus docentes.
Este año Marcia Hernández, maestra de la escuela N° 17 Serafín J. García de la ciudad de Vergara, unos 50 kilómetros al noreste de Treinta Tres, fue elegida la docente del año por la Fundación Reaching U, a raíz de su propuesta “Radio Alegría”.
La maestra buscó una manera de mantener ese vínculo y creó un espacio virtual a través del cual se mantuvo en contacto permanentemente con contenidos gestionado por y para sus alumnos, que emitía diariamente entre las 9 y las 12. Los niños escuchaban en sus casas y luego interactuaban a través del foro de Crea o por WhatsApp, respondiendo las tareas que planteaba la maestra.
De esta forma la maestra generó con los niños un espacio de confianza frente a la incertidumbre del momento, por más que no estuvieran concurriendo a la escuela.
El jurado lo definió como “un puente hacia el futuro” y manifestó que este proyecto se embarca aprovechando la tecnología y los medios disponibles para el aprendizaje de sus alumnos. La docente recibió U$S 5.000 para destinar a la continuidad de un proyecto que ha sido un ejemplo de innovación aplicada a la educación.
Del mismo modo que se mencionaba al principio, todo estaba allí antes: la maestra, los alumnos, la tecnología –a la que muchas veces se le cuelga el rótulo de culpable de infinidad de problemas sociales– y la necesidad de intensificar el vínculo entre los niños, el centro escolar y el docente. En este caso el virus aportó el factor de oportunidad para poner en marcha una capacidad en la que el país hizo una inversión muy importante y que estaba desaprovechada, o subaprovechada, por razones que no son fáciles de explicar.
Es cierto y no tiene sentido negar que el coronavirus ha ocasionado inconvenientes en todo el planeta, sin embargo ahora parece que fuese el origen de todos los males, cuando no es así, el mundo y la humanidad ya tenía millones de problemas antes. El enfoque necesario es el que aplicó Marcia Hernández, pensar “fuera de la caja” y, empleando los elementos que haya a mano, tratar de encontrar las soluciones.
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