Investigación de crimen en barrio Las Brisas estaría centrada en pista clave vinculada al contrabando

Desde la mañana de la víspera, Fiscalía de Cuarto Turno y la Policía sanducera trabajan en procura de esclarecer un homicidio perpetrado en una finca del barrio Las Brisas, en la zona norte de la ciudad. Al momento, si bien se no se descartan otras hipótesis, la línea de investigación se centraría en lo indicado por los testigos respecto a que los matadores de Ricardo Nilder Valdez Suárez, de 57 años, preguntaban a viva voz: “¿Dónde está el bagayo?” La pregunta, que según allegados a la víctima no tendría relación con éste, es la pista más clara, de acuerdo a información confiable y de altas esferas de la Policía brindadas a EL TELEGRAFO.
El crimen conmociona a la ciudad, debido a que es el tercero que ocurre en menos de una semana y el segundo en menos de 24 horas, tras el fallecimiento de Atiliano Viana González (73) a raíz de una desavenencia con un compañero de bebida. Esto llevó a que el ministro Jorge Larrañaga diera la orden expresa de que anoche –pasadas las 23– arribara un grupo de efectivos de la Guardia Republicana (que estaba en Dolores) para instalarse de forma efectiva en nuestra ciudad y hasta “nuevo aviso”.

SE PRESENTARON CON UNA ORDEN DE ALLANAMIENTO

Como se informara en los canales digitales de nuestro medio, próximo a las 8.30 tres personas arribaron a una casa ubicada en las inmediaciones de Costa Rica, entre Calle 34 y avenida De Las Américas, cuyo frente da hacia una vieja cantera. Lo hicieron a bordo de un automóvil Fiat Uno de color blanco, con chapa matrícula de Maldonado. Mientras el conductor, vestía con ropa deportiva, aguardó en el rodado, otros dos llamaron en el portón de la familia Valdez. Según la información obtenida por EL TELEGRAFO de fuentes vinculadas a la investigación fueron atendidos por Ricardo, el dueño de casa, a quien le mostraron un documento que simulaba ser una orden de allanamiento. Los dos hombres se identificaron como policías, dando sus supuestos apellidos y así lograron cruzar hacia el interior del terreno.
Siempre de acuerdo a información calificada, Valdez fue con los hombres hacia un galpón donde una de sus hijas montó una peluquería de barrio, donde intercambiaron unas palabras y luego entraron a la casa para dirigirse hacia el dormitorio del matrimonio. Una vez allí, los falsos policías –que finalmente se confirmó que llevaban uniforme de la fuerza– se tornaron violentos y comenzaron a dar vuelta muebles y demás efectos del cuarto, a la vez que lo increpaban con gritos preguntándole: “¿Dónde está el bagayo?” y “¿Dónde guardaste la mercadería?”
El accionar de éstos habría motivado que Valdez se abalanzara sobre uno, intercambiando algunos golpes de puño, que terminaron cuando le dieron un culatazo en la cabeza y de inmediato le efectuaron al menos cuatro disparos que terminaron con su vida.
Al huir, los asesinos –que no se descarta hayan sido contratados para tal fin– golpearon a la esposa de Valdez, ocasionándole un corte a la altura de la ceja. Los autores del crimen se subieron rápidamente al auto que los esperaba y huyeron del lugar. En tanto, la esposa e hija de Valdez entraron al dormitorio y lo encontraron malherido, por lo que una de ellas corrió hacia la casa de un vecino a pedir ayuda. Un médico que vive cerca fue el encargado de indicar que Ricardo Valdez estaba sin vida, mientras se dio aviso al 911.

CON SELLO DE LA INTENDENCIA

Al lugar acudió un móvil de la Unidad de Respuesta Policial y jerarquías que notificaron el estado de situación a la fiscal de Cuarto Turno, Cecilia Irigoyen. Por su parte, un médico de Siet –pedido por la Policía– constató oficialmente el deceso.
En procura de ganar tiempo, vital en este tipo de hechos, se recabó toda la información posible sobre qué había pasado para poder trabajar con celeridad. En el marco de las averiguaciones, la Policía obtuvo la supuesta orden de allanamiento, que se comprobó era un documento apócrifo. El mismo tenía un sello de la Intendencia de Paysandú, institución que nada tiene que ver en allanamientos autorizados por la Justicia; el nombre de un aparente fiscal, que no coincide con los encargados de los diferentes turnos de Fiscalía Departamental; y los datos de los policías que harían la revisión. En cambio sí encajaban los referentes a la identidad del dueño de casa.
Con varios elementos, los uniformados comenzaron a trabajar a la vez que Policía Científica efectuó el relevamiento fotográfico y planimétrico en la escena. Se comprobó que la casa cuenta con una cámara de videovigilancia que Valdez instaló hace menos de dos meses, por lo que fueron tomadas las imágenes para agregar a la carpeta investigativa. Asimismo, fue dispuesto el cierre departamental, dando cuenta de lo ocurrido a jefaturas de departamentos vecinos, principalmente de Río Negro, lo que motivó un despliegue en diferentes puntos de las ruta 3, 24 y 2 para poder dar con los implicados en el crimen.