Tres funcionarios del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Daniela Alfaro, Mercedes Antía y Walter Oyhantçabal, contribuyeron con “aportes de gran valor técnico y constructivos”, a lo que será la resolución final de la Conferencia Regional de la FAO.
La directora general de Control de Inocuidad Alimentaria del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) de Uruguay propuso que la “FAO, a través de sus oficinas regionales y nacionales, pueda colaborar en fortalecer el diálogo con aquellas dependencias de nuestros países que trabajan en otras áreas, como salud pública, desarrollo social y, obvia e indiscutiblemente, con educación”.
Hizo esa sugerencia en la sesión dedicada a buscar soluciones para la transformación de los sistemas alimentarios a fin de proporcionar dietas saludables para todas y todos, explicando que su cartera debe poder “trabajar mucho mejor con Salud Pública” y que las autoridades de salud deben deben “saber trabajar también, donde nace el sistema productivo, donde nacen los sistemas alimentarios”.
“Tenemos que saber qué es lo que pasa con los consumidores, con la demanda, cómo es que tenemos que trabajar mejor con ellos”, destacó.
Alfaro consideró que “si bien somos un país exportador, la mayoría de la producción viene de la agricultura familiar. Tenemos una responsabilidad enorme en el ministerio ante todos los productores, pero tenemos una responsabilidad frente a nuestros consumidores, primero los 3,5 millones que tenemos y hacia todos aquellos consumidores que se están abasteciendo con los alimentos que hoy Uruguay produce”.
Por ese motivo dijo que el país está “trabajando para que Uruguay produzca y consuma alimentos saludables y nutritivos, para nuestra población y para la de todos los países” y “no solo tratando de tener una agricultura sostenible, sino una agricultura regenerativa”, agregó, citando al ministro Carlos María Uriarte.
La funcionaria del MGAP también dijo que, con la crisis actual, “tenemos una gran oportunidad de transformarnos, de recuperarnos mejor, de trabajar en este mundo que ha cambiado, en forma mucho más participativa, proactiva”.
“A veces en América Latina y el Caribe somos países pasivos, somos países tomadores o defensivos, tenemos que ser mucho más reactivos y proactivos en los distintos foros internacionales donde se tratan temas tan importantes como la agricultura que hacen nuestros países”, consideró.
DESARROLLO RURAL INCLUSIVO
En la sesión dedicada a la iniciativa “Mano de la mano” para lograr sociedades rurales prósperas e inclusivas, que se basa en la ayuda de países y territorios más desarrollados a otros más vulnerables, Mercedes Antía aportó varios ejemplos uruguayos para la región.
El primer ejemplo que citó fue el de las escuelas rurales con las que cuenta Uruguay que “en algunos casos, permanecen abiertas aún con un docente y un alumno y son sostenidas igualmente, por lo inclusivo de la educación y por la importancia del centro educativo para la comunidad”.
Luego señaló la experiencia del Instituto Nacional de Colonización: “unas 600.000 hectáreas” de tierras del Estado son arrendadas a productoras y productores, explicó y quedan “en manos de familias uruguayas, radicadas en el medio rural y de esta manera, contribuyen fuertemente a la economía del país y de sus hogares”.
Por último, citó a MEVIR, el Movimiento de Erradicación de la Vivienda Insalubre Rural, como una “fantástica herramienta diferencial que ha tenido el Uruguay y que realmente nos llena de orgullo” porque “ha construido cerca de 40.000 viviendas, salas de ordeñe, queserías y otras instalaciones para que las familias puedan desarrollar sus actividades productivas”. Entre los desafíos del país que “preocupan y ocupan” a su Ministerio, citó “la migración desde el campo hacia las pequeñas poblaciones o urbanizaciones donde cuenta con mejores servicios”.
En ese sentido, consideró “la digitalización y el acceso a las tecnologías de la información como herramientas de inclusión” y dijo que “esta pandemia nos mostró su necesidad y a la vez, una gran oportunidad: el sin número de soluciones que se harán disponibles para mejorar la información que llega a los agricultores”.
Para Antía, “Uruguay cuenta con una gran cantidad de recursos naturales que nos permite producir alimentos para 30 millones de personas, pero su recurso más importante es la gente”.
Según ella, “la sostenibilidad también está de la mano del renuevo generacional y que efectivamente el medio rural sea un lugar elegido por los jóvenes para desarrollarse. Generemos mejores políticas, para generar más igualdad”
“Nos ocupa también el rol de las mujeres y las inequidades. Ateniendo a esto nos encontramos abocados, junto a la FAO, en la construcción del Plan Nacional de Género en las políticas agropecuarias”, señaló.
“La reducida capacidad que tiene ante el cambio climático” que expone a productores y productoras de Uruguay “a potenciales sequías, turbonadas, inundaciones, que generan riesgos sobre sus bienes, capacidad de continuar produciendo y la continuidad de la familia en el medio rural”, fue otra realidad que Antía señaló como preocupante.
CAMBIO CLIMÁTICO
Sobre este tema intervino su colega y Director de la Unidad Agropecuaria de Cambio Climático del MGAP, Walter Oyhantçabal horas después, en el panel sobre Agricultura sostenible y resiliente al clima, del que participó desde la sede del MGAP Vicente Plata, el Oficial a Cargo de la FAO en Uruguay y Cecilia Jones, de la Oficina de Planificación y Política Agropecuaria de ese ministerio.
En una intervención muy técnica abocada a mejorar y aclarar el documento de la Conferencia, Oyhantçabal también hizo aportes conceptuales.
El principal fue su pedido de reconocer “que existen heterogeneidades de situaciones, de sistemas, de usos, de prácticas” para evitar “el riesgo de estigmatizar a la región como una región que deteriora muy negativamente su patrimonio natural”.
Puso como ejemplo que “no todos los países de la región pierden cobertura boscosa” y que Uruguay no la pierde. “Uruguay tiene 60% de su territorio cubierto de pasturas naturales muy biodiversas del bioma pampa con biodiversidad bastante bien conservada”, añadió.
A su vez, señaló “la importancia de agendas multifactor como la Agenda Global de Ganadería Sostenible” (LEAP, por sus siglas en inglés) que FAO apoya y agregó que crear capítulos regionales sería muy positivo.
En la misma línea, el referente en cambio climático del MGAP sugirió “reconocer la recientemente creada plataforma Placa y el rol de la secretaría que ejerce la FAO en ese espacio, el cual consideró “vital”.
Además, propuso hacer “una referencia más significativa a la dimensión de género, a la producción agroecológica y regenerativa y sugerimos además, en nombre de Uruguay, la importancia de la iniciativa regional de la FAO que se enfoca a la agricultura sostenible y resiliente al clima.
“Nos parece muy importante que esta iniciativa se enfoque en la resiliencia, porque la adaptación al cambio climático es la prioridad número uno de las respuestas de la agricultura al cambio climático”, consideró.
“Los aportes de Uruguay en el día de ayer han tenido un gran valor técnico y constructivo, que sin dudas enriquecerá lo que serán las conclusiones de esta cumbre clave para el futuro de la alimentación y la agricultura de América Latina y el Caribe”, dijo Rubén Flores, el Representante de la FAO en Uruguay, que también es Oficial Principal de Políticas para la región.
Las sesiones de mañana estarán dedicadas a la innovación agropecuaria y a la respuesta al coronavirus, además de ser el día de cierre y de publicación del acuerdo con los lineamientos para el apoyo de la FAO en la región de cara al año 2022.
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