Solicitada

Un tema muy preocupante
Un tema muy preocupante es el de la sexualidad en la adolescencia y las enfermedades venéreas, con todas sus consecuencias, en el presente y a futuro.
He oído decir, y me lo han corroborado personas que trabajan en la salud, que aquí, en nuestra ciudad, hay muchos enfermos de sida, adolescentes y mayores. Se comprende que es un tema de confidencialidad, para evitar discriminaciones, y por respeto al enfermo.
Pero lo que no se comprende es por qué no se hace suficiente hincapié en una educación sexual y emocional, para proteger a nuestros adolescentes y jóvenes contra esos virus que no los matan ya, ahora, pero sí dejarán secuelas para el futuro de esos enfermos y de sus descendientes. El sida es una enfermedad que se ha hecho crónica, y existen medicamentos que atenúan mucho la carga viral, pero no curan. Y no es la única enfermedad que preocupa en estos tiempos, hay otras que también arruinan la vida de quienes las contraen.
¿Qué futuro tendrán esos enfermos, si es que tienen futuro?
Vivimos en un mundo donde impera el consumismo, y donde hasta el sexo se ha convertido en un elemento a consumir, generando una sociedad del desamor y del todo vale, y, al mismo tiempo, nada es eterno. Nada está prohibido, se ha llegado al extremo de considerar saludables algunas conductas que siempre han sido moralmente inaceptables.
Sé que muchos que lean mi escrito me tildarán de mojigata retrógrada, medieval y quién sabe cuántos adjetivos más, pero la pérdida de valores de esta sociedad es muy preocupante.
Se enseña a los adolescentes y a los jóvenes a vivir libremente su sexualidad, se les enseñan los métodos anticonceptivos –que muchos no los aplican o no saben cómo usarlos– pero no se les enseña a dominar los instintos, no se les proporciona una educación de las emociones.
Se olvida que los humanos no somos sólo un cuerpo, tenemos un espíritu, al que es necesario educar, para que crezca y nos haga humanos de verdad.
Se estimula a los adolescentes a hacer lo que quieran, con el concepto de que cada uno es dueño de su propio cuerpo. Se olvida la importancia de amar y cuidar el cuerpo, no se recalca lo suficiente que el primer deber es amarse a sí mismo, algo necesario para poder amar al otro.
Es así que varones y mujeres adolescentes, se lanzan a la aventura de tener sexo con personas que no conocen suficientemente, sin pensar un instante en las consecuencias para su salud y la ajena, sin estar emocionalmente preparados, sólo para “disfrutar”.
Nuestra sociedad ha cambiado algunas concepciones, por ejemplo, la de que los varones, por ser tales, tenían derecho a tener sexo con cualquier mujer, porque debían satisfacer sus instintos; algo prohibido a las mujeres, que debían permanecer vírgenes hasta el matrimonio.
Una moral doble, e hipócrita: si una mujer tenía sexo con más de uno, era considerada una prostituta, pero en el caso de los hombres, se consideraba una proeza.
Actualmente se ha producido el “destape” de las mujeres, se ha llegado al otro extremo, y cada una tiene permitido hacer lo que quiere, con respecto al sexo.
Realmente, ¿es necesario que actúen de esa manera? No tienen reglas, no hay respeto, ni por sí mismas, ni por los otros. (Debo aclarar que afortunadamente, todavía quedan algunas que sí tienen respeto).
He escuchado con horror la noticia de que algunas adolescentes, actualmente, se colocan en el brazo, un dispositivo que introduce hormonas innecesarias en el cuerpo, que actúa de anticonceptivo, cuyo efecto a largo plazo no se sabe cuál será. Algo que está en contra de la naturaleza. Hay conciencia de que los resultados pueden ser muy negativos para la salud. Se trata de no quedar embarazadas mientras gozan con su cuerpo, sin pensar en nada más. No caen en la cuenta de que los virus están siempre acechando, y más aún cuando los varones no se cuidan, porque también son inconscientes. De ahí tantos enfermos de sida y otros virus. Campean el sida, y el cáncer.
Verdaderamente, esos adolescentes y jóvenes, se arruinan la vida, y lo más probable, la de sus descendientes. Los adolescentes, especialmente las mujeres, “queman etapas”. Se cuidan de no quedar embarazadas y no saben que hay “pestes” que se les contagian y que causan procesos degenerativos del sistema nervioso, que en el futuro pueden nacer hijos con problemas motrices, cognitivos y de aprendizaje, retardos, y síndromes con nombres bien raros. Todo eso me dice una profe de Biología.
Olvidaba mencionar que es muy frecuente que se consuman drogas, junto con el sexo, lo que agrava considerablemente el problema.
Como bien dice el Eclesiastés, hay un tiempo para todo. Entonces, también hay un tiempo para disfrutar del sexo. Ese tiempo debería ser cuando las personas han alcanzado su madurez sicológica, emocional, cuando han aprendido a amarse a sí mismos y a respetar al otro. Es un tiempo diferente para cada uno, pero creo que no es el de la adolescencia.
En fin, creo que queda mucho por hacer, por parte de padres, maestros y profesores, para que los adolescentes y jóvenes aprendan a ser personas que practiquen una sexualidad responsable y saludable a la vez. Parece –tal vez sólo parece– que esta pandemia está produciendo un detente en estas conductas riesgosas. Sanducera