Bertil y Pablo Bentos y Haroldo Canoniero: “El gran daño fue a nuestra reputación; pero la Justicia nos dio la razón”

Pablo Bentos, Bertil Bentos, Haroldo Canoniero, manteniendo distancia física para la foto sin tapabocas.

“El gran daño que se nos hizo fue en nuestra reputación, nuestra relación con la familia, amigos y lo que la gente pensaba, ante la gran campaña de difamación de la que fuimos blanco, por la anterior Administración y especialmente por un jerarca en particular que no dudó en mentir en la prensa y después se fue por la puerta del fondo, porque a la última audiencia, cuando la Justicia determinó nuestra inocencia, no concurrió, no se animó a ir”.
El exintendente Bertil Bentos, el exdirector de Tránsito Haroldo Canoniero y Pablo Bentos coincidieron en esa expresión. Es la primera vez que se refieren a la decisión de la Justicia por la cual la acusación presentada por la Intendencia de Paysandú contra ellos, por presuntas irregularidades en el otorgamiento de la Patente de Prueba a un vehículo propiedad de Pablo Bentos, fuera archivada, desestimada definitivamente.
“Nos defendimos en el lugar correcto, esto es, la Justicia. No usamos la prensa sino que en la Justicia presentamos nuestra defensa. En principio la denuncia fue contra los tres, pero luego Bertil Bentos quedó fuera del caso, porque era demasiado evidente que no tenía nada que ver. Nosotros dos, en cambio, pasamos tres años y medio hasta que finalmente la Justicia nos declaró inocentes”, dijo Pablo Bentos.
“Mientras el jerarca que hizo la denuncia en nombre de la Intendencia se paseaba por todos los medios de prensa, como si ya tuviera ganado el caso, usando incluso argumentos que no eran ciertos, nosotros –aunque nos mordíamos por decir la verdad– teníamos que callarnos la boca, por consejo de nuestros abogados, porque el caso tenía que dirimirse en la Justicia. Y al final así fue, por más declaraciones difamantes que tuvimos que soportar, la verdad es una sola, la que nos declaró libres de toda culpa”, agregó Canoniero.

“NO LES IMPORTA MENTIR”

“Hay personas a las que no les importa mentir. Incluso cuando ocupan cargos de particular confianza. Este jerarca primero dijo que le habían llegado los elementos para hacer la denuncia porque se los habían tirado por debajo de su puerta; después que se lo habían entregado personalmente. Dijo cualquier cosa, estuvo tres años difamando, pero todo termina como tiene que terminar. Hay Justicia en este país, más allá que este señor no tiene siquiera la dignidad de pedir disculpas para decir que se equivocó. Y sí, quizás estoy pidiendo demasiado”, subrayó Bertil Bentos.
Haroldo Canoniero aseguró además que aun con un fallo favorable se siente “muy ofendido. Soy una persona que nací, me crié en Paysandú y toda la gente sabe quién soy. Fue un honor trabajar en la Administración Bentos y en particular con Bertil Bentos, quien nunca interfirió en el trabajo y siempre confió en lo que yo hacía. Si me había puesto en ese lugar, tenía que resolver yo las cosas. Por todo eso no merezco –ni mi familia– que se me haya acusado de ser el jefe de una banda. Es algo muy grave. Es cierto, la Justicia probó que era un verdadero disparate la acusación, pero el daño moral que tuve que sufrir todo este tiempo no me lo quita nadie. Lamento que ese jerarca que tanto nos persiguió –sin tener ninguna razón– no tenga familia, o al menos eso es lo que parece, porque de otra forma hubiera comprendido el dolor que podía causar. Obviamente también el ataque fue al Partido Nacional, en el que militamos. Pero mi honor estuvo en juego. La Justicia me lo restituyó”.

QUÉ PASÓ CON LA CAMIONETA

Pablo Bentos explicó finalmente qué ocurrió con la camioneta que trajo de Estados Unidos, donde estuvo viviendo unos años, en Hilton Head, South Carolina. La legislación uruguaya permite que cuando se retorna al país, importar sin costo el vehículo del que sea propietario y esté usando en el país desde donde retorna. “Es increíble lo que me pasó”, dijo. “Cuando decido retornar al país, como otros compañeros que ya habían vuelto utilizaron los servicios profesionales de una empresa, que hacía todos los trámites y sólo quedaba empadronar el vehículo en el departamento, me contacté con la misma y acordé que lo hiciera también para mí”.
“Volví a Uruguay y tuve que esperar alrededor de un mes que llegara el contenedor con la camioneta, que venía por barco. En el ínterin, la empresa se divide porque era integrada por un matrimonio que se separó. Pero me dan la camioneta y vengo con ella a Paysandú, y me quedo esperando la documentación para empadronarla, sin usar para nada el vehículo”, agregó.
“Cuando llamo para pedir los papeles, me entero que la empresa se despedazó y que no tenían idea de nada. Pero finalmente me mandan el documento que otorga el Ministerio de Relaciones Exteriores. Entonces me entero que tenía solo 30 días después de retornar al país para empadronar. Plazo que estaba muy vencido. En pocas palabras contraté una empresa para que se encargara de todo, esa empresa se partió en dos y eso me perjudicó profundamente”, contó Pablo Bentos.
Por esa razón “no usé la camioneta y solo pedí Patente de Prueba –que pese a lo que se pretendió decir en el juicio entonces era totalmente legal– entre cuatro y cinco veces para moverla de un lugar de estacionamiento a otro. No podía abusar tampoco de la gente que me permitía guardar allí la camioneta. Como se sabe, la Patente de Prueba tiene vigencia muy escasa. Yo no necesitaba más, porque era para mantenerla guardada”.
“Eso es lo que pasó; pueden investigar todo lo que quieran; la Justicia ya lo hizo y me declaró inocente de los cargos que fui acusado”, resumió Pablo Bentos.