Chevrolet 210 de 1956

Un Chevrolet 210 fabricado en el año 1956, que ha llegado hasta estos días en excelentes condiciones de funcionamiento y además estéticamente muy bien presentado.
Claro está que, para que esto suceda, se han unido las innegables virtudes mecánicas de un auto que, perteneciendo a una muy especial línea y modelo de la tradicional marca estadounidense, un proceso de mantenimiento que ha sido más que cuidadoso, a lo que se le suman algunas variantes introducidas en los sistemas de carburación y electricidad del vehículo.
Este automóvil Chevrolet pertenece a Óscar Portillo, quien nos manifestaba que lo tiene en su poder desde hace cuatro o cinco años.
Portillo adquirió el Chevrolet en la zona Este del país y es el segundo dueño del auto. El coche estaba como había llegado en sus tiempos de cero kilómetro, funcionando de muy buena manera. Portillo se preocupó siempre de realizar el conveniente mantenimiento, de manera que las innatas virtudes mecánicas se manifestaran en todo momento.
El Chevrolet está impulsado por el motor original de 8 cilindros automático. Se trata de un auto de cuatro puertas pintado en combinación de colores amarillo y verde, mostrando en sus laterales una moldura a todo lo largo, un pequeño cristal fijo que se ubica detrás de la puerta trasera. Muestra una amplia parrilla horizontal donde están instalados dos faros antinieblas y dos faros cuadrados en los extremos, mientras que otros dos faros redondos se ubican más arriba. Tanto el parabrisas como la luneta trasera son de buen tamaño.
En materia de suspensiones, adelante es con espirales y atrás con elásticos.
Paragolpes cromados, baúl en la popa y las correspondientes luces de posición y de frenos. Cómodo interior, tablero y asientos enterizos adelante y atrás.
Sin dudas, un auto de mediados de la década del cincuenta del siglo pasado que continúa circulando muy campante.