No resignar el Uruguay Natural

Hace algunos meses trascendió que el actual gobierno se ha planteado el objetivo de renovar la marca país Uruguay Natural, por considerar que no es suficientemente abarcativa para el potencial del país, en específico el término “Natural”, es, en función de los argumentos, lo que no termina de convencer.
Pero vayamos por parte: ¿Qué es una marca país y para qué sirve?
Las respuestas a estas preguntas se responden en la página marcapaisuruguay.gub.uy, gestionada por del Instituto Uruguay XXI. Allí explica que “La marca de un país actúa como paraguas, como marco de referencia, como indicador de calidad, no solo de los productos y servicios que ofrece, sino también de sus lugares turísticos y como país de inversión, creando a nivel interno un sentimiento de orgullo nacional. Integrando tanto lo público como lo privado, para transmitir cada ventaja con que se cuenta, beneficiando al país en su conjunto”. En función de esto, el objetivo de Marca País es “fomentar exportaciones, inversiones, turismo y residencia e identificación de la marca con públicos internos”.
De buenas a primeras “Uruguay Natural” parece estar cumpliendo con estas premisas.
Veamos cómo nació esta frase tan concreta, simple y recordable, que este año cumplió sus 20 años acompañando los productos uruguayos por el mundo.
Reseña una publicación de El Observador que “Uruguay Natural” se originó en 2001, durante el gobierno de Jorge Batlle y desde entonces la comenzó a utilizar el Ministerio de Turismo como marca propia. Tomó otro impulso a partir de 2007, ya bajo la presidencia de Tabaré Vázquez, cuando a través de un programa de Naciones Unidas, se elige a Uruguay como el único país de renta media para formar parte del programa “Construyendo capacidades para el desarrollo”. En 2011 se realizó una Auditoría de Imagen del Uruguay bajo el Programa de Apoyo a Gestión de Comercio Exterior del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Al año siguiente la Comisión interministerial para asuntos de Comercio Exterior (Ciacex) define los lineamientos de gestión de la marca y se crea un grupo de trabajo de marca país que trabaja con un grupo de consultores financiados por el BID.
En 2013, aplicando una de las recomendaciones de la consultoría de no cambiar la marca, sino agregarle contenidos, se reformula el concepto. En 2014, producto de una nueva consultoría que estudió los formatos de gestión de la marca en distintos países, se decide la creación de la gerencia de la marca país en Uruguay XXI, como una gerencia independiente y con un presupuesto de funcionamiento. Desde entonces más de 1.000 empresas e instituciones han firmado el convenio de uso de marca país Uruguay Natural, entre ellas varias sanduceras.
Por la última Ley de Presupuesto, la gestión de la marca país pasó a depender directamente de presidencia de la República, aunque también la seguirá empleando Uruguay XXI en sus trabajos de promoción del país y sus productos en el extranjero.
El artículo que el citado periódico publicó en agosto pasado refiere a una intención de modificar esta marca país con la idea de que sea más inclusiva, que abarque, por ejemplo, a sectores como el software, que hoy no se autoperciben dentro de la denominación.
Pero no es el único cuestionamiento que Uruguay Natural ha tenido, también han insistido mucho en señalarla como desactualizada grupos que han protestado por amenazas ambientales tales como instalación de emprendimientos fabriles o la utilización de agroquímicos que han ocasionado problemas.
El mismo ministro de Ambiente, Adrián Peña, ha puesto en tela de juicio que el país está hoy día haciendo honor a esa marca y ha planteado que hay cosas que cambiar en la forma en que producimos para volver a alinearnos a la consigna “Uruguay Natural”.
Al respecto cabe plantear algunas reflexiones y la primera tiene que ver justamente con esto que señala Peña. No hace falta profundizar mucho para darse cuenta que estamos enfrentando problemas ambientales derivados de la forma en la que el país produce.
¿Es irreversible? No. Sí se requiere investigación e inversión y tal vez más de controles, pero el país puede (y debe) seguir siendo un modelo de producción de alimentos sin necesidad de afectar ecosistemas.
Cambiar la frase Uruguay Natural no solamente no ayudaría, sino que actuaría incluso en contra, en momentos en los que el mundo (aunque no necesariamente los gobiernos del mundo) están viendo con cada vez mayor preocupación la problemática ambiental y haciendo esfuerzos por mejorar.
Es difícil encontrar un reemplazo para la expresión que tanto tiempo leva impuesta, incluso eliminar la palabra “Natural” y dejar solo Uruguay con el sol y los brazos azules que lo rodean –como usan muchos países– no parece ser una buena idea.
Podemos presumir de una marca país que está allí hace 20 años, desde cuando en el planeta ya se hablaban estas cosas, por supuesto, pero no había ni de lejos el consenso que hay hoy en cuanto a la necesidad de revertir los efectos del calentamiento global.
Uruguay Natural es de alguna forma tener marcado ese rumbo en todos los órdenes, como un objetivo transversal a todas las actividades y que nos pone, una vez más, como un faro para el mundo. Es una visión y una idea con la que podemos salir a vendernos y a vender nuestro trabajo. No parece una buena decisión dejarla de lado para convertirnos en uno más.