Agenda digital

Uruguay acaba de asumir la presidencia de eLAC hasta 2024, mecanismo que coordina la Agenda Digital en América Latina y el Caribe, y busca promover el desarrollo del ecosistema digital en la región, mediante un proceso de integración y cooperación.

En la Declaración de Montevideo, los países de América Latina y el Caribe se comprometieron a continuar fortaleciendo las actividades de cooperación regional en materia digital en el marco de la Agenda Digital para el período 2022-2024. A su vez, la Agenda eLAC 2024 establece un conjunto de prioridades a nivel regional para los próximos dos años, agrupadas en 31 objetivos que se distribuyen en cuatro ejes referidos a la infraestructura, conectividad, desarrollo de habilidades y competencias; la economía digital, emprendimiento, innovación y sostenibilidad; la inclusión y transformación digital del Estado y la generación de nuevas alianzas, integración comercial, mercado digital regional y cooperación. Además, el documento incluye 9 metas, entre las que se destaca aumentar significativamente el acceso universal a Internet en los países de la región.

En Uruguay las agendas digitales son una política de Estado desde 1999 y han orientado cuestiones importantes como la infraestructura y la conectividad digital que actualmente alcanzan casi un 100%, según fuentes oficiales.
Aunque países de la región aún deben concentrar esfuerzo en mejorar cuestiones básicas en esta área, como la conectividad en todo su territorio nacional, en el nuestro es un tema en el que se ha trabajado fuertemente desde los inicios de la Internet y en diferentes gobiernos, y eso posibilita tener hoy conexión de calidad en casi cualquier lugar del país.

No se trata solo de un avance de infraestructura sino que involucra cuestiones sociales tan importantes como la educación, la salud y los negocios. Sostiene desarrollos como las plataformas educativas –que por ejemplo permitieron la continuidad de la educación en escuelas, liceos, escuelas técnicas y universidades durante la pandemia– y también avances sustanciales como la historia clínica electrónica y la denominada transformación de organismos del Estado que, hoy en día permiten realizar un sinnúmero de trámites en forma remota y digital.

La última Agenda Digital nacional promueve en forma importante –entre otros aspectos– la denominada transformación digital de las empresas. Se trata de un tema que a los efectos prácticos ha contado incluso con el apoyo internacional para su desarrollo pero que viene siendo un proceso lento, lo que en general representa una desventaja si tenemos en cuenta los cambios que están ocurriendo en la forma de entender y desarrollar el trabajo, la propia dinámica de las organizaciones y las exigencias de un mercado en el cual la población está acostumbrándose cada vez más al uso intensivo de tecnologías de la información y comunicación.

Por otra parte, la adopción de planes sociotecnológicos como Ceibal e Ibirapitá –con 15 años el primero– que se han convertido en políticas de Estado, han permitido superar la brecha digital, siendo uno de los pocos países de América Latina que ha podido lograrlo.
No es coincidencia que el concepto de “brecha digital” (digital divide, en inglés) provenga del ámbito de las políticas públicas, comenzando a ser usado este término en la administración del expresidente norteamericano Bill Clinton en referencia a la fractura que podría producirse en ese país entre las diferencias y desigualdades entre conectados y no conectados/desconectados de la tecnología y la información –derivadas de razones vinculadas a territorios, razas y etnias, clases y géneros– y la necesidad de superarlas mediante inversiones públicas en infraestructura y educación.

A nivel nacional, las autoridades de Agesic, la Agencia de Gobierno Electrónico y Sociedad de la Información y el Conocimiento (unidad ejecutora con autonomía técnica y dependiente de Presidencia de la República) es la responsable del diseño y ejecución de la Agenda Uruguay Digital, una herramienta que integra y monitorea las iniciativas tendientes a impulsar la denominada Sociedad Digital en nuestro país. Se trata de un documento que establece, prioriza, articula y difunde las iniciativas de desarrollo de la Sociedad de la Información y el Conocimiento en la Administración Pública “a través de una visión de alcance nacional, acompañadas de mecanismos de seguimiento y sustentabilidad que aseguren su continuidad y proyección”.

La Agenda Uruguay Digital actual tiene un horizonte al 2025 donde prioriza el avance de la sociedad digital con una visión inclusiva, que experimenta una aceleración sin precedentes en la presente década alcanzando muchas de las dimensiones de la vida cotidiana que se vinculan y sostienen mediante soluciones digitales. A su vez, intenta impulsar la competitividad e innovación en sectores estratégicos donde el desarrollo digital es imprescindible para mejorar la productividad y competitividad así como una oportunidad para generar impactos positivos en el desarrollo económico. Otro aspecto en el que hace foco es en la transparencia y rendición de cuentas en las actividades del gobierno para el desarrollo de una gestión pública moderna, eficaz y eficiente donde se diseñen y ejecuten procesos más simples y faciliten información para la toma de decisiones.

Numerosos países han apoyado y promovido el acceso de los ciudadanos a las TIC y sus redes de información a través de diversos instrumentos de política –entre ellos y en la región, a través de agendas digitales nacionales– pero eso parece no estar alcanzado ya que la nueva sociedad reproduce y complejiza las inequidades y desigualdades que siempre han existido.
Además, aparecen nuevos problemas en la esfera de la ciudadanía digital. Por una parte, la tecnología en sí misma y la posibilidad de acceso a la información no aseguran que los ciudadanos tengan las habilidades para aprovechar su potencial y utilizarlo como herramienta para una ciudadanía más plena.

Por el contrario, existen amenazas y enormes desafíos vinculados a la protección de los derechos ciudadanos en la esfera digital, la protección de la privacidad y la seguridad de la información en un contexto de bits con emergentes usos de la Inteligencia Artificial y la vigilancia de los algoritmos. Pero además ocurren otros fenómenos complejos relacionados con comportamientos socioculturales relacionados con la información digital que nos afectan e interpelan, tales como los fenómenos de las noticias falsas y la paradoja de vivir en un mar de información cada vez más desinformados. Cuestiones que también es necesario pensar cómo mejorar poniendo las agendas digitales cada vez más al servicio de ciudadano.