Leí con atención el artículo del Ing. Apratto, exgerente de OSE en la zona Litoral.
Si bien podría parecer un asunto irrelevante, me llamó la atención la profesión de Appratto, ingeniero agrimensor. Mas allá que los agrimensores se forman en el ámbito de la Facultad de Ingeniería, la especialidad no condice con la rama Hidráulica o Civil que parecería ser la adecuada para una responsabilidad de ese tipo.
Pero entrando en tema sí me congratulo que el ingeniero no sea afín a ese neodiscurso que tiene una tesitura refundacional en que se da a entender que el país surgió en el año 2005, ignorando todo lo bueno y lo malo que sucedió anteriormente a esa fecha; su alusión a un cronograma de obras de pasados gobiernos así lo testimonian.
En ese sentido en los primeros párrafos ilustra al detalle los logros en materia de distribución acuática de los gobiernos colegiados del Partido Nacional. Me consta que todo lo descrito debe haber sido así, yo era muy pequeño y por ende no pude ser testigo de ello. A su vez me satisface que se haya producido una rotación democrática de partidos y que el partido ganador de la contienda no haya defraudado a sus votantes, habiendo realizado obras de relevancia para el bienestar y la salubridad de la población.
Luego de ello, el articulista bruscamente pasa de golpe a la situación actual: Sequía de 2023.
No sabemos el motivo, tal vez razones de espacio, pero se saltea las penosas sequías de los años 88/89 y 99/2000, esas si muy recordadas por buena parte de la población actual. En la primera se soportó un riguroso invierno sin lluvias de 1988 y su correlato de restricciones eléctricas, dado que en esa época no había las alternativas conque hoy se dispone, era o energía hidráulica o la termoeléctrica, al fallar la primera no hubo más remedio que acudir a esta última. Como anécdota, un dato que pinta a un Estado que nunca dio el ejemplo, mientras los ciudadanos tenían cortes de luz programados en sus domicilios, las dependencias públicas funcionaban como si se tratara de un año de normalidad energética…
Y la del 99/2000 también tuvo sus repercusiones muy negativas en la agropecuaria y siempre se hicieron comparaciones de cuál de ellas fue más rigurosa.
En esas dos graves sequías hubo daños serios a la producción agrícola y ganadera que llevaron a no más de un productor a llegar al desaliento y la ruina empresarial.
Ninguna de esas sequías tuvo repercusiones a nivel urbano, más allá de algunas advertencias de OSE a moderar el consumo de agua.
Sumado a que esta penuria hídrica no tiene precedentes desde 1949, la zozobra estriba no en el aumento de población, porque es sabido el lento crecimiento demográfico del país, sino a su creciente urbanización, más extramontevideana que capitalina como es el proceso de Ciudad de la Costa. A ese mayor número de usuarios se le agregó el consumismo exacerbado de los mismos acorde con la época que se vive, hiperpiscinas de miles de litros de agua, un parque automotor que no para de crecer y que insume para su lavado cuantiosos volúmenes de agua para un número creciente de propietarios cada vez más prolijos…
Ya el consumo como bebida es lo contrario, cada vez se utiliza menos por un prejuicio en cuanto a su calidad, si bien el agua de este país continúa siendo de óptima calidad y más dentro del contexto latinoamericano. No me puedo olvidar de un técnico de OSE con mayúscula como el ingeniero Francisco Alciaturi, que lideró un equipo de laboratorista de primera que hicieron posible que el agua estatal de Uruguay estuviera tan bien posicionada!!!!
Ese uso descontrolado coincidente con una sequía severa (que se arrastraba desde fines del 19) en ese contexto relatado llevaron a que el servicio estatal de aguas corrientes colapsara. Ahora bien, como bien lo expresó el técnico de Inumet Néstor Santayana, el organismo había advertido de la muy probable etapa de sequía que se avecinaba, “algunos organismos lo tomaron en cuenta pero no fue el caso de OSE”, fueron sus palabras.
En cuanto a las expresiones de Apratto de que tanto los intendentes de Montevideo y Canelones “ningunearon a la población” constituyen una vulgaridad fuera de lugar, bien propia de una persona permeada por la política partidaria. Ojalá todas las Intendencias del país hubieran salido a auxiliar a OSE como la de la capital; es más, esa conducta tendría que haber sido emulada por los 18 departamentos restantes a través del Congreso de Intendentes. Qué bien hubiera estado que la OSE hubiera efectuado un plan agresivo de reparación de roturas por el mes de febrero, apelando a fondos de crisis que siempre están disponibles en los presupuestos nacionales!!!!
Ahora se habla de gastos superfluos efectuados por gobiernos anteriores, es probable sí, pero debo expresar que después de esas muy severas sequías del 89 ocurrió otra por el 97 y pongo y me detengo en esa ya que por esa época se estaba por inaugurar a cuatro vientos la Torre de las Comunicaciones de Antel, y como fue criticada por su desmesurado costo, el Ministro de Economía de la época, Ec. Luis Mosca, tuvo un contraataque verbal muy infeliz, “el gobierno está en condiciones de construir dos o tres torres de este tipo”, ¡la arrogancia de un burócrata llevada a su clímax!
Por lo tanto, vaya si gobiernos democráticos anteriores al 2005 y posteriores al 65 según la información brindada por Apratto, ya que la obra de Paso Severino –que nobleza obliga mencionar–, fue iniciada en dictadura– pudieron tomar medidas previsionales frente a estos cíclicos y perjudiciales periodos de sequías duraderas y poco o nada hicieron.
Dr. Gustavo Mangeney
Doctor en Veterinaria jubilado
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