Bullen los pensamientos en mi cabeza, de todo un poco. Viendo el agua correr por las calles, pienso en las inundaciones, y en tantos que han tenido que abandonar sus casas. Pienso en que no hay suficientes presas para guardar el agua para tiempos de sequía. Me pregunto por qué se sigue tratando de edificar a orillas del río, me pregunto qué pasaría si se rompe una represa, he oído que en Brasil ya sucedió. Me pregunto por qué se siguen usando las bolsas de plástico no degradable, y por qué siendo un país con dos o más “papeleras”, se compra el papel.
Me horroriza pensar en los partidos de fútbol, un fútbol que ha dejado de ser un deporte para ser un negocio muy rentable para algunos y la causa de muerte muy injusta para algunos aficionados. Una moral decadente, en un tiempo en que todo está permitido, lo bueno y lo malo, no hay una auténtica justicia en muchos casos, campea la corrupción. Machismo, feminismo, ¿por qué tienen que existir? Nunca podrá un hombre igualarse a una mujer. Tienen funciones distintas en la vida y pueden complementarse. ¿Por qué incitar al odio?
¿Por qué hay tanto fanatismo, y se llega a matar por ideas opuestas? Se habla mucho de apertura, de tolerancia, de quererse a uno mismo y respetar al otro, pero es mucho bla-bla y muy poco ta-ta-ta. Mucha teoría y muy poca práctica. A veces los animales nos dan enseñanzas para ser mejores humanos. Suceden hechos espantosos, la violencia extrema ha llegado a nuestro país, algo que nunca se hubiera imaginado en este tiempo. Bandas de adolescentes armando espectáculos de peleas por no se sabe qué motivos.
Gente buscando alimento en las volquetas, gente que duerme en la calle. Gente que arranca los árboles porque le molestan las hojas caídas, pero no piensa en la sombra para el verano. Todo el mundo, niños, jóvenes, adultos y viejos, sí, ahora también viejos, con su celular. Las comunicaciones por Internet, día y noche, pero la comunicación en las familias y con los cercanos, va disminuyendo o ya no existe.
La gente, en su mayoría, ha perdido el interés por la lectura, sólo leen en su celular, noticias veraces y falsas, o deformadas, algunas producto de mentes no muy sanas. Y así el mundo es realmente un cambalache. El gran tema de las drogas, tanta juventud perdida, ¿cómo se hace para salir de esa situación? Tantos jóvenes que se suicidan porque no le encuentran sentido a la vida, no se hace lo suficiente para ayudarlos.
Se habla ahora de “antiprincesas”, ¿quiénes son o fueron? Mujeres independientes y fuertes, que lucharon y se sacrificaron por un ideal. Está muy bien la idea, pero el problema es que se presenta como tales a mujeres cuya moralidad es problemática. Parece que todo está bien. Pero no es realmente así.
Tecnológicamente hemos avanzado mucho, pero moral y humanamente, parece que vamos retrocediendo. Me pregunto cómo es posible que a un anciano nonagenario ningún joven lo cuide y le roben un dineral, así como así, en pleno día, a la vista de todos, y nadie se dé cuenta. ¿Será por aquello de “no te metas”? ¿Será este un caso de mediocridad?
Y los cambios bruscos de intenso calor y sol abrasador, a frío glacial, los mosquitos, la COVID-19 que persiste, las vacunas que realmente no se sabe si son buenas o no, porque no ha pasado tiempo suficiente para probarlas. Todavía se continúa investigando al respecto.
Los planisferios, se continúan usando con el norte “para arriba”, cuando en realidad, no existen el norte y el sur, son convenciones humanas, y para nuestro hemisferio, el mapa debería ser invertido, porque nosotros vemos un cielo diferente para quienes viven en el hemisferio norte.
Un tema muy preocupante, en nuestro país al menos: el bajo índice de natalidad, que pone en peligro la supervivencia de la población. Cabe preguntarse cómo será posible, dentro de unos años, pagar las jubilaciones, con tan pocos trabajadores jóvenes, porque la población está envejecida. Lo dicen las estadísticas. Y no se promueve la natalidad, al contrario, la gente que tiene posibilidades posterga la paternidad en pos del consumismo y de los bienes materiales.
Nos preocupamos, discutimos y aún peleamos por pequeños detalles y no atendemos a hechos muy preocupantes y graves que suceden cada día. El consumismo exagerado nos hace perder originalidad y sensibilidad ante los problemas ajenos. Interesa mucho más el parecer que el ser. Algunas personas han entendido mal la libertad de expresión, la confunden con libertad de agresión. Por eso utilizan Internet para explayarse, usando un lenguaje altamente tóxico y agresivo contra quienes piensan o actúan diferente.
El lenguaje va cambiando, adaptándose al tiempo en que vivimos. Pero es de pocas palabras, y muchas palabras cargadas de mala intención. La Tierra se está calentando y junto a ello, la violencia en palabras y acciones va aumentando. Hay demasiada energía negativa en el ambiente.
Los científicos siguen buscando cómo curar el cáncer, pero ¿y el cáncer de la guerra, quién puede curarlo? Se gastan millones de millones en armas y en viajes al espacio, mientras millones de personas viven en condiciones infrahumanas. ¿Qué diría Discépolo si viviera?
Tenemos que hacer brillar la luz que todos llevamos dentro, para que nos guíe por el camino de la paz y la esperanza. La fraternidad y la justicia, ¿dónde están?
Aún estamos a tiempo de buscarlas, empezando por las cercanías. Aún estamos a tiempo de buscar el orden en este cambalache, y luchar con esperanza renovada.
Como decía María Elena Walsh, vivimos en el mundo del revés. Pero aún conservamos la esperanza de un mundo mejor.
Tía Nilda
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