
El equipo de Atención de Alzheimer Paysandú (ADAP) adhirió a la jornada por el Día Mundial de toma de conciencia del abuso y maltrato a la vejez, que se recordó el pasado 15 de junio. “El maltrato a las personas mayores es un problema social mundial que afecta la salud y los derechos humanos de millones de personas mayores en todo el mundo. Por lo tanto, requiere atención de la comunidad y las políticas de Estado”, señaló el Dr. Marcelo Luaces, integrante del equipo técnico que encabeza el Dr. Gustavo Curbelo.
Definió que el maltrato de los adultos mayores es “un acto único o repetido que causa daño o sufrimiento a una persona de edad, o la falta de medidas apropiadas para evitarlo. Se produce en una relación basada en la confianza” y puede adoptar distintas formas.
Es “maltrato físico, síquico, emocional o sexual, así como el abuso de confianza en cuestiones económicas. También puede ser resultado de la negligencia –intencional o no–, aunque en muchas ocasiones contiene ambos componentes”.
Sin registros
En Uruguay no hay sistemas de registro e información sobre este tema, al igual que en la mayoría de los países de América Latina. Sin embargo, de acuerdo a proyecciones establecidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), “en nuestro país habría 47.000 personas mayores víctimas de maltrato. Este tipo de maltratos existe en todas las clases sociales, donde el sexo femenino asociado al deterioro cognitivo es, fundamentalmente, más afectado”, señaló a Pasividades.
Estas situaciones ocurren predominantemente en el hogar y la comunidad, a cargo de familiares o cuidadores habituales, pero también existe el maltrato institucional. Es predominantemente “en los hogares o residenciales, que según estudios internacionales, serían aún más frecuentes. En el contexto social las personas mayores sufren discriminación por edad, prejuicios despectivos y se les adjudica un rol poco participativo socialmente”.
En el último año, aproximadamente 1 de cada 6 personas mayores de 60 años sufrieron algún tipo de abuso en entornos comunitarios. “Las tasas de maltrato a personas mayores son altas en instituciones como residencias de ancianos y centros de atención de larga duración. Dos de cada tres trabajadores de estas instituciones indican haber infligido malos tratos en el último año. Ese maltrato conlleva graves lesiones físicas y consecuencias sicológicas prolongadas”, aseguró.
Y el problema aumentará porque “la población mundial de mayores de 60 años se duplicará con creces, de 900 millones que había en el 2015 a unos 2.000 millones en 2050. Probablemente esta estadística representa una subestimación, porque solo se denuncia uno de cada 24 casos de maltrato a personas mayores. En parte porque tienen miedo de notificar el maltrato a sus familiares, a sus amigos o a las autoridades. Por consiguiente, es probable que se subestimen las tasas de prevalencia”.
En este sentido, se calcula que “si la proporción de personas mayores que son víctimas de maltrato se mantiene constante, el número de víctimas aumentará rápidamente debido al envejecimiento de la población y llegará a 320 millones de aquí a 2050”.
A nivel mundial, se sabe poco sobre el maltrato de las personas mayores y su prevención, especialmente en los países en desarrollo. La magnitud y naturaleza del problema apenas empieza a perfilarse. Muchos factores de riesgo siguen poniéndose en entredicho, las consecuencias y los datos sobre lo que funciona para prevenir el maltrato de las personas mayores son limitados.
Respuestas
Este panorama presenta la necesidad de “crear comunidades amigables con las personas mayores, donde se instituye un rol activo y participativo, creando un lugar mejor para todos”.
Luaces explicó la importancia de “integrar a las prácticas cotidianas en la salud, la averiguación sobre este tipo de situaciones. A lo largo del tiempo se priorizó primero la pesquisa y el abordaje a la violencia ejercida sobre las mujeres. Después, vino sobre los niños y, con cierto retardo, la violencia sobre personas mayores y discapacitados”.
En este marco, “es necesario que se asocie al enfoque de género, también el de generaciones y curso de vida.
Si bien el abuso y maltrato hacia nuestros mayores ha sido un tema tabú, Uruguay es nuevamente pionero en esta área con avances realizados como la ratificación en 2016 de la Convención Interamericana de Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores de la Organización de Estados Americanos (OEA)”.
Las respuestas multidimensionales congregan “a la sociedad civil, el Estado y los efectores sanitarios o prestadores de servicios de salud. Los equipos de salud desempeñan un rol fundamental con acciones de promoción de cuidado, prevención de situaciones de violencia, su detección y atención. El abordaje multidisciplinario que incluya una mirada bio-sico-social también es necesario con el desarrollo de equipos referentes de violencia”.
Consejos prácticos
Luaces detalló algunos “consejos para prevenir el abuso y maltrato de personas mayores”, al mantenerse “activos y socialmente comunicados e integrados” y “que no acepten realizar poderes genéricos a cambio de cuidados”.
Exhortó a que “no acepten convivir con personas con trastornos mentales o adicciones por más allegados que sean. Que no realicen testamentos en beneficio de personas que prometen cuidarles si los firman” y “no deleguen en terceros el cobro de jubilación o pensión salvo situaciones extremas donde no pueda decidir sobre sus asuntos financieros”.
Asimismo, que se nieguen a realizar “préstamos al consumo a nombre de terceros que supuestamente serían utilizados en su bien” y “si son maltratados denuncien o comenten la situación con amigos, vecinos o en la consulta médica. El efecto protector se dispara cuando se da conocimiento sobre la situación que atraviesan”.