Vecinos de la zona de Park Way entre Independencia y Libertad se manifiestan preocupados e indignados por la situación que les toca vivir a partir de comunicárseles que deberán abandonar sus viviendas en ese lugar para trasladarse al realojo del Plan Avanzar en camino San Félix, que está en construcción y para ser entregado en diciembre, cuando anteriormente se les había indicado que a ellos no les correspondía el realojo y por lo tanto invirtieron en mejorar sus viviendas.
Las jefas de hogar Gabriela Aramburú y Carla Leites responsabilizaron por esta decisión controvertida y que les hizo gastar mucho dinero, a las autoridades municipales competentes en la problemática, por cuanto ahora se les conmina –como a otros vecinos del lugar– a que firmen un documento en el que aceptan las condiciones para el realojo, o en su defecto aceptar que se les compre otra casa, por hasta un máximo de 55.000 dólares, lo que entienden les hace retroceder en calidad de vida respecto a la casa que han ocupado durante décadas.
Expresaron a EL TELEGRAFO que viven una situación injusta, por cuanto cuando construyeron en ese lugar –en terrenos fiscales– porque se les aseguró por las jerarquías municipales de entonces que podían construir su casa sin ser sometidos a realojos.
Sin embargo, grande fue su sorpresa cuando hace poco, esa zona que iba a estar excluida del plan actual, ahora se ubica entre las familias a realojar, “cuando además a nosotros nunca nos ha llegado el agua”, aunque ese sería un tema menor, sino que la vivienda que se les adjudica es mucho más pequeña que la que dejan, y no tiene espacio para los muebles y electrodomésticos que tienen ahora, por lo que tendrán tanto pérdidas en este sentido como en los materiales y trabajo que invirtieron cuando se les dijo que no iban a ser realojados.
A la vez, destacaron que en esta misma situación, con casas de buenos materiales que son conminados al realojo, se encuentra un total de quince familias en esa zona, “que todos estos años nos hemos ocupado de mejorar nuestras viviendas, invirtiendo tiempo y dinero, para que ahora se nos comunique que sí o sí debemos abandonar nuestras casas”.
A la vez, denuncian situaciones injustas, que en su caso implica igualar hacia abajo, porque cuando se corrió la voz de que habría realojos, varias familias construyeron precarias viviendas de apuro, donde están residiendo, y ahora ellos son los que ganan porque en el realojo se les destinan viviendas nuevas, mientras en su caso retroceden, por cuanto las casas del realojo no tienen el espacio que tienen aquellas en las que han estado residiendo todos estos años.
La otra opción que se les ofrece, en caso de no aceptar el realojo, es la compra de una vivienda por hasta 55.000 dólares, lo que determina que se reduzca sensiblemente la calidad de la vivienda a obtener, por cuanto entienden que es un valor que les restringe tremendamente el acceso a una vivienda decorosa en cualquier parte de la ciudad. Es que también en el caso de esta compra – venta, la unidad a adquirir tiene que cumplir determinadas condiciones en su estructura, que hace que no se dejan pasar detalles y defectos que suele presentar cualquier construcción que se encuentra en el mercado, lo que complica seriamente la posibilidad de acceder a una vivienda decorosa, lo que hace que de todas formas retrocedan en calidad de vida.
La disyuntiva para estas familias es “perder-perder”, consideran, por lo que aspiran a ser escuchadas por las autoridades correspondientes –quienes ya les han formulado promesas que no han cumplido hasta ahora, según entienden– y piden que todos estos aspectos se aclaren antes de la firma de un compromiso con el que no están de acuerdo, en base a las condiciones en que se plantea.
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