Aciago fin de semana

Entre la tarde del viernes 8 y la madrugada del lunes 11 los siniestros en calles y rutas nacionales se cobraron 10 diez vidas. Un resumen publicado en la página de Subrayado empieza por la violenta colisión frontal en nuestro departamento sobre ruta 3, en la zona de Parada Daymán, el lunes por la madrugada, en la que tres personas fallecieron y otras cuatro sufrieron lesiones de consideración y debieron ser internadas en centros de salud. El domingo en la noche, en Durazno, un hombre de 58 años murió tras despistar y volcar el camión que conducía en ruta 5. El mismo domingo, por la mañana, en la ciudad de Maldonado, un hombre de 42 años murió al chocar su vehículo contra un árbol. En la tarde del sábado un hombre de 60 años y una mujer de 55 (matrimonio) fallecieron al chocar su auto contra una alcantarilla al costado de la ruta Interbalnearia. El viernes por la noche un adolescente de 15 años que iba en bicicleta murió atropellado por una camioneta en la ruta 30 de Artigas. El viernes en la tarde, en Dolores, Soriano, una mujer de 33 años y su hijo de 4 murieron al chocar la moto en la que viajaban contra un camión.

La cifra de fallecidos impacta por sí sola y enciende la preocupación en el comienzo, prácticamente, de la etapa de mayor tránsito en las rutas durante los fines de semana, que es la de los meses en los que el clima favorece las actividades al aire libre y los desplazamientos turísticos.

Es cierto que la siniestralidad vial se ha reducido en los últimos años, tanto en la cantidad de hechos con resultado fatal como en el número de lesionados, y continúa bajando. Los datos del Sistema Información Nacional de Tránsito (Sinatrán), muestran que el año 2023 cerró con nueve fallecidos menos que el anterior, a pesar de un incremento en la movilidad en la comparación entre ambos. En 2023 pasaron 4.216.641 vehículos más por los puestos de peaje, lo que se traduce en 11.713 vehículos más por día, según informaba en los albores de este año en una rueda de prensa el presidente de la Unidad Nacional de Seguridad Vial, Alejandro Draper. La tasa de mortalidad –que permite una comparación entre Uruguay y el resto de los países– está en sus mínimos: 11,8 cada 100.000 habitantes, cuando en toda América Latina es de 17,66. Los siniestros fatales bajaron de 400 en el año 2022 a 384: 16 menos, aún cuando el tráfico se incrementó sustancialmente en ese período.

La moto seguía siendo el vehículo con mayor participación en siniestros con fallecidos, aunque —destacaba Drapper— se ha logrado “frenar la tendencia creciente en su cantidad” y el año pasado fueron 8 personas menos fallecidas en ese tipo de vehículo respecto al año 2022, con una especial incidencia de muertes en la franja de los 20 a los 24 años, en la que perdieron la vida 47 motociclistas, un 23,7% del total, seguida de la franja de los 25 a 29 años, a la que correspondían 31 motociclistas, el 15,7% de los fallecidos.

Sin ir más lejos, hace apenas 10 años o poco más en nuestro departamento fallecían más de dos personas por mes en promedio anual, y si bien no tenemos datos estadísticos actuales es claro que en los últimos años son muchos menos los siniestros fatales en la zona urbana, aunque la percepción pública pareciera ignorar este hecho.

Pero volviendo a lo nacional, estos números ya se conocían, se difundieron en marzo. También aludíamos, hace muy poco, en la cifra que daba a conocer el Ministerio de Transporte y obras Públicas sobre la inversión en la mejora de la infraestructura vial: más de 500 millones de dólares en 4 años se destinaron a mejorar la seguridad, destacaba el ministro José Luis Falero al inaugurar el estand de la Unasev en la reciente Expo Prado.
Hay otro dato que suele presentarse como un reflejo de la salud económica del país: las ventas de automóviles cero kilómetro. Datos de la Asociación del Comercio Automotor del Uruguay (ACAU) muestran que el mes pasado se colocaron un total de 6.671 unidades nuevas, 18,3% más en la comparación interanual. Eso equivale a 215 vehículos comercializados por día, según publicó El Observador. Agrega que las ventas acumuladas en los primeros 10 meses del año ascienden a 52.526 unidades, 9,1% más respecto a igual período de 2023, lo que equivale a 4.383 vehículos que se volcaron a las calles y rutas. Está claro que en un país de poco más de tres millones de habitantes que estuviese en crisis o que atraviese penurias económicas no se podrían vender más de 52.500 autos nuevos. Pero ese mismo dato indica la cantidad de automotores que en los primeros diez meses del año se sumó al tránsito, y otro tanto se había sumado el año anterior, y si bien hay una tasa de reemplazo, de todos modos la cantidad de vehículos ha ido en aumento. ¿Cuánto? Hay un informe sobre la Evolución del Parque Vehicular entre 2017 y 2023 que publicó este año el Ministerio de Industria, Energía y Minería, empleando como fuentes a: Sucive (Sistema Único de Cobro de Ingresos Vehiculares), la Encuesta Continua de Hogares, Autodata (sobre ventas de vehículos 0 km) y el Registros de vehículos de aplicaciones de la Intendencia de Montevideo.

El informe indica que el parque de livianos (considera en conjunto autos, SUV, pick up y utilitarios) aumentó un 22,5% de 2017 a 2023. El parque de vehículos pesados (camiones y tractocamiones) aumentó más de 18% en el mismo período. Por segundo año consecutivo aumentó en 2023 el número de birrodados, luego de varios años de descenso.

Es comprensible que un gobierno quiera dar a conocer cifras, especialmente cuando le resultan favorables, no se puede reprochar eso. Sin embargo, hay allí un riesgo subjetivo en el mensaje que se transmite, porque este descenso en la siniestralidad, sumado a la idea de que las rutas ahora son más seguras, podría llevar a pensar en que es menos riesgoso que antes circular por las carreteras, y lo que menos podemos permitirnos es tener más automovilistas circulando “con la guardia baja”. Por el contrario, especialmente en este contexto de un incremento en la cantidad de vehículos y en el inicio de la época de mayor desplazamiento turístico, es necesario empezar de inmediato con una campaña de sensibilización intensa, apelando a que la actitud de los conductores sea antes que nada de responsabilidad. Mal consuelo es para las familias de las víctimas el que la tasa de siniestralidad haya vuelto a bajar a lo largo del año.