Los resultados del último censo mostraron un panorama previsible sobre el perfil de la población uruguaya. Pero surgen otros datos vinculados al nivel educativo de los ciudadanos, que promueve el debate entre expertos en la materia.
De acuerdo al Instituto Nacional de Estadísticas (INE) mejoró el porcentaje de uruguayos que cursaron la educación media y universitaria, con una amplia mayoría en la Universidad de la República.
Continúa en descenso la población que accedió solo al nivel de Educación Primaria y se ubica en torno al 25% (era de 34,6% en 2011). La población con ciclo básico subió del 22% al 24% y con bachillerato se encuentra en el 19,4%. Es un dato alentador si se toma en cuenta que hace menos de 30 años era casi la mitad de ese guarismo, con el 10,8%. El nivel universitario se incrementó de 9,6% en 2011 a 12,6% en el último censo.
Los expertos esperan conocer si el aumento de la cobertura está asociado a una mejora en la calidad educativa, tal como lo expresó el consejero nacionalista en ANEP, Juan Gabito. Porque al compararse Uruguay con otros países de la región, se notará que en las últimas décadas, los vecinos registraron un mayor egreso liceal. Ese “salto” no existió, sino que fue un incremento paulatino debido a un rezago en los resultados académicos que, a la larga, no sirve a las necesidades de crecimiento del país.
En este sentido, deberá sumarse otra causa con la baja natalidad y el envejecimiento poblacional que conspiran con diversos aspectos relacionados a la seguridad social. Por lo tanto, el crecimiento siempre tendrá un techo y habrá que atarlo a otras variables económicas, como el acceso a empleos de menor calidad y salario.
Según el Censo del INE, en el caso de Paysandú, el 79,5% de los estudiantes lo hace en su departamento, el 9,9% estudia en otra localidad sanducera y el 3,6%, en otro departamento. De este último total, el 48,1% lo hace en Montevideo y el 34%, en Salto.
Esto ocurre luego de la instalación de los Centros Universitarios Regionales y por el beneficio de las becas, que el gobierno electo anunció que multiplicará la cantidad en el país y aumentará el monto.
No obstante, hay factores bastante más difíciles de modificar y se notarán en el próximo quinquenio. La ANEP proyectó que entre 2025 y 2030, Uruguay tendrá la matrícula escolar más baja desde que existen registros. Y en este punto, también sugieren los expertos que es la oportunidad de realizar una mayor inversión en la primera infancia.
Por el momento, el país permanece como el “peor de la clase” en cuanto a los egresos de la educación obligatoria que finaliza con el bachillerato porque ocupa el puesto 15 entre 17 naciones de América Latina y el Caribe. Por su lado y, de acuerdo al Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed), el 51,6% de los jóvenes hasta 23 años completó sus estudios correspondientes al ciclo obligatorio que va hasta bachillerato. En este punto hay que recordar que la meta oficial del gobierno anterior y el actual saliente, era llegar al 75%.
El año pasado, el organismo elaboró el informe denominado “Egreso de media: nuevas cifras, viejas conclusiones”, donde compara que el 2019 finalizó con el 43,3% de egresos. O, una brecha estimada en -24,7 puntos porcentuales del egreso deseado.
La actual administración se retirará con un brecha de -23 puntos porcentuales, en caso de llegar al 54% de los egresos. El informe dice que “la mitad de la población no accede, a través de la educación, a las competencias cognitivas y actitudinales básicas para el ejercicio de la ciudadanía, el acceso a puestos de trabajo de calidad y, en general, a todos los espacios sociales para los cuales se aspira que la educación formal aporte condiciones de acceso digno”.
Al próximo gobierno que asumirá el 1º de marzo de 2025 le quedará el desafío de continuar el incremento de egresos para cumplir las metas trazadas por las anteriores administraciones. O, fijarse objetivos más reales en función de la menor cantidad de alumnos que ingresarán a los distintos subsistemas.
Esta realidad tiene que atravesarse por decisiones políticas y demográficas. En cuanto a la primera, le compete al gobierno redireccionar recursos y afianzar horarios extendidos con mayores propuestas. En la segunda, vinculada a la demografía, deberá crear las condiciones para atraer a adolescentes y jóvenes que abandonaron en diversos niveles.
La creatividad para la captación de una mayor cantidad de estudiantes y su permanencia en los centros de estudios, la atención de calidad dentro del sistema así como fuera de él, son factores que promoverán una mayor inserción.
El desinterés en la oferta educativa, las condiciones materiales o familiares han conspirado a lo largo de las generaciones y desalientan a su continuidad. Por eso, la desvinculación de la educación no responde solo a números fríos, sino a realidades personales.
En este escenario deberá incluirse la Transformación Educativa que a partir del próximo año se extenderá desde Educación Inicial hasta Bachillerato, con cambios curriculares hacia un modelo por competencias, con otras calificaciones y eliminación de repeticiones en al menos algunos grados.
Todos aspectos cuestionados por los sindicatos de docentes y el Frente Amplio que asumirá el gobierno en poco más de dos meses.
Pero también deberá lidiar con la asistencia insuficiente en los primeros años, en tanto la naturalización de las faltas en Inicial y Primaria, demuestran que los niños faltaron casi un mes a las clases el año pasado.
Además, en 2025 se harán las pruebas PISA. Las últimas, efectuadas en 2022, confirmaron que Uruguay bajó su desempeño en Matemáticas, mejoró en Ciencias y se mantuvo estable en Lectura.
Y un aspecto no menor será el cumplimiento de lo que figura en las bases programáticas con el retorno de los desconcentrados a los diferentes consejos, eliminados en la Ley de Urgente Consideración y la convocatoria a un Congreso Nacional de Educación, con conclusiones políticamente vinculantes. → Leer más