
Con cuatro funciones presentadas en noviembre, el grupo musical Memorias del Agua y el grupo teatral Imagina ofrecieron una versión renovada de la Cantata José Artigas: Aurora, lucha y ocaso del protector de los pueblos libres, de Aníbal Sampayo. Desarrollado con el apoyo del Fondo Regional de Cultura del MEC, el espectáculo integra música, narración y danza. Las funciones de estreno tuvieron lugar en la nueva sala de Imagina, situada en Florida 979, donde por estos días ya se vienen anunciando otros espectáculos. En lo musical, la Cantata cuenta con la participación de Jessica Fleitas (voz, teclado), Lucas Artiles (bajo) y Hugo Rodríguez (piano, guitarra, voz), integrantes de Memorias del Agua, junto a los invitados Marcelo Fagúndez (acordeón). y Fernando Soria (percusión). En la parte teatral y de danza aportan su talento Laura Galín (a cargo de las narraciones que anticipan las canciones), Melina Tarusell, y Enzo Moreira. El vestuario fue diseñado por Rocío Matosas y realizado por Andrea Oddone, mientras que el diseño gráfico y la comunicación estuvieron a cargo de Zelmar García. La dirección escénica es de Darío Lapaz, y la dirección musical y los arreglos de Hugo Rodríguez.
Una obra emblemática
La Cantata Artigas, como se la conoce popularmente, es una obra temática que muchos incluyen entre las más logradas de Sampayo. Creada en 1967, su narrativa poética y musical recorre la vida de Artigas y su gesta a través de poesías y canciones basadas en ritmos regionales como vidalita, cifra, cielito, milonga, chamamé o candombe. Tuvo una primera versión en 1970, grabada por Sampayo y el conjunto sanducero Los Montaraces, y en 1989 hubo otra, que se grabó en Buenos Aires y se presentó en vivo en el Teatro El Galpón. Otras versiones se presentaron en Paysandú en 1998 y en 2015, con la participación de numerosos grupos, cantantes, músicos y bailarines. Respecto a las anteriores, la versión actual integra mucho más las distintas disciplinas. Cada integrante del elenco, ya sea músico, narrador o bailarín, permanece en escena todo el tiempo, aportando al relato coral y simbólico. En varios momentos aparecen además cuadros visuales con proyecciones, utilería y movimientos coreográficos, que representan de forma creativa hechos históricos como la Batalla de las Piedras o el Éxodo.
Según expresó Darío Lapaz, el libreto se basa principalmente en la grabación original de la obra, aunque mantiene el cierre con la canción La vuelta del protector, agregada en años posteriores para subrayar la vigencia de las ideas artiguistas. La formación instrumental incorpora el bajo eléctrico y el acordeón, con arreglos que apuntan a una sonoridad más contemporánea, manteniendo la esencia de la obra original y dotando a las canciones de nuevos colores. Mientras el público ingresa a la sala, los músicos interpretan el chamamé Algún camino, de Luis Alberto “Chichí” Vidiella, añadido espontáneamente durante los ensayos. La idea de renovación también se refleja en las danzas, que evocan formas tradicionales sin aferrarse estrictamente a ellas.
Lapaz destacó que el mayor desafío fue encontrar un equilibrio entre la profundidad simbólica de la obra y un enfoque lúdico, que evitara el exceso de solemnidad. “Tiene mucho peso simbólico la Cantata”, explicó. “Primero, por lo que significa Aníbal Sampayo; segundo, por la poesía elevadísima que utiliza, que le da un aire épico y solemne; y tercero, por la figura de Artigas. Como tenía esas tres cosas tan pesadas, quisimos entregarla de la manera más liviana posible. Pero no liviana en sentido peyorativo, sino de juego”. El resultado es un espectáculo accesible y atractivo, de 45 minutos de duración, “amable y adecuado para el público de hoy”, señaló Lapaz. La propuesta cumple con su cometido de abordar el patrimonio cultural desde una perspectiva social y artística, ofreciendo una versión renovada de la obra de Sampayo y homenajeando a Artigas desde una visión inclusiva y moderna.