El Instituto Nacional de Estadística (INE) definió el perfil de los trabajadores informales en Uruguay, un fenómeno que, aunque preocupante, se mantiene por debajo de los niveles de otros países de la región. En general, los trabajadores informales son cuentapropistas y contratistas independientes, con cifras que varían según la zona del país.
El promedio nacional de informalidad laboral es del 22,7%. Sin embargo, al desglosar los datos por departamentos, Artigas lidera con un 48,8%, seguido de Cerro Largo con 45,5% y Rivera con 39%. Paysandú, aunque por encima del promedio nacional, se encuentra en una posición intermedia, con un 24,7% de informalidad laboral.
El INE ha realizado una reclasificación de los contratos dependientes y los trabajos por cuenta propia, ya que la informalidad, vinculada históricamente a la pobreza, ahora afecta a otros grupos. Además del desempleo, el INE ha analizado la subutilización laboral, que afecta a las personas que, aunque tienen disponibilidad para trabajar a tiempo completo, no lo hacen. Esta realidad es más frecuente en la población femenina y afecta principalmente a los jóvenes, los residentes en el Interior y aquellos con niveles educativos más bajos. Es decir, se trata de una población particularmente vulnerable al desempleo en comparación con otros grupos etarios.
La ampliación de los criterios para medir la subocupación, la desocupación y la disponibilidad para trabajar ha puesto de relieve una problemática que existía, pero no tenía suficiente visibilidad. Anteriormente, la informalidad se definía por la falta de aportes a la seguridad social, pero actualmente también se incluyen los contratistas dependientes y aquellos que no aportan por la totalidad de su salario. El aporte parcial también cambia el panorama.
Este análisis revela un alto índice de informalidad en los cuentapropistas, como se esperaba, ya que el 60,9% de estos son dueños de unidades económicas informales debido a la inestabilidad temporal del trabajo. Es decir, la informalidad no está necesariamente vinculada a la pobreza o la exclusión social. Este escenario se difunde a nivel global, ya que la informalidad y la subutilización de la fuerza laboral es una de las “prioridades principales” de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
La preocupación radica en el aumento de la informalidad en sectores profesionales y técnicos, particularmente en los contratos dependientes, los cuales se están utilizando a nivel mundial. Aunque esto aún no es tan visible en Uruguay, es una tendencia que está comenzando a afianzarse. Durante la presentación de los datos del INE, estuvo presente Rafael Diez de Medina, director del Departamento de Estadísticas de la OIT, quien advirtió que el país es “privilegiado en comparación con la región”.
A nivel global, la economía se está desacelerando, y la tendencia para este año no es mucho mejor. El empleo se ha mantenido estable, pero el crecimiento se debe principalmente al aumento de la población activa. En promedio, el índice de desempleo global se mantiene en un 5%, aunque el desempleo juvenil alcanza el 12,6%.
En Uruguay, la tasa de desempleo juvenil es mucho más alta: en 2024, cerró con un 24,8% de desempleo entre los jóvenes de 14 a 24 años, y un 10,5% entre los de 25 a 29 años. En general, el trabajo y la pobreza han vuelto a los niveles previos a la pandemia, con dificultades para la creación de nuevos empleos. Las diferencias entre hombres y mujeres son notorias, ya que hay una menor participación femenina en la población activa.
En el promedio anual, el año pasado se crearon unos 35.000 puestos de trabajo, lo que impactó en las estadísticas y ubicó la tasa de desempleo en un 7,4% en diciembre. Sin embargo, el litoral sigue siendo una zona problemática, y Río Negro lidera con un 14,4% de desempleo en el trimestre de octubre-diciembre. Le siguen Treinta y Tres con un 12,8%, Tacuarembó con un 10,7%, y Salto, que ocupa el cuarto lugar con un 10,1%. Paysandú, por su parte, está por encima del promedio nacional con una tasa de desempleo del 9,6%.
Finalmente, otro tema importante es la situación de quienes deben pagar la pensión alimenticia. Según el registro del Banco de Previsión Social (BPS), en diciembre de 2023 se contabilizaron 68.907 personas que reclamaban el pago de pensiones alimenticias, debido a las dificultades que genera el empleo informal. De esa población, el 95,5% son varones, y la mayoría tiene entre 30 y 39 años. La Asociación de Defensores Públicos destacó esta realidad, ya que atienden el 55% de los casos, cuyos datos provienen del Registro Nacional de Obligados Alimentarios del BPS, creado por ley.
En diciembre de 2023, los departamentos con mayor cantidad de personas obligadas al pago de pensiones alimenticias fueron Montevideo, Canelones, Maldonado, Salto y San José, con un incremento en los últimos tres años. En diciembre de 2022 había 49.450 obligados, cifra que subió un 17% a 58.044 en diciembre de 2023, y continuó aumentando hasta los 68.907 en diciembre de 2024.
La informalidad ha sido un problema persistente en el ámbito laboral, y afecta a los distintos gobiernos, así como las tasas de empleo y desempleo. Estos fenómenos sociales están presentes en la región y se están volviendo más frecuentes. Durante la Estrategia de Formalización para América Latina y el Caribe 2024-2030, la OIT presentó los datos correspondientes a la mayoría de los países, que rondan el 70%, con Bolivia alcanzando el pico máximo, cerca del 80%.
En este contexto, Uruguay se destaca como el país con menor informalidad en la región, seguido por Chile (25,8%) y Brasil (37,2%). De acuerdo con el estudio de la OIT, las ramas de mayor informalidad en América Latina corresponden al sector agropecuario, donde ocho de cada diez trabajadores están en la informalidad, y a la construcción, donde la informalidad afecta a siete de cada diez trabajadores.
De acuerdo con el mismo estudio del INE en Uruguay, la alta informalidad en América Latina está vinculada a los trabajadores por cuenta propia, quienes tienen entre tres y cuatro veces más probabilidades de vivir en situación de pobreza en comparación con los trabajadores formales.
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