El pasado domingo, EL TELEGRAFO publicó un artículo titulado “Contexto socioeconómico influyó directamente en desempeños de escolares, según pruebas Aristas”, el cual se refiere a una dura realidad que enfrenta nuestro país, como tantas otras en materia de salud o seguridad. De acuerdo con el artículo mencionado, “Las pruebas Aristas, a cargo del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed), son la principal herramienta para medir el desempeño en lectura y matemática de los estudiantes del sistema educativo uruguayo de centros públicos y privados, además de las más conocidas PISA. La medición se aplica en tercero y sexto de escuela, y en noveno grado de la educación media”.
Según el referido artículo, “después de dos mediciones aplicadas en 2017 y 2020, en 2023 se aplicó una tercera en una muestra representativa de escuelas primarias de todo el país. Este lunes se publicó el estudio y se presentó públicamente los principales resultados, que muestran un estancamiento de los resultados respecto a 2020 y una mejora para los estudiantes de tercer grado con relación a 2017. En 2023 39,6% de los niños de tercer grado se ubicó en los dos niveles más bajos de desempeño en las pruebas de lectura, que en total cuentan con cinco niveles de logro. Este resultado demuestra el cumplimiento de la meta que se fijó el gobierno saliente en la educación, que se propuso que menos de 43% de los estudiantes estuvieran en las dos categorías de peores resultados al final del período. El estudio da cuenta, sin embargo, de una situación que se podía ver en mediciones anteriores: la dependencia directa con el contexto socioeconómico. (…) Los estudiantes de tercero ubicados en las dos categorías más bajas de lectura fueron 17,9% en las escuelas de contexto muy favorable y la cifra llega a 61,1% en el contexto muy desfavorable. De otra forma, “en el contexto muy favorable el porcentaje de alumnos de tercero en el nivel más alto de lectura es del 38,7%, mientras que en el contexto más desfavorable es del 7,4%”. De hecho, si se excluye el efecto del contexto del centro educativo, las escuelas de práctica presentan mejores resultados que los colegios privados, que en su totalidad son centros de contextos favorable y muy favorable. (…) Teniendo en cuenta entonces cómo se comportan los centros educativos de distinto contexto socioeconómico, en los de contexto muy favorable sólo el 18,9% de los estudiantes se ubican en los peores niveles de desempeño, porcentaje que sube a 67,4% en las escuelas de contexto muy desfavorable”.
La realidad que arrojan las pruebas Aristas lamentablemente no es nueva y viene creciendo y generalizándose en todo el territorio nacional En efecto, la persistente inequidad socioeconómica es un factor determinante en los resultados de estas pruebas. No basta con el acceso a la educación formal, ya que ello se trata simplemente de un primer paso que debe ser acompañado por programas sociales en territorio que apoyen el esfuerzo educativo de los niños y su integración. Es más, el simple crecimiento de la matrícula educativa tampoco puede constituir una meta por sí sola, ya que una vez incorporados a las aulas, esos niños pueden sufrir de lo que se ha dado en llamar “inclusión desigual”.
Como ha señalado la investigadora Natalia Krüger, “las funciones fundamentales que se le asignan a la escolarización suelen destacarse dos: promover el desarrollo de aprendizajes socialmente significativos y redistribuir el capital sociocultural, favoreciendo la igualdad y la cohesión social. Para considerar ambos aspectos al evaluar la calidad y equidad de un sistema educativo, los conceptos teóricos como el de inclusión educativa deberían contemplarlos”. Para Krüger, “existen instancias de marginación dentro de los sistemas educativos que perpetúan las desigualdades sociales iniciales”. En el mismo sentido, algunos autores afirman que “algunos problemas de injusticia social resultan de condiciones desfavorables de inclusión, más que de la exclusión propiamente dicha. Conviene entonces ampliar la noción de exclusión incorporando situaciones de “inclusión en condiciones de desigualdad”, o “inclusión desigual”.
Según lo ha expresado Krüger, existen tres dimensiones principales de la exclusión. En primer lugar, la dimensión de cobertura (es la condición necesaria, si bien insuficiente, para que exista inclusión educativa. Se refiere a la asistencia a la escuela, la progresión de acuerdo a lo esperado y la permanencia durante toda la etapa de escolarización básica). En segundo lugar, la dimensión de aprendizajes (más allá de la inclusión en el sistema, se requiere de la inclusión respecto a los aprendizajes alcanzados, adquiriendo competencias y conocimientos que permitan comprender, socializarse y desarrollarse en un mundo complejo). En tercer lugar, la dimensión de integración-segregación (el concepto de inclusión educativa asociado cada vez más al de cohesión e inclusión social. La escuela puede considerarse un espacio privilegiado para promover la socialización entre distintos estratos socioeconómicos, educando en el respeto y la igualdad. Sin embargo, la posibilidad de que la educación contribuya a construir una ciudadanía democrática se ve limitada en la mayoría de los países de la región, debido a la segregación social y académica de los estudiantes)”.
Es importante tener en cuenta que los códigos, cultura y costumbres de varias de las zonas denominadas románticamente como de “contexto crítico” son la muestra más descarnada de que el Uruguay integrado socialmente del cual tanto nos jactamos los uruguayos, hace muchas décadas que no existe. A pesar de que sigamos soñando con seguir siendo “una penillanura suavemente ondulada” la verdad es que Uruguay es un gran cantegrill donde abuelos, hijos y nietos siguen configurando y reproduciendo esquemas de marginación marcados por el abandono, el abuso sexual, las drogas, la violencia familiar y el narcotráfico, el cual genera a su vez un nuevo tipo de violencia, así como modelos de vida basados en el dinero fácil y el poder efímero. Prueba de ello es que muchos niños que viven en esas condiciones aspiran a ser narcotraficantes antes que ganarse el pan dignamente con un trabajo. El reciente video del youtuber argentino Joaco Santos sobre los “niños pirañas” en barrios marginados de Montevideo deja en claro que se trata de una realidad que no se puede “barrer bajo la alfombra”. Es una realidad que, aún cuando a los políticos no les gusta reconocerla, existe y requiere soluciones integrales abordadas desde diferentes perspectivas.
Así las cosas, la segregación causada por niveles socio económicos constituye una de las principales causas de reproducción de las desigualdades sociales a través del sistema educativo. Como ha señalado Natalia Krüger, “en la región latinoamericana se ha registrado durante las últimas décadas una inclusión educativa desigual, tal que las nuevas generaciones se insertan en la escuela en condiciones de escasa integración social, incrementando potencialmente la desigualdad de oportunidades”.
De eso se trata la denominada “inclusión desigual” y contra la cual nuestro país debe luchar en forma urgente y sostenida, buscando, alcanzando y ejecutando los acuerdos políticos de largo alcance que sean necesarios para ello. → Leer más