Poder desarrollar y mantener un trabajo que permita satisfacer las necesidades de la vida diaria de la población constituye un desafío histórico. A lo largo del tiempo, han existido –y existen– una gran variedad de variables y condiciones nacionales, regionales y mundiales que facilitan o dificultan esa meta.
En la actualidad, el empleo enfrenta múltiples amenazas. Las tensiones geopolíticas, las disrupciones comerciales y la evolución tecnológica se presentan como factores de especial atención, según el informe sobre Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo, divulgado recientemente por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Este organismo de Naciones Unidas revisó su previsión de empleo mundial para 2025, proyectando ahora la creación de 53 millones de puestos de trabajo, en lugar de los 60 millones que había estimado previamente para este año. Esta reducción —que implica unos 7 millones de puestos de trabajo que ya no existirán— se basa en las proyecciones de crecimiento económico publicadas en abril por el Fondo Monetario Internacional.
Hay factores de economía y política internacional que están incidiendo con fuerza. Por ejemplo, la OIT estima que aproximadamente 84 millones de empleos en 71 países –directamente vinculados a la demanda de consumo estadounidense– están cada vez más amenazados por las tensiones comerciales derivadas de las medidas adoptadas por el actual gobierno de Estados Unidos. El impacto se espera especialmente significativo en Canadá, México y en la región del Asia-Pacífico, donde se concentran nada menos que 56 millones de esos empleos.
“Sabemos que la economía mundial está creciendo a un ritmo más lento de lo previsto. Nuestro informe señala que, si continúan las tensiones geopolíticas y las perturbaciones del comercio, y si no abordamos cuestiones fundamentales que están reconfigurando el mundo del trabajo, es muy probable que se produzcan repercusiones negativas en los mercados laborales de todo el mundo”, advirtió el director general de la OIT, Gilbert F. Houngbo.
Otros aspectos preocupantes que destaca el informe tienen que ver con la distribución de los ingresos, el desplazamiento del empleo hacia trabajos de alta calificación y el impacto de la inteligencia artificial generativa.
El análisis señala que la participación de los ingresos del trabajo cayó al 52,4% en 2024, con descensos más marcados en América y África. Se trata de “una erosión de parte de la renta mundial destinada a los trabajadores”, que ejerce presión al alza sobre la desigualdad y pone en evidencia una “desconexión entre el crecimiento económico y la remuneración de los trabajadores”.
Aunque el nivel educativo continúa en ascenso a escala global, el mercado laboral se caracteriza por importantes desajustes educativos. En 2022, apenas el 47,7% de los trabajadores poseía cualificaciones acordes con los requisitos de su puesto. Esto ocurre en un contexto de desplazamiento del empleo hacia tareas de alta calificación, con nuevas tecnologías que ya inciden notablemente en el ámbito laboral.
En este sentido, la OIT advierte que casi uno de cada cuatro trabajadores podría ver transformado su empleo por efecto de la inteligencia artificial generativa. “Una mayor proporción de puestos en ocupaciones de cualificación media presenta algún grado de exposición, pero un mayor porcentaje de los trabajos en ocupaciones de alta cualificación se encuentra altamente expuesto, por lo que las tareas existentes podrían ser potencialmente automatizadas”, señala el informe.
El resultado de este detallado análisis es que el 25% del empleo mundial se encuentra en ocupaciones potencialmente expuestas a la IA generativa, porcentaje que asciende al 34% en los países de altos ingresos. Además, la exposición entre mujeres es significativamente mayor, ya que los empleos con mayor riesgo de automatización representan el 9,6% del empleo femenino, frente al 3,5% en el caso de los hombres. Entre estos empleos se incluyen tareas administrativas y trabajos cognitivos altamente digitalizados en sectores como los medios de comunicación, el desarrollo de software y las finanzas.
El estudio –realizado por la OIT en conjunto con el Instituto Nacional de Investigación de Polonia (NASK)– subraya que estas cifras reflejan una exposición potencial, no pérdidas reales de empleo. Añade que las limitaciones tecnológicas, la falta de infraestructura y las carencias de competencias harán que haya variaciones entre países y sectores.
Asimismo, el informe hace un llamado a los gobiernos, y a las organizaciones de empleadores y trabajadores, para participar en un diálogo social y diseñar estrategias proactivas e inclusivas que mejoren la productividad y la calidad del empleo, especialmente en los sectores más expuestos.
Como resulta evidente, el mapa del empleo mundial presenta grandes nubarrones, y si ya hoy es preocupante, lo será aún más cuando se incorporen los 1.200 millones de jóvenes que ingresarán a la población activa en las próximas décadas.
En muchos países, incluido el nuestro, es probable que sobre las espaldas de una población joven en franco retroceso –que en su mayoría aún no toma conciencia de los problemas que se avecinan, y que hoy transita las aulas liceales, universitarias o se desempeña como trabajador informal– recaigan no solo los desafíos del empleo, sino también el peso de los costos sociales y sanitarios del envejecimiento poblacional. Este fenómeno, enmarcado en una transición demográfica caracterizada por una mayor esperanza de vida y un aumento sostenido del porcentaje de personas mayores en la región, continuará en los próximos años.
Junto a esto, vienen también grandes desafíos vinculados a la sostenibilidad de los sistemas de seguridad social y pensiones –que ya muestran señales de agotamiento–, a los altos niveles de informalidad y al previsible aumento de las desigualdades de género.
Para los uruguayos, la necesidad no es solo discutir, sino gestionar y buscar soluciones efectivas para los problemas de nuestras vejeces, crear empleo decente para las nuevas generaciones y salvaguardar los derechos laborales. Estas metas deben acompañar tanto los planes de crecimiento económico como los ajustes que impongan las recesiones.
Porque es evidente que también aquí calzan perfectamente las palabras del director de la OIT: la conexión entre el empleo de calidad y la prosperidad difícilmente puede ser más evidente o más urgente. → Leer más