Por una prensa libre, independiente y ética

“Lo que importa es la información, no la opinión que se tiene sobre ella”. (Anna Politkovskaya, premio mundial de la libertad de prensa Unesco/Guillermo Cano 2007)
Se recuerda hoy en los cinco continentes el Día Mundial de la Libertad de Prensa, que pone al periodismo como protagonista de uno de los derechos humanos elementales, el de brindar y recibir información para un libre debate de ideas con base en conocer la verdad de los hechos.
Porque la libertad de prensa es el derecho que tenemos los periodistas de decir y publicar lo que generalmente algunos no quieren que se sepa. Entre esos “algunos” obviamente están los gobiernos, pero también quienes manejan el poder económico y financiero, las grandes empresas locales o multinacionales y otros tipos de poder, sean públicos o privados, legales o clandestinos.
Pero la libertad de prensa también incluye –necesariamente, porque de otra manera no tiene sentido– el derecho de todos los ciudadanos a recibir y conocer esa información, siempre que sea verdadera.
La libertad de expresión no tiene límites, según el Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, donde se afirma que “Toda persona tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión, lo que implica el derecho a no ser perseguido por sus opiniones, así como el de buscar, recibir y difundir, sin consideración de fronteras, informaciones e ideas por cualquier medio de expresión”. No admite dos interpretaciones: derecho a emitir información y a recibirla.
La Organización para la Educación, la Ciencia y la Cultura, la Unesco, la agencia que encabeza la conmemoración de este día, ha elegido este año como lema el de “Mentes críticas para tiempos críticos” con el objetivo de destacar el papel de los medios en el avance hacia sociedades más pacíficas, justas e inclusivas. Y la única forma de lograrlo es con base en la verdad.
Lamentablemente, en ocasiones –cada vez más seguidas– se propagan noticias falsas, que pueden comprender la política o la economía local, y también las noticias internacionales. Y por falsa también se puede tomar una información sesgada o incompleta. Ese es uno de los desafíos que tienen los medios de comunicación: no confundir rumor infundado con noticia.
Según el informe de la ONU para este año sobre Libertad de Prensa, “Los medios independientes, objetivos y neutrales pueden contribuir a desactivar tensiones, promover el diálogo y contener los conflictos, mientras que, en cambio, el periodismo sesgado y falso puede exacerbar la violencia. Cuando se utilizan de manera indebida con fines propagandísticos, los medios de comunicación pueden facilitar la incitación a la violencia y la divulgación de rumores”.
Es que la era digital brinda muchas oportunidades de acceso a la información, de creación y de distribución de conocimiento, y ha facilitado el intercambio y el diálogo. No obstante, y a veces por la rapidez de divulgar algo, o a veces por falta de ética, el acceso a la información del ciudadano no siempre representa tener acceso a la verdad de los hechos. De ahí que el trabajo periodístico profesional, de consulta de fuentes y confirmación de datos, se vuelve cada vez más relevante y necesario en nuestra sociedad. Las redes sociales muchas veces amplifican noticias o informaciones que hacen bien al ciudadano, y en muchos otros casos –la mayoría quizás– no tanto. Hay que buscar el equilibrio entre la libertad de expresión y el respeto a la verdad de los hechos, lo que no significa limitar el derecho sino ejercerlo con la responsabilidad que merece.
“Desde que permite empoderar a los ciudadanos, la libertad de información es una de las piedras angulares de la democracia participativa. Asimismo, desempeña un papel importante en la promoción de instituciones responsables y efectivas que fomenten el Estado de derecho. Así, garantiza que los ciudadanos puedan solicitar la rendición de cuentas a sus instituciones estatales a través del escrutinio público. Un mejor flujo de información también contribuye a mejorar la eficacia y la capacidad de respuesta de estas instituciones, al tiempo que fortalece la confianza del público en sus gobernantes”, dicen las Naciones Unidas en este Día Mundial de la Libertad de Prensa 2017 en su artículo central “Mentes críticas para tiempos críticos: el papel de los medios para el avance de sociedades más pacíficas, justas e inclusivas”.
John Lloyd, periodista del diario Financial Times, afirmó que “el ocaso de los periódicos impresos y su paso a Internet los deja a merced de los enormes flujos de información, fantasía, filtración de información, teorías conspirativas y expresiones de benevolencia y de odio”. No obstante nada es absoluto, y un colega también estadounidense, Jim Rutenberg del New York Times, dijo que las noticias falsas podrían servir para aumentar el valor de las noticias verdaderas, y expresó que “si esto sucediera, será el periodismo de excelencia quien salve al periodismo”.
Hoy, que abunda la publicación de información sin procesar, la información basura, se necesita de los medios de comunicación un periodismo ético, original, profundo, crítico y bien documentado. En ese camino estamos.