Apertura comercial para superar la dependencia

“Lo que nunca debemos fomentar es una dependencia comercial de destino con nadie, con nadie. Una economía pequeña lo que tiene que tener es una fuerte capacidad de sustitución de orígenes y de destinos, de dónde comprás y dónde vendes. Las dependencias comerciales en términos de relaciones internacionales se pagan”, reflexionó el economista Marcel Vaillant, profesor grado 5 de la Universidad de la República en Comercio Internacional e Integración Económica, a partir de la situación de Uruguay en el Mercosur y el escenario internacional.
Las reflexiones del experto van en sintonía con lo que hemos aportado en más de una oportunidad desde esta página editorial, en cuanto a tener en cuenta que la dimensión de la economía uruguaya, su presencia geopolítica, su posición estratégica pero también sus vulnerabilidades y dependencias, hacen que el encierro sea poco menos que un certificado de defunción, a diferencia de lo que ocurre con países como nuestros vecinos Brasil y Argentina, con una historia comercial basada en proteccionismos. Sin embargo, nuestros hermanos norteños están desandando ese camino y se proyectan hacia otra dimensión.

Sobre todo, estos apuntes vienen a cuento de las asimetrías de las economías que se han acentuado en la región, a partir de la situación en Argentina, al punto que el escenario de la vecina orilla contamina las zonas fronterizas, sobre todo con Uruguay, donde tiene mucha mayor influencia debido al tamaño de nuestro país.
A juicio del economista, la postura que plantea Uruguay en el Mercosur con el gobierno de Luis Lacalle Pou, en el sentido de flexibilizar el acuerdo y habilitar que se puedan establecer acuerdos comerciales con países extra bloque, ya contaría con el aval implícito de Brasil, que se ha abierto del frente común proteccionista con Argentina y ello abre otras posibilidades de que se concrete este aggiornamiento comercial.

Vaillant indica al respecto que “Brasil de algún modo, o más que de algún modo, está avalando lo que Uruguay está haciendo. Este año, previo a la cumbre del Mercosur, hubo un protocolo adicional al acuerdo de complementación que genera una gran innovación en la relación del comercio regional entre Uruguay Brasil: permite marcar origen en Zonas francas. Eso es un gesto de apertura. Brasil pidió la adhesión al acuerdo de compras de la OMC”.

Agrega que la nación norteña “ha sido muy ambiciosa en la negociación del acuerdo con Singapur. Por primera vez en la vida propuso acuerdo con una liberalización de lista negativa. Además, quiere entrar a la OCDE. En Brasil algo está cambiando en esa dirección. Creo que esto le da verosimilitud al hecho de que lo que está haciendo Uruguay en el contexto del Mercosur es algo que está alineado con el líder de la región. Considerando que esto es un tema de relaciones internacionales y de real politik, no un tema de reglas, no? Todo el análisis de si Uruguay tiene derecho de negociar con terceros fuera del Mercosur desde el punto de vista normativo es una discusión y un enfoque totalmente equivocado”.
Agrega que “entre las reglas y la real politik, el Mercosur ha sido moldeado por las relaciones internacionales y por los poderes relativos como un acuerdo que consolidó el pacto proteccionista entre Argentina y Brasil. Eso cambió definitivamente porque el líder del bloque está mostrando una dirección distinta. Uruguay en esto va para adelante, Argentina va para atrás. Es un contexto internacional”.

Precisamente de eso se trata, de la importante fisura en el bilateralismo brasileño-argentino que ha condicionado al bloque desde sus inicios, porque Itamaraty se ha despegado de Buenos Aires y ha asumido que con la postura argentina de ir a contramano del mundo no se llega a ningún lado. Lo señala el economista al expresar al semanario Búsqueda que “en Brasil algo está cambiando. El problema de Argentina es que hay una confusión de visiones y perspectivas, tanto en el gobierno actual como en la oposición. Sigue habiendo una confusión en relación con la integración al mundo. Cuando se ve que la Argentina tiene las oportunidades en la apertura, basta mirar la capitalización de mercado de Mercado Libre. Las oportunidades de Argentina son evidentes y, sin embargo, no existe un consenso y nadie se atreve a hablar de apertura con claridad”.

En tanto “en Brasil eso ha ocurrido. Y Brasil no solamente ha declarado y tiene relato, sino que ha hecho cosas concretas. Primero, lo que está haciendo Uruguay sería imposible en un contexto de no haber bajado el ‘costo Brasil’ de hacer un acuerdo como primer paso para luego buscar acuerdos fuera del Mercosur”.
Recuerda a la vez que el pacto proteccionista entre Argentina y Brasil “tiene como componente fundamental la no integración al mundo, el no abrirte al mundo. Hemos hecho un trabajo en donde analizamos los costos de comercio intrarregionales y extrarregionales que va a presentar este jueves mi colega y coautor Pedro Moncarz. Lo que se observa es que las economías que más se integran intrarregionalmente son las que lo han hecho más extrarregionalmente. Decir que nos tenemos que integrar primero entre nosotros y mantener los niveles de protección extrazona es una mentira, es una falsedad. ¿Por qué nos integramos poco entre nosotros?”.

A la vez destaca que el tener economías proteccionistas “es típicamente una cuestión de nivel ideológico, de ideas que son antiguas, que son de los 60. Quizás en su momento fueron oportunas, pero hoy son anacrónicas”.
Bueno, el punto es que Brasil a partir del gobierno de Jair Bolsonaro ha dejado de lado esa mirada ideológica del Mercosur como club de presidentes amigos, cuando en la época de los gobiernos “progresistas” de José Mujica, los Kirchner y Lula, se dieron pasos que priorizaron lo “político (ideológico) por sobre lo jurídico”, como dijera Mujica, habilitando por ejemplo el ingreso de Venezuela por la ventana y suspendiendo a Paraguay, con una mirada voluntarista proteccionista a contrapelo de la realidad global.
Hoy Argentina se ha encerrado más y no tiene salida en el corto y mediano plazo y, lo que es peor, los gobiernos peronistas han pretendido atar al Mercosur –y consecuentemente a nuestro país– a ser cómplices.

Hoy por lo menos estamos ante el ancla de Brasil, aunque nunca se sabe cuanto puede durar cuando incluso está en la cercanía la contienda electoral presidencialista en ese país. Sería pertinente avanzar todo lo que se pueda en la dirección de flexibilización y apertura, sin quedarnos con esta única opción mercosurista, porque como bien dice Vaillant, Uruguay tiene que partir de identificarse “con lo que somos, un país ultrapequeño en términos de capacidades. Uruguay está en este lado del planeta y su política internacional tiene líneas de larga duración que no están en cuestión ni deberían estar”.
Pero sobre todo “lo que nunca debemos fomentar es una dependencia comercial de destino con nadie, con nadie”, desde que una economía pequeña tiene que tener una fuerte capacidad de sustitución de orígenes y de destinos, para no quedar atada a los avatares de depender de un solo mercado. Es que el costo de esta unilateralidad comercial puede pasar a ser traumática de un momento a otro y se termina pagando cuando menos se espera, a menudo en el peor momento”.