PILI aguarda mayor ingreso de leche a planta para ser rentable y perdurar ante adversidades

La situación de PILI no escapa a la realidad de las industrias del país, en especial del sector lácteo. A los altos costos para producir y un nuevo aumento de tarifas que inciden en la rentabilidad del negocio, se suma el escaso ingreso de leche a planta y la imperiosa necesidad de revertir la situación.
Son varios los temas que preocupan a la industria local. EL TELEGRAFO mantuvo una charla con el doctor Homero Nolla y su hijo, el ingeniero agrónomo Homero Nolla Palmieri, quienes coincidieron que a las adversidades “siempre le pusimos el pecho y esta no es la excepción”.
Un factor importante en la actualidad es el ingreso de leche a planta, que oscila en los 150.000 litros diarios. Las nuevas instalaciones determinaron una inversión importante y pueden recibir hasta 400.000, pero superando los 200.000 litros los números del negocio comenzarían a cambiar.
La empresa local negocia con la Cooperativa Nacional de Productores de Leche (Conaprole) –mediante el apoyo del Instituto Nacional de la Leche (Inale)– la posibilidad de recibir leche a façon de lo que la cooperativa recibe en la zona y así mejor la rentabilidad. “Sería muy importante que esto sucediera para cambiar la situación”, indicaron.
La industria sanducera vio, con el paso de los años, cómo las instalaciones anteriores, ubicadas en Vizconde de Mauá e Ituzaingó, no les permitían llegar a mercados más exigentes. La nueva planta, automatizada y con tecnología de avanzada, generó una importante inversión, que procura ser canalizada mediante mano de obra especializada y mayor flujo de leche para la elaboración de quesos, el producto insignia de PILI en el mundo.
Hoy el mercado más importante es Brasil. “Incluso con demanda en el presente verano, lo que para nosotros es un hecho importante, si tenemos en cuenta que el año pasado en estas fechas no nos compraba”, expresaron los integrantes del directorio de la empresa. Más allá de que las puertas están abiertas para ingresar a otros países, como Corea, Japón, China, Chile, etcétera, aspectos como aranceles y valores de compra de los quesos llevan a que por ahora sea más rentable venderle a la nación norteña.
Mientras se comercializaban los quesos con Venezuela, los valores superaban los 5.300 dólares por tonelada. Cuando el país caribeño entró en cesación de pagos, se comenzó a venderle a Brasil, pero a valores por debajo de los 2.500 dólares. “Prácticamente a la mitad de lo que pagaba Venezuela y con una importante cantidad de mercadería que había sido preparada para ese mercado. Tuvimos que cambiar el etiquetado y otras cosas”. Explicaron que eso fue “un cimbronazo importante para PILI y costó varios millones de dólares, que fueron pérdidas para la empresa”, enfatizaron.
Los responsables de la industria sostienen que “PILI no escapa a la complicada situación que atraviesa el sector lechero”, pero poder ir sorteando los obstáculos y encontrar las soluciones “es posible actualmente por el muy buen relacionamiento que tenemos con los trabajadores y el sindicato. Realmente están trabajando de una manera excelente y dándole para adelante”, indicaron.
También reconocieron cómo los proveedores han entendido la situación. “Sabemos que en PILI hay un prestigio de muchos años de trabajo, con seriedad y responsabilidad. Así lo comprenden y nos permiten seguir con el relacionamiento de tanto tiempo”.
Saben que el panorama no es alentador, pero reconocen que se debe seguir adelante, porque son muchas familias que dependen de PILI, una de las principales industriales lácteas del país, con un fuerte compromiso con la sociedad sanducera.