“Te sentís chiquito en esa inmensidad de arena”

Los pedalistas sanduceros Alberto Ferrazán, Juan Balbuena y Jorge Vidart, participaron de la prueba en la especialidad de mountain bike, denominada Titanes del Desierto que durante seis días se disputó en Marruecos, África, compitiendo en todo su transcurso en el desierto. Jornadas de más de 100 kilómetros, realmente agotadoras.
Lo hicieron también otros pedalistas uruguayos y todos pudieron culminar el esfuerzo, en lo que significó para ellos y algunos otros sudamericanos presentes toda una experiencia.
Jorge Vidart a su regreso quedó en Montevideo por razones laborales, en tanto Alberto Ferrazán y Juan Balbuena nos dieron pormenores de lo que fue esta competencia.
“Es como que te sentís chiquito en esa inmensidad de arena”, expresaron ambos. “Una vivencia especial, un clima tan inhóspito, un lugar que uno mira y se siente pequeño en esa vasta superficie. Uno mira hasta que se pierde la vista –agrega Balbuena– y la meta nunca aparece. Tenés que saber orientarte, porque no hay caminos, todo es arena”.
“La sensación que me deja es que esta carrera te ayuda a crecer como persona –manifiesta Ferrazán–, también como deportista, resulta tan dura, encontrás tantas dificultades que realmente te ponés contento, primero de poder participar, después de haber podido llegar y si todavía te fue bien en la general fantástico. Son muchas horas de encontrarte solo mientras vas pedaleando en un lugar inhóspito donde tenés que aprender a navegar, con una temperatura muy alta en un terreno como el desierto, arena pura, donde no te importa el viento de qué lado sopla. Que a veces te envuelve y sos vos, la bici y tratar de llegar”.
Y agregan ambos, la bicicleta se hunde, el cansancio se siente en todo el cuerpo, físico y mental, y hay que cuidarse de la deshidratación. “El clima es muy seco, se te seca enseguida la garganta”, aseveraron.
SIN PUBLICO
Nos cuentan que las etapas se largaban a las 8 de la mañana en punto y terminaban generalmente a la 1 y media de la tarde. “Te marcan un punto de salida y otro de llegada, pero no hay una ruta fija, cada cual se orienta por el GPS, por eso algunos mejor orientados recorren algún kilómetro menos que los otros. Prácticamente nosotros no nos veíamos en carrera. Si se rompe la bici tenés que arreglártelas por vos mismo, no hay ayuda de afuera. Solo veíamos camellos, helicópteros y algún nativo que cruzaba. Llegábamos y no había público, solo las autoridades, el personal de la organización y los ciclistas. La actividad no paraba, nos bañábamos, comíamos, después repasar las bicicletas, arreglar lo que hiciera falta. Vivíamos en campamentos que se renuevan todos los días. De noche la temperatura baja y podés dormir bien”.LA ORGANIZACION
Y agregan que “es una organización tan grande, una prueba mundialmente reconocida por lo bien organizada y es la competencia mediática más grande del mundo después del Dakar. Sus organizados vienen de aprender ahí. Son como una familia de 800 personas, una logística tremenda. Instalan todos los días los campamentos en las llegadas, baños, duchas, agua, cisternas, para los 480 corredores que participaron este año. Quedamos satisfechos de haber tomado parte y llegado, no hubo problemas de convivencia, todos nos trataron muy bien, corrieron muchos españoles, rusos, polacos, franceses, gente de Marruecos, argentinos, chilenos. Contentos de recibir el premio (Piedras fósiles). El costo de participación va por cuenta nuestra. Tenemos quienes nos apoyan. Ya se han conseguido algunas donaciones. Esta carrera aún no terminó, ahora viene la segunda parte ya pensando en las Escuelas rurales de nuestro departamento”, finalizaron. “Chapatín”