Sendic y su renuncia“compañera”

Nadie podía imaginar, en aquella sesión del Plenario Nacional del Frente Amplio celebrada en 2014, que aprobó la designación de Raúl Sendic como candidato a la vicepresidencia, que tres años después esa figura política que muchos calificaron como “ascendente” podría enfrentarse a un escenario tan comprometido como consecuencia de sus propias acciones públicas.
Es interesante recordar los elogios que el propio Tabaré Vázquez expresó en relación con su compañero de fórmula: “Raúl demostró otra faceta muy importante en el terreno de la ejecutividad, en el terreno de hacer las cosas. Ocupó el directorio de Ancap como vicepresidente y desde ese lugar asumió la responsabilidad que le habíamos dado de recuperar, de hacer renacer como el ave Fénix a toda una zona del país, en el norte, con el proyecto ALUR”. Las palabras de Vázquez dejan en claro que la gestión de Sendic como responsable de Ancap y de ALUR no sólo fue alentada y permitida por José Mujica y por el propio Vázquez, sino que también fue respaldada y valorada como un importante antecedente para designarlo como candidato para integrar la fórmula presidencial frenteamplista. Tres años más tarde, y preocupado por su propia imagen y por la caída que reflejan las encuestas sobre una gestión apática y con poca imaginación, los elogios de Vázquez se transformaron en una frase que selló la suerte del otrora “niño dorado” de la política nacional: “Cuando se presenta una renuncia, se presenta una renuncia”.
Ante los hechos consumados, el vicepresidente ha tomado un camino que denunciamos hace algunas semanas en un editorial de EL TELEGRAFO: tratar de evitar la participación del Poder Judicial en las denuncias que lo involucran, desconociendo las facultades que la Constitución Nacional le otorgan a los tribunales, por encima de los que ningún gobernante y ningún partido político puede pretender colocarse. Afortunadamente, y a pesar de los múltiples ataques de muchos representantes de la fuerza política gobernante, la Justicia de nuestro país sigue siendo independiente y otorga plenas garantías a quienes se someten a sus dictámenes. Fruto de esa visión surgió en su momento la idea peregrina y antidemocrática de que la actividad del Poder Judicial podía ser sustituida por la “justicia compañera” del Tribunal de Conducta Política del Frente Amplio, porque nada puede ser mejor que ser juzgado por aquellos que piensan igual que uno mismo. Esta actitud del Frente Amplio no debe sorprender a nadie, porque situaciones similares se han producido con la fecha del 18 de Julio en la que se pretende sustituir la conmemoración de la Jura de la Constitución por el día que se debe exhibir la bandera frenteamplista o el caso del 25 de Agosto, que ha dejado de ser una ocasión para recordar la Declaración de la Independencia para transformarse en el Día del Comité de esa fuerza política. El silencio gubernamental sobre esta supuesta renuncia forma parte de esa estrategia y demuestra que las decisiones importantes ya se tomaron en la sede del Frente Amplio, por lo que cualquier actuación ante el Poder Legislativo es un acto meramente formal ya que para el vicepresidente la autoridad de una figura política no reside en la ciudadanía sino de los órganos internos del Frente Amplio. Lejos, muy lejos, han quedado las enseñanzas de José Artigas y su señera frase “Mi autoridad emana de vosotros y ella cesa ante vuestra presencia soberana”.
Ese desprecio por los ámbitos institucionales previstos en la Constitución Nacional se refuerza por la forma en que las decisiones son comunicadas e instrumentadas. Renunciar a un cargo tan importante como la vicepresidencia de la República a través de un mensaje en Twitter (“Presenté ante el Plenario del FA mi renuncia indeclinable a la Vicepresidencia. Se lo comuniqué también al presidente Tabaré Vázquez”) es una falta de respeto a todos los uruguayos, pero hacerlo ante un órgano interno de un partido político en lugar de hacerlo en los ámbitos previstos en nuestro ordenamiento jurídico no hace más que demostrar que su falta de respeto por estos últimos.
Conjuntamente con su desconocimiento de la institucionalidad republicana, Sendic ha evitado dar respuestas claras a los cuestionamientos que se le han formulado y para ello ha tejido una maraña de respuestas evasivas, largos silencios, argumentos contradictorios y sobre todo una voluntad manifiesta de prolongar una situación que le hace mal a todo el sistema democrático uruguayo. Como consecuencia de su negativa a asumir las responsabilidades que le corresponden y de la soberbia que exhibió en cada una de sus apariciones públicas, el vicepresidente sumergió al país en una discusión que ralentizó la toma de decisiones en temas fundamentales, postergando resoluciones que no admitían demora. Tal vez el más contundente y demoledor resumen de la falta de claridad y autocrítica asumida por Sendic está contenida en el tweet de Diego González, el conductor que participa del programa televisivo “Masterchef” y que está dirigido a quienes tratan de presentar al vicepresidente como un valiente por renunciar a su cargo: “No amigo, valentía es otra cosa”.
El daño que Sendic y el Frente Amplio le han causado a la institucionalidad del país es irreparable y constituye el triste saldo de este sainete criollo que conmueve los cimientos más profundos de nuestra democracia. A ello debe sumarse que Sendic nos ha dejado un legado de enormes pérdidas económicas en Ancap y sus subsidiarias que el gobierno trata de subsanar mediante la creación o aumento de tributos, el mantenimiento de precios exorbitantes de los combustibles e incluso el recorte de inversiones en áreas sensibles que afectan a muchos compatriotas (educación, salud, seguridad, etcétera) o en la propias dependencias de ese organismo o de ALUR en Paysandú, con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo.
Una vez que el Frente Amplio o el gobierno Nacional entiendan conveniente informar a la población sobre qué pasará con la supuesta renuncia del vicepresidente, los uruguayos podremos saber qué pasos se pretenden dar en esa materia. Está claro que dejar el cargo que hoy ocupa no sería un perjuicio para Sendic, ya que seguramente sería designado embajador, representante ante un organismo internacional o asesor con abultados honorarios. Mientras tanto los uruguayos de a pie, los que no tenemos tarjeta corporativa ni padrinos políticos y pagamos con grandes sacrificios nuestros propios gastos, seguiremos sufriendo las consecuencias de los errores cometidos por alguien que obviamente no estaba preparado para las responsabilidades que le tocó ejercer.