Un caso de éxito

La selección uruguaya de fútbol volverá a un Mundial de la mano del maestro Oscar Washington Tabárez, por tercera vez consecutiva, algo que no ocurría desde hacía varias décadas, cuando la celeste accedió a la Copa del Mundo de 1962, 1966 y 1970 (también fue a la de 1974).
El proceso –una palabra que tomó una connotación positiva con este director técnico– es un caso de éxito, sustentado en el trabajo bien planificado, en objetivos bien claros y en estándares de conducta y de contracción a los entrenamientos más que transparentes.
Luego de la nefasta década de 1990, donde la obtención de la Copa América de 1995 resultó ser un oasis en el desierto, y de una primera década del nuevo milenio con altos y bajos –más bajos que altos–, llegó la hora de una segunda etapa de Tabárez al frente de la selección del deporte más popular del país. El exentrenador de Peñarol arrancó en 2006 y al cabo de 11 años, ha edificado una línea y una impronta que –y es la mejor señal– los propios jugadores bancan a muerte. Y a todo esto, ha cosechado éxitos deportivos, ni más ni menos, lo que quiere el hincha.
Además de clasificar a los Mundiales de Sudáfrica 2010 y Brasil 2014, y de estar en las puertas de Rusia 2018 sin necesidad de apelar al repechaje, con Tabárez Uruguay ganó la Copa América disputada en Argentina en 2011. En Sudáfrica, la celeste logró un histórico cuarto puesto y las selecciones juveniles –porque todo forma parte del proceso del maestro– han conquistado otros éxitos, como el título Sudamericano Sub 20 de este año, un subcampeonato Mundial Sub 20 y un subcampeonato Mundial Sub 17, y la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de 2015.
En un deporte que vive una histeria constante, en el que los directores técnicos se cambian a la primera de cambio, a la primera o segunda derrota, en el que no hay paciencia y nadie espera, los planes a largo plazo siempre se valoran y llaman la atención. Son muchos los casos en el mundo del fútbol de procesos de varios años llenos de títulos o, al menos, de la construcción de una identidad. En el fútbol, como en cualquier deporte y en la vida misma, no se puede ganar siempre. Pero, a la larga, cuando se tienen claras las cosas y se da tiempo para el trabajo y la planificación, los frutos aparecen.
En el fútbol europeo, donde se respetan más las planificaciones, es más fácil encontrar casos de entrenadores con muchas temporadas a cuestas en el mismo club. Está el caso del escocés Alex Ferguson, quien dirigió al Manchester United desde 1986 hasta 2013, casi tres décadas. También en Inglaterra, aún está al mando del Arsenal el francés Arsene Wenger, al frente de equipo londinense desde 1996; y eso que en todo ese tiempo no ha conseguido el título que más quieren sus aficionados: la Champions League. En España, el más significativo, es el del “Cholo” Simeone en el Atlético de Madrid. Sacó al club de la capital española de las tinieblas y lo volvió a colocar en los primeros lugares de Europa, siempre remando detrás de los superpoderosos Barcelona y Real Madrid.
Lo de Ferguson en el Manchester United llegó incluso a la Universidad de Harvard. Anita Elberse, profesora de marketing en la escuela de negocios de esta casa de estudios, se le ocurrió analizar el caso de éxito de sir Alex Ferguson, más de un cuarto de siglo al frente del Manchester United, en una investigación que expuso a sus alumnos.
Lejos del fútbol, el estudio de Elberse se centra en la gestión que ha encumbrado a Ferguson como uno de los mejores entrenadores de la historia, imborrable su huella en el Manchester United.
La publicación destaca la capacidad de gestionar y motivar a “algunos de los más grandes atletas del mundo” sin perder de vista las últimas novedades en tecnología y pautas de entrenamiento, además de planear la estrategia tanto en el campo como en los despachos. “Sir Alex subraya la diferencia entre construir un equipo y construir un club”, cuenta Elberse, que detalla el empeño de Ferguson de revolucionar el club nada más llegar con un programa de formación para jóvenes, senda similar que acaba de tomar el Manchester City, 25 años más tarde.
Además de prestarse al estudio, Ferguson quiso estar presente en el aula el día que Elberse expuso a sus alumnos sus conclusiones. “Tuve que tener en cuenta que se abría una posibilidad para hacer algo que no había hecho antes. A estas alturas de mi vida, sentía que si estaba ayudando al progreso jóvenes a través de mi experiencia en la gestión, sería un factor importante para mí”, confesó más tarde el extécnico del United, uno de los grandes clubes de Inglaterra.
La victoria de Uruguay ante Paraguay de visitante, un 2-1 que puso a los celestes con un pie en Rusia, responde también a un trabajo planificado, llevado adelante desde hace mucho tiempo. En el fútbol se puede perder hasta de forma increíble.
Pero si hay una labor que respalda las acciones, al final del día el éxito estará más a la mano. Uruguay en toda esta eliminatoria nunca bajó del tercer lugar, siempre estuvo en zona de clasificación directa. No ha sido casualidad. Lo de jugar más lindo ya es otro tema. Tabárez ordenó la casa y, de la mano del talento uruguayo, ha demostrado ser un caso de éxito mundial.